Crónicas de la ciudad

Por las ejemplares alturas del Parque del Oeste

Inaugurado por Pedro Aparicio pero mejorado con creces por Paco de la Torre, sigue siendo el parque urbano más grande, completo y original de Málaga

José Antonio Sierra, por el paseo elevado del Parque del Oeste, el mes pasado.

José Antonio Sierra, por el paseo elevado del Parque del Oeste, el mes pasado. / A.V.

Alfonso Vázquez

Alfonso Vázquez

El Parque del Oeste fue un sueño que mejoró con el tiempo hasta hacerse realidad. Muchos recordarán cómo, en los inicios de este parque, inaugurado en tiempos de Pedro Aparicio en el mágico año 92, lo que imperaban sobre todo eran las superficies duras. Demasiadas.

Ahora que se habla tanto, y con razón, de las islas de calor, de las que Málaga tiene demasiadas por su desquiciado crecimiento urbanístico, pasear por el Parque del Oeste hace 30 años era una experiencia esteparia que evocaba al Cid con 12 de los suyos cabalgando.

Pero la ciudad tuvo la suerte de que, al tratarse del parque urbano más grande de Málaga, con 7,4 hectáreas -un récord que, como hemos comentado más de una vez, asombrosamente no se ha podido superar en estos 31 años- tuvo una gestión propia. Y hay que decir que el parque creció en verde y se enriqueció hasta convertirse en el actual museo al aire libre gracias al tesón, entusiasmo y creatividad del entonces gerente Miguel Otamendi (y al presupuesto y apoyo municipal, por descontado). 

El resultado es un parque ejemplar que sin contar con la riqueza botánica del Parque de Málaga sí que es el más original y completo por conjugar tantos elementos: vegetación, animales, agua, música, esculturas...

Una de las esculturas de Stefan von Reiswitz para el Parque del Oeste.

Una de las esculturas de Stefan von Reiswitz para el Parque del Oeste. / A.V.

Inaugurado por Pedro Aparicio pero mejorado con creces por Paco de la Torre, la pregunta es por qué no se diseñan más parques tan completos, originales (y tan grandes) como este y por qué tantas zonas verdes de Málaga mantienen el aspecto de parques hechos con desgana por la promotora de turno, con grandes extensiones sin árboles, pérgolas desnudas y abundancia de palmeras, ideales para cualquier isla, incluidas las de calor.  

Alguna vez ha aparecido en esta sección el hecho de que el parque vecino de Parque Mediterráneo, Santa Paula y La Paz cuenta con un paseo en altura precioso y discreto, escoltado a ambos lados por las copas de los árboles, con vistas a un mar de palmeras al sur y a La Paz al norte.

La iniciativa del ejemplar gestor cultural José Antonio Sierra de dar a conocer más esta zona verde, sobre todo entre los vecinos más próximos es magnífica, porque servirá para que aprecien todavía más estos 74.000 metros cuadrados de originalidad y sepan más de Stefan von Reiswitz el malagueño nacido en Baviera que convirtió el Parque del Oeste, gracias a sus esculturas fantasiosas, en un jardín mágico que habría hecho las delicias de la Alicia de Lewis Carrol, sin el riesgo de que una reina de corazones le corte la cabeza. Pasen, paseen y disfruten.

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