Memorias de Málaga

De ‘La Voz Kids’ y otras voces

Cada vez se emplean más palabras en inglés, incluso para sustituir a ‘niños’, ‘entrenadores’ o ‘torres’ pero en el futuro, con el crecimiento de la población china quizás a lo que se recurra en España sea al chino en busca de prestigio

El cantante Melendi junto a la ganadora del concurso ‘La Voz Kids’ en 2019.

El cantante Melendi junto a la ganadora del concurso ‘La Voz Kids’ en 2019. / L. O.

Guillermo Jiménez Smerdou

Guillermo Jiménez Smerdou

Como comenté en uno de los capítulos de las Memorias de Málaga hace varios meses, muchas mañanas, después del desayuno, me enfrasco en la lectura de La Opinión, diario que tiene el detalle de publicar cada lunes uno de mis artículos. Junto al ejemplar del día ponía a mi alcance un diccionario inglés-español, porque cada día aparecen en las informaciones más palabras inglesas cuya traducción unas veces conozco y otras no.

Me molesta –cada uno es dueño de expresar su disgusto- que algunos programas de las televisiones prefieran utilizar el inglés para su denominación. Me llama la atención, por ejemplo, que cada cierto periodo de tiempo se celebre un concurso para dar oportunidad a los menores de demostrar sus posibilidades en el mundo de la canción. El concurso responde al título La Voz Kids.

Si está reservado a niños y niñas ¿por qué kids? Claro que los miembros del jurado en lugar de ser ‘jurados’ son ‘coaches’ (entrenadores). Y los aspirantes a figuras (niños y adolescentes), para no desentonar cantan en inglés. No me entero de lo que dicen, aunque me da igual. Pero da la casualidad que los más aplaudidos por el público asistente son los que cantan en español.

Cada día tiene más seguidores el concurso MasterChef (todo junto). La traducción al español es algo así como maestro de cocina, jefe de cocina, cocinero… Por cierto, me sorprende que ni los chefs ni los futuros profesionales del gremio, hombres y mujeres, no utilicen una prenda que les caracteriza y es obligatoria en las cocinas: los gorros blancos, que impiden que los cabellos de unos y otras caigan en los caldos, ensaladas y demás viandas

Otro concurso o cita de cantantes lleva por título Cover Night. Después de muchas vueltas y revueltas he conseguido traducir al español lo que significa la unión de las dos palabras: Durante la Noche. A mis pobres entendederas es mucho más sugestivo ‘Durante la Noche’ que el Cover Night, que cualquiera sabe de dónde ha salido la idea. Me quedo con la sugestiva y poética ‘Durante la noche’, que evoca vivencias del pasado o sueños no cumplidos.

En vez de negocios, business

En los anuncios y ofertas de empresas dedicadas al mundo de los negocios, en lugar de recurrir a nuestra lengua, acuden al inglés. Sustituyen la palabra española negocios por ‘business’.

Las torres que se levantan en la Málaga del oeste son denominadas ‘towers’, los famosos y las famosas son ‘celebrities’, la moda se convierte en ‘fashion’, el capital riesgo en ‘eoniq fund’, los entrenadores de fútbol, bádminton, gimnastas… en ‘coaches’ y así sucesivamente.

El agua de Colonia de toda la vida, y que ya se elabora en todos los países del mundo (tiene su origen en la ciudad alemana de Colonia, en alemán, Köln), para aumentar su precio ya no se anuncia como tal, sino en inglés y francés: ‘eau de cologne’, ‘eau de parfum’, ‘eau de toilette’… total, agua de colonia de siempre que escrita y pronunciada con acento francés o inglés permite venderla más cara.

La fórmula para que las personas de uno y otro sexo que no tienen familia acuerden compartir vivienda es muy sugestiva: Se define como hagamos hogar. Pero eso mola poco; lo que manda es ‘housesharing’.

