Poesía

En el Ágora de Ana Luísa Amaral

Sexto Piso publica, en traducción de Martín López-Vega, el penúltimo libro de la autora portuguesa; un diálogo íntimo a través de la pintura entre los mitos judeocristianos y la actualidad

Ana Luisa Amaral.

Ana Luisa Amaral. / La Opinión

Decía el salvadoreño Roque Dalton que a los locos no les quedan bien los nombres. Con la poesía, y muy especialmente con sus autores, lo que no parece muy afortunado es que la gloria se vista en más ocasiones de las estrictamente necesarias a contratiempo y casi siempre por los pies, haciendo del poeta una suerte de género de culto y restitución reservado a las postrimerías, cuando ya ni siquiera el aludido puede sacudirse el empacho del halago o aceptar los parabienes de una ínclita cofradía o institución. A Ana María Luísa Amaral, cuyo éxito en vida fue observado con condescendencia por no pocos de sus compatriotas, la muerte, en agosto de 2022, le ha traído ese rumor catedralicio de fuegos fatuos y fanfarria oficiosa que se le presuponía y que muchos -a pesar de reconocimientos tan sonoros como el Reina Sofía o el PEN- no dejaron de escamotearle en el momento en el que su obra se instalaba en lo más alto de las letras del idioma portugués. Sobre todo, dentro de las camarillas del gremio que le era teóricamente más afín, al que nunca repudió, pero tampoco frecuentó con insistencia y mucho menos con las intenciones venales consabidas que a menudo contaminan la atmósfera y el desempeño público de un escritor.

Ana Luísa Amaral vivía sola con su gata Millie, llamada así en honor a su venerada Emily Dickinson, y, si bien se dedicó a la literatura con una prodigalidad que abarca desde la poesía y la docencia al ensayo, la traducción, la novela o la divulgación radiofónica, su nombre fue subiendo peldaños con una suficiencia tan reposada como la de su erudición; evitando el estruendo y emergiendo libro a libro como una de las experiencias más originales de su generación. Con el mérito añadido, además, de residir fuera de Lisboa y de agigantar su influencia en uno de los países de mayor y más vibrante tradición poética, desde donde ha sido traducida a numerosas lenguas. Con especial demora, eso sí, en España, que no vio circular las primeras traducciones de sus poemas hasta bien templada y mediada la pasada década, primero con Olifante y más tarde con Sexto Piso, su editorial de cabecera en castellano, publicando el shakesperiano ‘What’s in a Name’ -elegido el mejor poemario del año por el Gremio de Libreros de Madrid- y ‘Mundo’. Títulos a los que ahora se suma ‘Ágora’, el penúltimo de sus textos y una de las cimas más representativas del conjunto de su producción poética. Tanto por el melodioso mantenimiento de las constantes que han convertido a la autora en una de las voces más personales de la poesía europea como por la belleza y ambición del proyecto, fundamentado en la écfrasis o glosa de cuadros que forman parte -también por los mitos que recrean- de la iconografía y el imaginario religioso occidental.

‘Ágora’ consta de 33 poemas que se inspiran y dialogan en otras tantas pinturas, todas ellas reproducidas a color en el volumen, y a las que la poeta presta voz haciendo gala una vez más de su profunda humanidad y su sentido cotidiano de la trascendencia. Poema a poema, imagen tras imagen, Ana Luísa Amaral convierte al icono en material sensiblemente actual y poético, pasando de Rembrandt a Caravaggio o Blake y de la Anunciación a la cabeza de Goliat, la mujer de Lot o la serpiente de Adán y Eva. Un ejercicio que tiene grandes precedentes en la literatura -acaso el más contemporáneo y logrado, aunque en otro registro, el de Charles Simic con la obra de Joseph Cornell-, pero que en sus manos rezuma honestidad y, sobre todo, relieve; Amaral otorga nueva vida al arte, conservando su propio pulso metafísico y comprometido y aportando una visión remozada de las leyendas de tradición judeocristiana que deja muchas lecturas filológicas de fondo. Entre ellas, si el mundo, adentro y afuera de la piel, puede llegar a explicarse, pese a sus profundas transformaciones, en un puñado de historias esenciales. Y, en segundo término, si éstas admiten una reinterpretación que va más allá de sus exégesis anteriores. Amaral indaga en el símbolo y toma partido por el vulnerable, coaligando el sufrimiento de las adúlteras con las mujeres asesinadas, los naufragios con los miles de emigrantes que mueren en el Mediterráneo, hablando de la fragilidad del hombre, incluido Jesucristo, frente al peso, natural y al mismo tiempo aplastante, de estar vivo y enfrentarse a un destino, que, en origen y desenlace, escapa y convulsiona nuestra dimensión animal. La autora, en su ágora, habla en boca de la serpiente, de Salomé, de María, conectando con una intimidad de anclaje imperecedero; los miedos, las ansias, los instintos contradictorios, la ética, la justicia. Un libro que es el libro de todos y a la vez exclusivo de Ana Luísa Amaral, cuyo temperamento lírico llega además en las mejores circunstancias al español gracias al oficio del traductor, el también poeta Martín López-Vega. Conmover, incitar a la reflexión y a la crítica al presente a través de las imágenes y los relatos antiguos. Esa atemporalidad inmediata; la poesía, en suma, de Amaral.

En el Ágora de  Ana Luisa Amaral

Portada de 'Ágora', de Ana Luisa Amaral / L. O.

Ágora

Autora: Ana Luísa Amaral 

Editorial: Sexto Piso

Traducción: Martín López-Vega 

Precio: 24,00 €