Crónicas de la ciudad

Por los Jardines de El Retiro de Churriana como patrimonio público

O una administración pública adquiere este siglo los Jardines de El Retiro, como se hizo en el XX con La Concepción o corremos el riesgo de perderlos

Entrada de los primeros visitantes al BIC de El Retiro de Churriana, el pasado día 8.

Entrada de los primeros visitantes al BIC de El Retiro de Churriana, el pasado día 8. / A.V.

Alfonso Vázquez

Alfonso Vázquez

El pasado martes, 8, una quincena de visitantes, en su mayoría vecinos de Churriana, se convirtieron en los primeros en hollar el jardín barroco de El Retiro en más de 15 años, quizás 20.

Después de un largo litigio entre el actual propietario de la finca y la Junta de Andalucía, se impuso la obligación al primero de abrir el BIC al público una vez a la semana, como así establecen la ley nacional de Patrimiono y la autonómica.

La ilusión de visitar, por fin, uno de los bienes de interés cultural más hermosos de la provincia de Málaga pronto se convirtió en un chasco. Esa fue al menos la impresión generalizada que captó el autor de estas líneas, que acompañó a los primeros visitantes.

La razón del chasco estribaba en el estado más que mejorable y en otras ocasiones, resquebrajado, de algunas de las esculturas de este jardín, iniciado en el XVII por el obispo fray Alonso de Santo Tomás y embellecido en el XVIII con algunos toques ‘versallescos’ e italianos.

Un experto en relojes de sol, Carlos Esteve, ya había advertido en una visita hace seis años del pésimo estado de salud del reloj de sol de cerca de cuatro siglos de antigüedad. Como el propietario tuvo la mala idea de colocarle una pérgola encima, lo inutilizó y acabó llenándose de mohos y hongos hasta quedar irreconocible. El pasado día 8 la pérgola seguía tapando el enmohecido reloj.

También los mohos inundaban la superficie de algunas de las esculturas y la comparación con fotografías de estas mismas obras artísticas hacía 20 años evidenciaban su deterioro.

Lástima que entre las condiciones de acceso al BIC se establezca la incomprensible exigencia de sólo tomar fotos para fines particulares, lo que implica que los medios de comunicación no podamos publicar imágenes.

Pero no hay que ser un lince para constatar que falta la mitad de una de las esculturas de terracota del famoso jardín cortesano y que una de sus efigies más famosas, la del pastor flautista, tiene una pierna quebrada, luce ‘muñones’ en vez de manos y la flauta, desde luego, ni suena ni está.

Más allá de que la Junta determine si el propietario cumple con la obligación de conservar el BIC, parece evidente, a la vista de lo contemplado, que para que El Retiro pueda disfrutarse por las próximas generaciones, lo mejor sería que alguna administración la adquiriera a lo largo de este siglo, como pasó en el XX con La Concepción. En caso contrario corremos el riesgo de perder esta joya que merece cuidados mayores porque es patrimonio de todos los españoles.

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