Afortunadamente se buscó la traducción al español del especialista en vinos y licores que en los hoteles y restaurantes de lujo recomendaban a los clientes qué vino o licor casaba con el plato elegido. El vocablo francés ‘sommelier’ que atiende este cometido ha encontrado en español uno menos complicado: sumiller.

De ‘LA VOZ KIDS’ Y OTRAS VOCEs

Encuentro de sumilleres españoles, en una foto de archivo. / L. O.

Yo conocí al ‘sommelier’ (entonces no se había encontrado el vocablo en la lengua española) que prestaba sus conocimientos en un hotel de cinco estrellas de la Costa del Sol. Le echaba mucho cuento y teatro a su trabajo. Probaba los vinos que ofrecía a la distinguida y adinerada clientela que requería sus servicios… y, poco después, me informó el director del hotel que había fallecido… de cirrosis. Claro.

A cada momento encuentro en reportajes y anuncios de venta de pisos, urbanizaciones y futuros hogares con todas las comodidades las palabras ‘coworking’ y ‘chill out’.

Aunque no me voy a cambiar de casa me interesé por esas comodidades con nombres ingleses. ‘Coworking’ es algo así como ‘trabajo colaborativo’ y el ‘chill out’, zona o lugar de descanso. Trabajos colaborativos viene a ser lo mismo que las reuniones periódicas de las comunidades de propietarios, o sea, sala de reuniones y lo de zona de descanso es lo mismo que el jardín de la misma comunidad. Total, que no necesito del inglés para algo tan sencillo… o tan ‘cool’, que también se lleva mucho, y que no necesito porque me siento contento y fresco sin ‘cool’.

Como hay que ser europeo o norteamericano, el baloncesto vuelve a ser basket o básquet, y el balonvolea lo hemos reconvertido en voleibol.

En el cine

En España, desde hace muchísimo tiempo, las películas extranjeras se ‘doblan’ o sea, los diálogos ya sean en alemán, francés o japonés se traducen a nuestra lengua. Al principio se subtitulaban y los analfabetos no se enteraban porque solo entendían su lengua materna; el doblaje se impuso y fue considerado como obligatorio, costumbre que no sé si se mantiene o los distribuidores pueden optar por una u otra solución.

Ahora, cada día con más frecuencia, se respetan los títulos y se proyectan en determinadas salas las versiones originales. Si repasamos las carteleras cada día hay más películas que se anuncian con el título original.

De ‘LA VOZ KIDS’ Y OTRAS VOCEs

Las 'Málaga Towers', este verano. / F. Baudet

Cíborg

He leído con atención un artículo o reportaje titulado ‘Parecer un cíborg para estar guapa: la IA moldea el canon de belleza’. Lo de IA lo entendí enseguida porque está de moda: Inteligencia Artificial. Lo de cíborg, ni en el diccionario inglés.

Lo de estar guapa me parece muy bien porque casi todas las mujeres quieren estarlo; las que no quieren serlo, pues que no lo estén. Cada una es dueña de sus actos.

Una escritora canadiense que se llama Jia Tolentino describe cómo debe ser la cara de la mujer blanca: «Ojos asiáticos, nariz caucásica, pómulos nativos norteamericanos y labios africanos». ¿Es una invitación a la mujer blanca a que vaya a un cirujano plástico y le diga, por ejemplo, «Doctor, quiero que me opere los ojos. Los quiero asiáticos y ya que estoy aquí, arrégleme los pómulos y me los pone como los que tienen los nativos norteamericanos?».

Y como la imaginación no tiene límites, quizás un día un cirujano plástico reciba la visita de una fémina que le pida que quiere un culo (perdón, en inglés, ‘bottom’) como el de Jennifer López.

Yo no lo veré, pero dentro de un siglo, en lugar de recurrir a la lengua británica para cualquier tontería, los españolitos de entonces utilizarán palabras chinas, porque ya hay censados en España alrededor de trescientos mil chinos. Teniendo en cuenta que hay mil cuatrocientos millones de chinos, algún milloncejo se instalará en España en los próximos cien años.

Chao, que no es chino; es sinónimo de adiós en versión cursi.

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