Novela

Seicho Matsumoto: un caso del inspector Imanishi

Libros del Asteroide continúa incorporando a su catálogo la obra de uno de los grandes de la novela negra en Japón, esta vez nos presenta ‘El castillo de arena’

Seicho Matsumoto.

Seicho Matsumoto. / L. O.

Santiago Ortiz Lerín

Santiago Ortiz Lerín

Viajar sin la aplicación Google Lens en el teléfono móvil con la que ayudarnos a leer en el extranjero otras lenguas, o incluso alfabetos como en el japonés el hiragana o el kanji, y que uno se encuentre en la estación de Kamata, en el distrito de Ota, en la imponente ciudad de Tokio, sería una complicación verdaderamente inquietante, sobre todo si lo único que uno sabe decir en esta lengua es konnichiwa. Pero el asunto es que más allá del skyline de las torres de cristal en Tokio y las luces de neón de un magnetismo palpitante en las noches de esta megalópolis asiática, hay un Japón en blanco y negro a lo Sam Spade en ‘El halcón maltés’ de Dashiell Hammett o a lo Philip Marlowe de ‘El sueño eterno’ de Raymond Chandler, digamos que existía en la literatura japonesa el mundo noir del inspector de la división de homicidios de la policía metropolitana de Tokio, Eitaro Imanishi, el personaje del gran escritor de novela negra japonesa Seicho Matsumoto en ‘El castillo de arena’, y que se publicó por primera vez en japonés en 1961. Se trata de un policía atípico, a juzgar por sus gustos literarios, pues escribía poemas, y no le entusiasmaba contar a su mujer, Yoshiko, los casos que investigaba, cosa que, por el contrario, a ella sí le gustaba, pues digamos que es mucho más atractivo tener en casa a un policía con el que satisfacer preguntas morbosas sobre los crímenes que ocurrían en la ciudad, que leer las páginas de la sección de sucesos en los periódicos a la manera de novela por entregas de un serial policiaco, pero el asunto es que el caso salió en la prensa, y que Imanishi intentaba evitar para que nada afectase a su trabajo, como sucede al comienzo con el periodista Yamashita. El asunto es que unos operarios de la estación de Kamata encontraron, cuando amanecía, un cadáver sin identificar entre los vagones parados de un convoy, y como no podía ser de otro modo a Imanishi le tocó averiguar quién era el muerto y quién lo mató. Sin duda, cuando apenas hay pistas, un trabajo como este puede causar el mismo estrés que, como se suele decir, buscar una aguja en un pajar.

Libros del Asteroide publicó con anterioridad las novelas de Seicho Matsumoto ‘El expreso de Tokio’, ‘La chica de Kyushu’, y ‘Un lugar desconocido’, esta última publicada en 2021. El autor, que falleció en 1992, es natural de Kotura, y a pesar de no recibir una educación formal trabajó como periodista en el diario japonés Asahi, esta misma anécdota se ha repetido en otros escritores a lo largo del mundo como García Márquez o Francisco Umbral, quienes también trabajaron como periodistas. Seicho Matsumoto, además, recibió el prestigioso premio literario Akutagawa, de gran relevancia en Japón, por ‘Historia del diario de Kokura’, podríamos decir que fue un escritor hecho a sí mismo y que alcanzó un reconocimiento literario que aún perdura, incluso, a más de diez mil kilómetros de su país, como podemos ver con esta publicación en España de la editorial barcelonesa Libros del Asteroide ‘El castillo de arena’, que fue adaptada al cine en 1974.

La técnica de Matsumoto, podríamos decir, es de cirujano, que en ningún momento necesita adornarse ni hacer ningún alarde de técnica narrativa, sino que va a por lo sencillo, el clásico narrador omnisciente para contarnos todo lo que quiere que sepamos en función del momento de la narración sobre los personajes que intervienen, un estilo directo para que los diálogos queden claros, un tiempo narrativo lineal, un lenguaje tremendamente limpio, y un conflicto literario que aparece de manera explícita apenas seis páginas después del comienzo, donde dos tipos extraños están bebiendo un par de whiskies en el bar Torys, que podríamos imaginar como el típico tugurio de las novelas negras de no ser porque los parroquianos del lugar estaban hablando de cine cuando llegaron estos, digamos, un tugurio de cinéfilos, para después aparecer uno de ellos víctima de una gran violencia con el rostro deformado sobre las vías del tren en la línea Keihin-Tohoku. El objetivo de Matsumoto es volcar su técnica para ponerla a disposición de la historia, algo que a veces no es tan fácil, el escritor tiene que renunciar a su vanidad para poner su talento al servicio del lector, sin desviarse un ápice del discurso narrativo con el que desenvolver la historia. Y es que cuando se advierte silencio en la lectura es el momento en que uno es consciente verdaderamente de que se está leyendo, es entonces cuando se aprecia que el autor logró embaucarle, y que Matsumoto sabía cómo hacerlo.

El inspector Eitaro Imanishi tendrá que viajar por el país para descubrir la identidad de la víctima y así poder resolver la investigación de este caso, y es que la primera pista es el acento que percibieron en el bar Torys, una forma de hablar de la región japonesa de Tohoku, la tierra de los yamubishies. Durante el transcurso de la novela, por otro lado, Matsumoto nos muestra las inquietudes de jóvenes intelectuales de Japón tras la Segunda Guerra Mundial, el grupo Nouveau. El lector irá descubriendo la narración con la que Matsumoto trata de embaucarle, mostrándole al mismo tiempo trazos de la cultura y la sociedad japonesa, como ya hizo notablemente en la novela ‘Un lugar desconocido’, la última que Libros del Asteroide publicó del autor, una versión, podríamos decir, de Georges Simenon en el extremo oriente, donde el exotismo de este país y el interés por la novela negra se funden en un escritor con un sello propio que atrapa al lector.

Seicho Matsumoto Un caso del inspector Imanishi

Portada de 'El castillo de arena'. / L. O.

Seicho Matsumoto

  • El castillo de arena
  • Editorial: Libros del Asteroide
  • Traducción: Marina Bornas
  • Precio: 20,85 euros