Elecciones andaluzas 2022

El PP arrasa con 58 escaños y frena a Vox

La mayoría absoluta de Moreno deja una dolorosa estela para el resto de fuerzas, con sonados fracasos del PSOE (30 escaños), Ciudadanos (sin representación) y Por Andalucía (5 diputados) mientras Vox solo sube dos parlamentarios

Moreno celebra en Sevilla los resultados

Moreno celebra en Sevilla los resultados / MARCELO DEL POZO (REUTERS)

Cristóbal G. Montilla

Cristóbal G. Montilla

El Partido Popular ha cosechado una mayoría absoluta sin precedentes en Andalucía. De sus 58 escaños se desprende que el Gobierno en solitario era algo más que una fantasía de Juanma Moreno. Sus estrategias encaminadas a no entrar en la provocación de Vox y a captar con el voto útil a votantes de izquierda han funcionado. Que absorbería el grueso de los apoyos de Ciudadanos también se ha manifestado como una verdad incontestable. Las cifras de los populares han roto todos los registros. Han trascendido de largo de los 50 escaños de Javier Arenas en 2012, han supuesto más del doble de los 26 diputados de 2018 y hasta se han traducido en más del doble de votos que entonces. Si el 2D, Moreno rondó como segunda fuerza los 750.000 sufragios, ahora ha superado el millón y medio de votos al acaparar un 43% de los sufragios. Y en este ‘paseo’ electoral, encajan igualmente triunfos en todas las provincias que adquieren un valor histórico en Sevilla, dónde nunca había perdido el PSOE, o en otros feudos socialistas como Jaén. Además, Málaga vuelve a ser el gran fortín que había sido para los populares en un pasado reciente, o incluso ha logrado el triunfo más rotundo con una candidatura liderada por el propio Moreno y con el flamante fichaje de Feijóo, Elías Bendodo, como número 3.

La contundente victoria del PP ha dejado una dolorosa estela para el resto de fuerzas políticas situadas a su derecha y a su izquierda. El reparto de la tarta parlamentaria ha deparado sonados fracasos para el PSOE (30 escaños, 24% de los votos), Ciudadanos -sin representación y con la consiguiente dimisión de Juan Marín- y Por Andalucía (cinco escaños sin llegar al 8%).

O, incluso, ha supuesto un golpe bajo para Vox, que no verá saciada ni sus expectativas como socio de gobierno ni el notable incremento del grupo parlamentario que aguardaba. Todo se ha quedado en un ligero crecimiento desde los 12 hasta los 14 parlamentarios, con un 13,5% que supone una subida porcentual de dos puntos y medio y un incremento de unos 100.000 votantes que lo ha situado al filo del medio millón de apoyos.

En el caso de los socialistas, el hecho de dejar de ser primera fuerza más votada no se ha visto acompañado, al menos, de un hundimiento más notorio que lo hubiese dejado por debajo de la barrera de los 30 parlamentarios. Ahora bien, el proyecto de Juan Espadas suspende prácticamente en todas las metas y comparativas con las que se enfrentaba al examen de las urnas tras la profunda renovación del partido.

Un año después de las elecciones primarias que abrieron una nueva era, Espadas no ha sido capaz de superar el registro de 33 escaños de Susana Díaz. Es más, ha perdido tres diputados y esto lo convierte en el triste artífice de los peores resultados del PSOE en la historia democrática de Andalucía. Este desenlace delata cierta incapacidad para generar nuevas ilusiones y para movilizar al menos a un sector del electorado que, en 2018, ya se quedó en su casa u optó por otra fuerza. El propio Espadas dejó claro que todo lo que no fuera superar el antecedente más inmediato era un fracaso. La renovación del PSOE andaluz ha empezado patinando.

Ahora bien, mucho más abismal resulta la caída si se tiene en cuenta que, mientras el PSOE ha conservado buena parte de lo que tenía, la que fuera tercera fuerza en 2018 se ha precipitado por el abismo y ha perdido los 21 escaños que hicieron presidente a Juanma Moreno con los peores resultados del PP. La de Ciudadanos es la crónica de una paradoja en la que ha pesado más la coyuntura nacional que empezó a desactivar al partido liberal en las elecciones generales del 10-N. En Andalucía, Juan Marín ha probado el mismo ocaso que ya sacudió a Cs en la Comunidad de Madrid y en Castilla y León. La gran diferencia es que en el sur el pacto de gobierno no se rompió y Cs ha gozado de un protagonismo que ha sido eclipsado por el paraguas del PP a los ojos de los votantes.

El PP se ha hecho con el espacio de centro-derecha con una comunidad que ni siquiera se ha visto amenazada por la explosión que los sondeos le auguraban a Vox. El partido de Santiago Abascal se ha quedado, incluso, bastante lejos del resultado de 21 escaños de Cs que parecía predestinado a heredar. El efecto de Macarena Olona como candidata ha brillado por su ausencia y el doble filo de las campañas electorales ha terminado de abrir una herida a priori inesperada en Vox, que ya se veía en el Palacio de San Telmo reeditando la alianza con Mañueco de Castilla y León.

La división de las fuerzas situadas a la izquierda del PSOE le ha pasado una holgada factura al frente amplio que planteaba Por Andalucía. La candidatura encabezada por Inmaculada Nieto se ha quedado con solo cinco muy lejos de los 17 escaños cosechados en 2018. Se trata de un descalabro mayúsculo.

La lectura que ofrece su resultado es aún más sangrienta si se tiene en cuenta que la confluencia de Izquierda Unida y Podemos concurrió entonces, paradójicamente, bajo la misma marca y con la misma candidata a la presidencia -Adelante Andalucía y Teresa Rodríguez- que ha competido ahora por su propio electorado.

Tras una campaña que ha arrojado el enfrentamiento en Unidas Podemos en vísperas de la irrupción del nuevo partido de Yolanda Díaz, IU y Podemos tampoco han rentabilizado en las urnas el músculo extra que le aportaban en una alianza sin precedentes los errejonistas de Más País, Verdes Equo, Alianza Verde e Iniciativa del Pueblo Andaluz.

La presencia con papeleta propia del nuevo Adelante Andalucía de Teresa Rodríguez ha fragmentado el espacio hasta el punto de contribuir -como era previsible una vez que fracasó la intentona de un proyecto unitario- a la inédita pérdida de peso político que lastrará al bloque de izquierda en el nuevo reparto del Parlamento de Andalucía.

Eso sí, Teresa Rodríguez ha sido fiel al camino que siguió tras la expulsión del grupo parlamentario que cocinaron IU y Podemos. Y lo ha sido hasta el punto que esa realidad ha calado en el electorado y le ha granjeado apoyos que cubren el objetivo de estrenarse con representación parlamentaria en su aventura consagrada al andalucismo. A un regionalismo de izquierda que concibió la carrera electoral andaluza como un trayecto de ‘menos a más’ que, al menos, ha recolectado un debut institucional con el que ir sentando las bases. No obstante, la meta máxima del grupo parlamentario y los cinco escaños se ha quedado lejos.

Para todos los partidos políticos, el futuro inmediato pasa ahora por las elecciones municipales y las posteriores generales de 2023. En sendas citas electorales, se percibirán algunas de las consecuencias que en todas las fuerzas del abanico ideológico imprimirán estos comicios andaluces en los que ha arrasado el PP.

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