Diario de lecturas
Siempre tengo tiempo para Richard Matheson
José Luis G. Gómez
Sé que somos muchos los lectores que adoramos a Richard Matheson (1926-2013), y que un buen número de editoriales sigue publicando su obra. Pero no es uno de esos autores que sea fácil compartir cuando estás en una reunión, por ejemplo cenando en un restaurante italiano en un puerto deportivo, y se comienza a charlar sobre gustos literarios personales –al menos, esa es mi experiencia-. Por eso, cuando hace unas noches coincidí con un fan cómplice, la alegría me desbordó. Diez años después de su muerte, creo que ya es el momento de reivindicar a Matheson como uno de los más valiosos autores de la literatura estadounidense de la segunda mitad del siglo XX –no estoy solo en esa campaña, el mismo Stephen King reconoce de forma abierta y orgullosa su condición de discípulo-. El autor de ‘Soy leyenda’, tantas veces mal adaptada al cine, ha firmado algunas de las mejores creaciones de literatura popular que yo haya leído. Y su influencia en mí y en tantos otros es gigantesca gracias a su trabajo para la televisión: el episodio ‘Pesadilla a 20.000 pies de altura’ me marcó en el mismo instante en que lo vi, aunque fuese en la versión ochentera y no en la original de 1963. Nada, no pasa de esta semana para que vuelva a leer a Matheson, porque todos sabemos que esa es la mejor forma de recordar a un escritor.
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