Martes Santo

El verde esperanza llena el barrio de Nueva Málaga después de un larga espera

La cofradía de Nueva Esperanza se mece en un cortejo en el que, desde su salida, se acumulan los aplausos - Melodía y pasos del Nazareno del Perdón se fusionan a entradas de Mármoles

Ana Barranco

Ana Barranco

Tres de la tarde. Menos de lo que se tarda en escuchar el último disco de Rosalía para que se abran las puertas de la cofradía. El sol queda difuminado en esta tarde de Martes Santo por unas nubes que intentan quitarle el protagonismo y que crean cierta incomodidad después de que el año pasado la barriada de Nueva Málaga llorase por el regreso, mucho antes de lo esperado, de los titulares de la hermandad de Nueva Esperanza. 

Por todas partes se intuye aquel poema al que Ana Belén y Manzanita pusieron melodía, el de Federico García Lorca que defendía: "Verde que te quiero verde". El verde de las ramas, incluso del viento. Hoy es el verde de los pañuelos, las camisas e incluso los polares. Hoy es el verde de su manto, el de Ella, María Santísima de Nueva Esperanza, Santa Ana y San Joaquín, en honor a la iglesia en la que pasa la mayoría de sus horas. 

La cofradía, que sale con ímpetu de su hermandad, se dirige inmediatamente hacia el centro. Su barrio se ha propuesto hoy un objetivo: Mecer al Nazareno del Perdón en aplausos. Las filas de feligreses se van dando el relevo en esta actuación desde que el Señor deja atrás los bloques, también verdes, frente a su casa hermandad, en Camino de Castillejos. 

"Mira que cerca el Cristo, dile adiós", insiste a su hija una madre que la lleva cogida en brazos. Es ella, de pelo rizado y coletas a cada lado la que se vuelve la protagonista entre los nazarenos que le piden: "¿Me das la mano a mi?".

Nueva Málaga tiene devoción, pasión y orgullo de barriada grabado en los varales de sus tronos, en las medallas de los hermanos y hermanas y en los rosarios que llevan las mantillas. 

"Yo le dije a mi hija: Cristina, voy a tirar la toalla. Y ella me dijo que ni se me ocurriera. Ese gusanillo no se le quita". Una mujer de años grabados en su rostro y más ilusión aún si cabe en su mirada se lanza al refugio de una conversación afectuosa mientras el Nazareno del Perdón se acerca cada vez más a los muros del Colegio Gamarra, llevado al ritmo de ‘Beso y Tradición’ de la Agrupación Musical Rescate de Linares. 

Una ofrenda floral de un grupo de mujeres que aún siente escalofríos cuando tienen al Señor enfrente y el cortejo retoma su paso. 

Nazareno del Perdón (Nueva Esperanza) pasa junto a la ermita de Zamarilla

Música y pasos, un matrimonio inseparable

En la entrada de la casa hermandad de Zamarrilla, en torno a las seis, ya esperan algunos miembros de la Junta Directiva. Las filas de feligreses cada vez son más numerosas, algunos sentados en los escalones y otros haciendo una medio sentadilla con las rodillas para evitar que los gemelos hagan de las suyas. Los minutos, desde luego, merecen la pena. 

"El renacer" de la Banda de Música de Zamarrilla es la cruz guía de un espectáculo el que los pasos y la melodía son uno solo. Hombros doloridos, llagas en los pies. No importa. Los portadores demuestran que no son cobardes al amar a su Virgen.