Patrimonio

SOS del arquitecto de la Catedral: «Las grietas están peor que nunca»

Sánchez La Chica, arquitecto coautor del Plan Director de la Catedral, dice que hay miles de fisuras y cientos de grietas, indica que ya se están produciendo «desplazamientos de capas enteras de recubrimientos de las bóvedas» y sentencia que el tejado a dos aguas empieza a ser ya una «urgencia»

Vídeo de la cubierta de la Catedral de Málaga

Álex Zea

José Antonio Sau

José Antonio Sau

Los arquitectos Juan Manuel Sánchez La Chica y Adolfo de la Torre Prieto son los coautores del plan director de la Catedral de Málaga, un monumento que, como cualquier malagueño sabe, quedó inconcluso. De hecho, se la conoce como ‘La manquita’. Lo cierto es que también se conocen ya los devastadores efectos que está teniendo para el templo el hecho de que no se pusiera un tejado a dos aguas sobre sus 23 bóvedas, una solución que ya dejó escrita Ventura Rodríguez en 1764. Nunca se ha hecho y la Catedral sufre grietas que, a su vez, provocan filtraciones y humedades. Este periódico estuvo junto a Sánchez La Chica la mañana del pasado jueves visitando las bóvedas del primer templo de la diócesis y, según explicó, «ahora mismo están peor que nunca». Se refiere a las grietas y las humedades. Fue una forma de lanzar un SOS.

Imagen panorámica de las bóvedas. | ÁLEX ZEA

Imagen panorámica de las bóvedas. | ÁLEX ZEA / josé antonio sau. málaga

¿Cuál es el estado actual del tejado de la Catedral de Málaga? «Ahora mismo, está peor que nunca, porque durante este verano el calor hace que el recubrimiento cerámico que hay sobre las bóvedas dilate mucho y, al dilatar mucho, se producen nuevas fracturas y, cuando llega el invierno, con el frío se retraen y las grietas se hacen más grandes. Además, hay mayor degradación del plomo de las capas inferiores y, bueno, ya se están produciendo desplazamientos de capas enteras de recubrimientos de las bóvedas sobre los canales», dice. El agua se filtra por esas grietas y llega hasta el techo interior de la Catedral, poniendo en peligro las obras de arte del templo, lo que contribuye «a un deterioro progresivo que resta años de vida a la Catedral».

En 2008-2009, la Junta impuso una solución consistente en recubrir las bóvedas con una camisa, así, en teoría, se evitarían las filtraciones de agua. «Lo llamamos la piel cerámica o cubierta catalana, está pensada para cubiertas planas, porque tiene que tener muchas juntas de dilatación para asumir los cambios de temperatura distintos del año. ¿Qué pasa? Que cuando se hace en un elemento inclinado como una bóveda esas juntas no se pueden realizar porque si no se producirían desplazamientos y, al final pues bueno, las juntas han salido solas por las propias dilataciones y han partido... Entonces, cuando se producen filtraciones lo peor de todo es que no sabemos por dónde entra exactamente el agua, entra por un sitio pero siempre va a la parte más baja. Lo cual es peor todavía porque no se pueden hacer reparaciones parciales». Es decir, las bóvedas se recubrieron con una segunda piel, con plomo y ladrillo aplantillado y lo que se ha agrietado son las capas exteriores, «pero eso también se producirá en las capas interiores».

De esta forma, indica, «hay miles de fisuras y centenares de grietas que van a ir agrandándose, al desintegrarse la capa de arriba habrá más filtraciones de agua y algunos desprendimientos del techo. Algunas placas se van a deslizar ya. El plomo no funciona, tiene muchas dilataciones». Hay miles de fisuras y centenares de grietas. En algunas cabe el pie del arquitecto o un teléfono móvil. Lo que se rompen son las capas que recubren las bóvedas, pero el agua cala y llega al techo interior. Ya ha habido que poner una red metálica, por lo que los desprendimientos grandes no crean peligro para los visitantes, pero hay otros problemas: «Las piedras grandes caen en la red, pero cae piedra pulverizada y ese es el menor caldo de cultivo para hongos y xilófagos, la humedad», amenazando las obras de arte. Se refiere a que la piedra caliza, al contacto con el agua, se «meteoriza», se convierte en polvo que cae desde el techo a las capillas y a otras zonas. «Se filtra el agua por los sellados de plomo, donde se juntan las capas». Es la pescadilla que se muerde la cola.

