Vuelve Llobregat y Álex Serra

Jordi Llobregat, el director del Festival de Género Negro de Valencia, vuelve con una novela negra que tiene características clásicas del thriller pero que suma frescura al texto y a la fórmula de este tipo de novelas españolas. Y es que con este escritor se nos está quedando un elenco (Dolores Redondo o María Oruña, por ejemplo) de escritores españoles que aportan una nueva forma de abordar este género que de ser considerado uno de los más denigrados es realmente quien maneja los números en las editoriales por ser de los más leídos.

Vuelve Jordi con su exagente Álex Serra a quien conocimos en ‘No hay luz bajo la nieve’, para investigar una serie de desapariciones que se transforman en unos asesinatos de estética muy cuidada y cuyas víctimas son niñas púberes. Martina es una de esas niñas, sufre acoso escolar y al acabar la clase ha salido huyendo –literalmente- con su bicicleta del grupo que la acosa. Álex se encargará de la investigación cuando ve una foto de Martina en la comisaría de la Seu d’Urgell, desde donde se lleva el caso, y descubre el gran parecido físico de la niña con su hermana Lía, desaparecida veinte años atrás. Serra convive hasta la obsesión con esa pérdida, hasta el punto de que para muchos de sus antiguos compañeros de la policía el caso no resuelto de su hermana la ha trastornado y convertido en alguien peligroso e impredecible. El cuerpo de Martina aparece al cabo de unos días, en una poza, a trescientos kilómetros del lugar donde fue vista por última vez. Alex no deja de ser una mujer llena de remordimientos que tienen su origen en su infancia y que le generan un fuerte cuadro de ansiedad.

El entorno es inconmensurable, el valle de Aigüestortes, Puigcerdà, La Seu d’Urgell… sólo los que hemos tenido la suerte de vivir en ese entorno podemos apreciar la viveza de las descripciones de la naturaleza a la que nos lleva Jordi Llobregat, esos bosques son escenarios del contexto literario mitológico que aparece también como parte de la historia y que nos sirven para conocer la psique del asesino o para ser conscientes de la bajada a los infiernos que supone a Álex luchar contra las inclemencias del tiempo y su angustia en la búsqueda de las niñas y de su hermana.

La estructura parece un montón de historias diferentes con unos puntos en común y bastantes personajes, pero lo cierto es que aquí sólo hay unas líneas y directrices que seguir que nos llevan a los giros más inesperados y tan del gusto de los lectores. Un lenguaje sencillo, rápido, natural y sin artificios nos conducirá a lo largo de toda la novela camino de la resolución que cierra todas las tramas pero que a la vez deja las puertas abiertas al regreso de Álex, porque, ¿cómo podríamos perder semejante protagonista, Jordi?