Urbanismo

La Academia de San Telmo ve fraude de ley en la concesión para levantar la Torre del Puerto

La academia solicita a la Autoridad Portuaria la revisión de oficio de la adjudicación de las parcelas para construir el hotel rascacielos, al entender que la concesión debió otorgarse por concurso y no por competencia de proyectos

Infografía publicitaria de la Torre del Puerto.

Infografía publicitaria de la Torre del Puerto. / L.O.

Alfonso Vázquez

Alfonso Vázquez

La Real Academia de Bellas Artes de San Telmo ha solicitado esta semana a la Autoridad Portuaria que inicie el procedimiento de revisión de oficio de actos nulos, al entender que existe fraude de ley en el proceso para otorgar la concesión administrativa para construir el hotel rascacielos Torre del Puerto en las parcelas portuarias B, C y E, según ha podido saber este periódico. 

El 20 de julio de 2016 la Autoridad Portuaria otorgó la concesión a Andalusian Hospitality II S.L. para la ocupación de 15.153 m2 de dominio público portuario en las parcelas B y E y 1.968 m2 en la parcela C, en la plataforma del Morro de Levante. 

La argumentación jurídica se centra en que ante una operación de tanta envergadura (casi 106 millones de euros, según cifras de 2016) la Autoridad Portuaria la resolvió eligiendo como procedimiento para otorgar la concesión administrativa la mencionada competencia de proyectos, que sólo permite un mes de información pública, lo que de facto imposibilita que hubiese competencia. De hecho, sólo se presentaron dos solicitudes, la de Andalusian Hospitality II S.L., que resultó ganadora y la de Consorcio Light Power, presentada el último día del plazo y que no fue admitida.

Entiende San Telmo que la Autoridad Portuaria debía haber optado por una concurso abierto, por lo que podría haberse producido un fraude de ley.

Además, justifica esta petición de revisión de oficio de actos nulos en que no existía urgencia para haber optado por una competencia de proyectos, de ahí que considere que la Autoridad Portuaria ha incurrido en nulidad de pleno derecho. 

El recurso

A la revisión de oficio que reclama San Telmo se suma el recurso contencioso-administrativo que la academia presentó el mes pasado contra el acuerdo del pleno municipal del Ayuntamiento de Málaga por el que a finales de noviembre del año pasado se dio la aprobación definitiva a la modificación del Plan Especial del Puerto, aprobado únicamente con los votos a favor del grupo popular. 

La modificación sustituyó una zona libre de esparcimiento ciudadano por un complejo hotelero de cinco estrellas y altura de 35 + 3 plantas.

La alternativa de San Telmo

Se da la circunstancia de que, como adelantó este periódico el pasado diciembre, la Real Academia de Bellas Artes ha propuesto como alternativa al proyecto el traslado del rascacielos, dividido en dos torres, a la futura marina deportiva de San Andrés. Algo que fue descartado al día siguiente por el presidente de la Autoridad Portuaria, Carlos Rubio.

Con esta propuesta, la institución entendía que se respetaría el negocio hotelero en una zona más atractiva que el Dique de Levante, cuya concesión también la tiene el mismo grupo catarí que promueve la Torre del Puerto.

De esta forma, argumentaban los académicos, se eliminaba el impacto «negativo e irreversible» del hotel rascacielos en la Bahía de Málaga y permitiría a la Farola, recién declarada BIC, seguir funcionado, algo que no ocurrirá en cuanto se construya el rascacielos, puesto que su haz de luz, que tiene un alcance mar adentro de más de 46 kilómetros, quedaría interrumpido.

El informe de San Telmo

Además, como informó este periódico, la Real Academia de Bellas Artes de San Telmo envió en 2021 al Ministerio de Cultura un informe en el que alertaba del deterioro paisajístico «irreversible» que causaría la Torre del Puerto cuya construcción, señalaba, «altera -y para siempre- la imagen del Centro Histórico de la ciudad y la relación de ésta con su Puerto». 

De hecho, el informe calificaba el hotel rascacielos de «un auténtico hito referencial pero en sentido negativo (...) como el ejemplo materializado de lo que una ciudad no debe hacer si con ello daña su imagen con carácter perenne e irreversible. Y lo que es peor, en aras (...) de una falsa modernidad de la que en nuestro país hemos tenido la ocasión de padecer con tanta frecuencia».