Ese sistema, dice, «se hizo con muy buena intención, era una solución muy conservadora visualmente por mantener el techo de la bóveda, pero muy arriesgada desde el punto de vista técnico». Y ahora, esas grietas, filtraciones y humedades «están en peor estado que nunca».

El arquitecto de la Catedral muestra las grietas que hay sobre las bóvedas. Es la camisa exterior que impuso la Junta en 2008. | ÁLEX ZEA

El arquitecto de la Catedral muestra las grietas que hay sobre las bóvedas. Es la camisa exterior que impuso la Junta en 2008. | ÁLEX ZEA / josé antonio sau. málaga

Ahora, temen a la temporada de lluvia. No a las primeras gotas que caigan, sino a las que les sigan. «Siempre decimos que tenemos las segundas lluvias, cuando empieza a llover varios días porque es cuando la fábrica de piedra comienza a empaparse y, cuando se empapa, es cuando empieza ya a colmatarse la piedra y a soltar agua por abajo. Igualmente, en cuanto empieza a llover, lo que se ve es que las manchas aumentan y, cuando ya llueve bastante, cuando el edificio se empapa, empieza a salir agua, eso es un problema porque luego tarda muchísimo en secar: el año pasado en febrero sí que tuvimos unas filtraciones muy importantes».

La parte más afectada la conforman las bóvedas de la parte renacentista, las de la girola, «están construidas con bóvedas cerámicas y con recubrimientos de yeso, ancladas con clavos y esos clavos se oxidan, explotan y al final rompen» el material. «La cuestión es que esto empezó a fallar casi al terminarse, terminó en 2008, nosotros entramos a comenzar el plan en 2011 y ya había muchas grietas, y al final lo que se producen son estas dilataciones que han malogrado toda la fábrica».

Este periódico puede dar fe de numerosísimas fisuras de pequeña entidad y de grietas que conforman bloques enteros que se desplazan. «La Catedral de Málaga no está pensada como una Catedral para tener las bóvedas al aire, como veis las cúpulas están confinadas entre muros, entonces cuando llueve el agua tiene que hacer un recorrido muy largo, con una pendiente muy baja, y tiene que pasar a través de todos estos grandes muros que servirían de apoyo a la cubierta».

¿Cuál es la solución? Está sobre la mesa de la Junta de Andalucía desde marzo, explica: una actualización del tejado a dos aguas de Ventura Rodríguez. «Siempre se ha dicho que había que hacer una piel, bien ventilada, iluminada, que deje transpirar las bóvedas y las proteja completamente y todo el sistema de cubiertas, básicamente lo que se llama un tejado a dos aguas». Sánchez La Chica propone una actualización del proyecto de Ventura Rodríguez. El espacio podría seguir siendo visitable con unas pasarelas. El problema es que esta situación podría causar «daños estructurales graves. El agua es el peor enemigo, estos desequilibrios son muy malos: aumenta el peso. Sobre todo, estamos preocupados por las bóvedas de cerámica» (hay 11 de 23) y se sitúan en la zona Este. Estas bóvedas se hicieron en el siglo XVI. Las de piedra, en el siglo XVIII. La capa superficial de la Junta es de ladrillo aplantillado.

«No sólo proponemos un tejado superior, sino también un sistema de evacuación completa y restauración de las bajantes, así como la impermeabilización de las cubiertas intermedias y la conexión con la red pública de saneamiento».

Explica Sánchez La Chica que esto comienza a necesitar «una intervención urgente, una situación así no se puede trivializar, no es normal que haya grietas en las cúpulas y entre agua, es el principal monumento de la ciudad». La actuación tardaría 24 meses en ejecutarse y está tasada en 10 millones de euros, un precio que habrá que actualizar. La Junta monta ahora una comisión técnica de expertos para darle el sí o el no a la actuación propuesta, que «ha generado consenso social y académico» y la alabanza de la Academia de Bellas Artes de San Fernando, en Madrid. Incluso, el alcalde, Francisco de la Torre, cree que ese apoyo de la academia puede servir como informe técnico definitivo. Sólo hace falta que la Junta se pronuncie ya. Hay ayudas europeas, estatales y autonómicas que se pueden pedir, y hasta el Ayuntamiento se ha ofrecido a poner dinero. Los informes de los arquitectos ya alertaban de que se iban a producir estos desplazamientos de grandes bloques. Y hasta 2015 hay un mapa con las grietas dibujadas. «Llegó un momento que lo dejamos porque iban más rápido que nosotros», precisa el arquitecto.

De momento, las grietas siguen creciendo sin que se conozca cuándo podrían comenzar las obras de una solución que ya estaba sobre la mesa en el siglo XVIII.