Crítica musical

Rachmaninov, Solaun y Steinway

Alejandro Fernández

Alejandro Fernández

Málaga. 16-06-2023.

  • Solista: Josu de Solaun.
  • Dirección: José María Moreno.
  • Programa: Concierto nº 2 para piano y orquesta en do menor, op. 18 de S. Rachmaninov; La procesión del Rocío, op. 9 y Sinfonía sevillana, op. 23, de J. Turina

La escuela rusa y española protagonizó el programa de clausura de la Filarmónica de Málaga, este pasado jueves y viernes, con gran expectación entre los aficionados por conocer el nuevo Steinway de concierto como prueban los dos llenos de ambas sesiones. Pero no todo es el instrumento, para la ocasión uno de los grandes conciertos del repertorio el opus 18 en do menor para piano y orquesta de Rachmaninov en la sensibilidad de Josu de Solaun formularon la combinación perfecta, en el momento preciso con la atención necesaria.

El piano del maestro Solaun carece de grietas en lo puramente técnico como así demostró en el afilado y virtuosístico tercer tiempo, pero en lo artístico el pianista español abre un espacio de diálogo a tres entre compositor, intérprete como vehículo y oyente al que dota de un papel activo que hacen de este músico una rara avis donde nada es casual y todo encaja como una minúscula tesela dentro de un gran mosaico pero que sin ella la imagen no es completa. A lo apuntado hay que sumar la sensibilidad desplegada por la Filarmónica algo inquieta en el primer tiempo para descubrir en el segundo movimiento una sensibilidad a flor de piel gracias a carnalidad cantabile de cuerdas y maderas en contraposición a la explosión del tercer tiempo donde solista, batuta y conjunto fueron definitivos.

Al gran Steinway le queda aún muchos encuentros antes de que florezca en todos sus matices es un niño que debe aprender a caminar y adoptar maneras para que ofrezca lo que todos esperan momentos irrepetibles. Sin duda, lo más sublime es la oportunidad, por otro lado irrepetible, de verlo crecer en las próximas temporadas. Por ahora hace gala de músculo indomable, algo incómodo quizás para el intérprete pero que deja entrever, en palabras del propio Solaun, los destellos de un gran instrumento de concierto.

La segunda parte del programa estuvo dedicada al compositor sevillano Joaquín Turina, discípulo de Albéniz, en las dos páginas en programa brotaron las influencias de Debussy así como el sentido cíclico D’Indy. La procesión del Rocío y la Sinfonía Sevillana en los atriles de la OFM se descubrieron libres de tipismos aunque sin ocultar su inspiración folklórica que lo enlaza con la corriente nacionalista de su arquitectura. A pesar de la distancia temporal que separa ambas partituras, el maestro Moreno quiso presentarlas sin solución de continuidad a modo de gran poema sinfónico aportando así un novedoso sentido orgánico donde los profesores de la Filarmónica jugaron un papel destacadísimo comenzando por su concertino Mariam Nahapetian, el empaste entre secciones y la emisión redonda que guiaría el maestro José María Moreno.

Programa redondo y con gran acogida por el auditorio que pone un punto y aparte a una temporada brillante que retomará con los aficionados a mediados de septiembre cuando comience la nueva estación. Mientras tanto la actividad concertística de la OFM continúa próximamente con diversas citas en este mes de junio comenzando con Carmen en el foso del Villamarta de Jerez; la participación el próximo veintisiete e junio en el Palacio de Carlos V dentro del Festival Internacional de Música y Danza de Granada y sendos programas en los jardines de la Térmica en el mes de julio.