Crónicas de la ciudad

Un punto energético en la confluencia de tres barrios

Donde se cruzan Cortijillo Bazán, Mangas Verdes y Monte Dorado cientos de ‘peregrinos’ han convertido una zona de contenedores en un asilvestrado punto limpio

Detalle de los contenedores de la calle Pérez de Ayala el pasado miércoles.

Detalle de los contenedores de la calle Pérez de Ayala el pasado miércoles. / A.V.

Alfonso Vázquez

Alfonso Vázquez

Los ingenieros geodésicos, geógrafos, arqueólogos o quién sabe si los zahoríes conocerán la arcana existencia de lugares con una supuesta acumulación de energía que los ha terminado convirtiendo en lugares de peregrinación, en emplazamientos para templos u oráculos y con el paso el tiempo, en mezquitas, iglesias o catedrales, más allá de que se encuentren en promontorios o lugares privilegiados. 

El mismo Oráculo de Delfos, ¿se eligió levantarlo en ese lugar por las bonitas vistas, por su relación con el inframundo de la leyenda que lo sustentaba o porque almacenaba más energía que el conejo de Duracell?

Se disparan las hipótesis también en Málaga con un ‘centro de peregrinación’ bastante más pedestre, situado en lo alto de una loma y que además es una encrucijada de caminos, pues en ese punto convergen los cercanos límites de tres barrios: Mangas Verdes, Monte Dorado y Cortijillo Bazán

La zona de contenedores en lo alto de la calle Pérez de Ayala.

La zona de contenedores en lo alto de la calle Pérez de Ayala. / A.V.

Hablamos de la calle Pérez de Ayala, que homenajea al gran escritor pero al mismo tiempo, no lo deja en buen lugar al albergar en estas alturas una concentración de contenedores que se ha transformado en un punto de atracción de incívicos de todas las leches. 

Basura el pasado miércoles en la calle Pérez de Ayala.

Basura el pasado miércoles en la calle Pérez de Ayala. / A.V.

En julio del año pasado un grupo de vecinos tuvo la ocasión de expresar en este diario sus quejas y aunque el Ayuntamiento recalcó entonces que hay un especial seguimiento por parte de Limasam, las fuerzas telúricas pueden más. Como resultado, la riada de individuos que piensa que «Urbanidad» es el nombre de una inmobiliaria, no deja de manar.  

Será casualidad pero el pasado miércoles, cuando el autor de estas líneas visitó este santuario laico de alérgicos a la educación, un coche frenó justo delante y de él bajó un individuo para depositar una ofrenda, antes de salir pitando. 

Los ‘exvotos’ que pueden localizarse en este lugar son de lo más dispares: televisiones despanzurradas, muebles que no los vuelve a montar ni el dueño de Ikea, latas de pintura, cristaleras, escombros... 

Cartel municipal que prohíbe arrojar escombros y residuos en esta zona de la calle Pérez de Ayala.

Cartel municipal que prohíbe arrojar escombros y residuos en esta zona de la calle Pérez de Ayala. / A.V.

Cualquiera diría que en lugar de un centro energético para peregrinos inmunes a la ESO se trata de un asilvestrado punto limpio. Menos mal que un -pronto ilegible- cartel municipal, con más años que el hilo negro, prohíbe arrojar escombros y residuos.

Nuestras autoridades deberían consultar a expertos para ver si, al igual que las cámaras y radares captan y permiten multar a los conductores infractores, resulta posible cazar así, en plena ‘deposición de la ofrenda’, a estos adoradores de la mugre. Suerte.

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