Salamandra

Nicole Krauss: Ser un hombre

Con ‘Ser un hombre’, Nicole Kraus se adentra por primera vez en el relato corto, con su escritura elegante e inteligente

Nicole Krauss

Nicole Krauss

Francisco Millet Alcoba

Con la publicación de su primera novela, ‘Llega un hombre y dice’, en 2002, la neoyorkina Nicole Krauss presentó su candidatura para convertirse en escritora de gran talla. Después su estatura literaria creció con títulos como ‘La historia del amor’ -una novela excelente- y otros como ‘La gran casa’, una curiosa historia centrada en un viejo escritorio que pudo haber pertenecido a Federico García Lorca.

Tras su consolidación como novelista, Krauss se adentra ahora en el relato corto. En ‘Ser un hombre’, que publica en España Salamandra, compone diez relatos donde están presentes muchos de los temas que aparecen en el resto de su obra anterior: las tensiones entre comunidad y aislamiento, entre el peso de la religión y libertad individual, entre las necesidades de los cuerpo y los deseos de la mente. En todos ellos Nicole Krauss está cuestionando qué sustenta nuestras relaciones.

Muchas de las historias de ‘Ser un hombre’, tienen a una mujer narradora detrás de ellas; pero ni ello ni el título de la colección deben llamar al equívoco de pensar que hay un hilo feminista que guíe estos relatos. Más bien Krauss muestra una gran habilidad para capturar los corazones y las mentes de hombres y mujeres por igual.

También aquí, los relatos de Krauss se basan en la historia de sus abuelos inmigrantes judíos y sus propias relaciones; estuvo casada con el novelista Jonathan Safran Foer. El trauma de las generaciones anteriores al Holocausto siempre está cerca de la superficie, al igual que el peso de las expectativas familiares y cómo afecta nuestras elecciones. Pero en todos hay una prosa seductora y elegante, a través de la cual evoca lugares, atmósferas y sentimientos con una sutileza sobria que es muy efectiva, más incluso que el fondo de algunos de sus relatos.

En ‘Suiza’, el relato que abre la colección, Soraya, una niña con la que el narrador había compartido dormitorio durante un año escolar en el extranjero, ha desaparecido. Las chicas creen que Soraya se ha escapado con un hombre mayor, pero el dolor y el miedo del padre por el destino de su hija tienen que ver con la culpa de no haberle dado una educación apropiada.

Uno de los mas hermosos relatos es ‘Yo duermo, pero mi corazón vela’, donde una neoyorquina al entrar en el apartamento que le legó su padre en Tel Aviv se da cuenta de que aquel fue el verdadero hogar paterno y no el que tenía en Nueva York. En el apartamento reside un amigo de su padre, cuya presencia al principio le molesta, pero poco a poco éste le va descubriendo al padre que apenas conoció.

Hay otras más inquietantes, pero a la vez conmovedora como ‘En el jardín’, donde un joven que trabaja para el arquitecto paisajista más grande de América Latina descubre que hay cuerpos enterrados en sus jardines y comienza a considerar la psicología de los generales que asesinaron a estas personas chilenas.

En la historia final, ‘Ser un hombre’, que da título a este conjunto de relatos, una pareja narra versiones divergentes del final de su matrimonio mientras un hombre alemán le dice a su amante judío que habría sido nazi si hubiera vivido durante el Tercer Reich, que ve en sí mismo ese destino como inevitable.

Su herencia judía impregna también buena parte de estos relatos en los que Krauss se plantea cuestiones tales cómo la manera de ser un judío contemporáneo, o el papel que juega el peso de la herencia y el legado judío en una sociedad moderna.

Todos los temas y preocupaciones favoritos de Krauss están aquí: la memoria, la soledad, la vida interior de un anciano judío, las meditaciones sobre Israel y sobre lo que significa ser judío en la patria y en la diáspora.

Krauss se sumerge sin miedo en la lucha por comprender qué es ser un hombre y qué es ser una mujer, y las tensiones que han surgido desde el principio de los tiempos en la relación entre ambos. Paralelamente nos plantea en sus relatos el reto de cuánto nos conocemos realmente a nosotros mismos y a los demás. Estas preguntas persisten mucho después de las páginas finales de esta colección sumamente inteligente y que definen a una buena escritora.

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