Sucesos

Los funerarios implicados en la falsa muerte de Carvalho en Marbella aseguran que trasladaron e incineraron un cuerpo

Los empleados de la funeraria declararon inicialmente que transportaron un cadáver y en el crematorio defienden que vieron restos óseos en el cremulador, el paso previo a la entrega de las cenizas en una urna

Sérgio Roberto de Carvalho. | L.O.

Sérgio Roberto de Carvalho. | L.O. / jose torres. málaga

El caso sobre la falsa muerte por Covid en Marbella de uno de los narcos más poderosos del mundo no sólo gira en torno a un posible delito de falsificación de documento público. Más allá de cómo y a cambio de qué se expidieron el acta de defunción y los papeles de la incineración de Paul Wouter -identidad que Sérgio Roberto de Carvalho usó en España hasta que decidió desaparecer y evitar una condena en Galicia-, los investigadores se enfrentan a una inquietante incógnita que las primeras declaraciones de los involucrados en el proceso funerario no han despejado en absoluto. ¿Incineró la trama un cuerpo real?

Bajo el foco principal de la investigación está el Mayor Carvalho, como lo conocen en Brasil desde que fue expulsado de la Policía Militar por corrupto, y dos conocidos suyos. Uno es el médico especialista en medicina estética de Marbella que presuntamente firmó el certificado de defunción el 29 de agosto de 2020. El otro, un amigo personal de Sérgio que aparece como testigo del óbito en el documento y que al parecer hizo los trámites en el Registro Civil. Pero las sospechas también salpican a los trabajadores que participaron en el proceso fúnebre. Según ha podido saber La Opinión de Málaga, los operarios de la funeraria que se encargó del servicio en la casa de Wouter de la calle San Juan Bosco niegan haber realizado un trabajo ficticio o haber participado en la pantomima de trasladar un féretro vacío. En la primera declaración que hicieron hace unos meses ante la Policía Nacional defendieron que comenzaron a trabajar en el piso en cuanto les entregaron el certificado de defunción que necesitan para iniciar el protocolo. Y que lo hicieron con un cuerpo real. Lo introdujeron en un ataúd y lo trasladaron hasta el Cementerio Virgen del Carmen, donde quedó bajo la custodia de los empleados del crematorio. Estos, por su parte, aseguraron que la incineración se desarrolló con normalidad y que incluso vieron restos de huesos en el cremulador, un aparato que se utiliza tras la cremación para triturar lo que el fuego no termina de convertir en ceniza. El procedimiento acabó, según su versión, con la entrega de la urna funeraria al amigo del narco que culminó los trámites en el Registro Civil.

Fuentes del sector funerario ya sugirieron en su día a este diario que el uso de un cuerpo real era el método más factible para conseguir el propósito de Carvalho. Explicaron que en plena pandemia, cuando el protocolo exigía introducir a los fallecidos por Covid en bolsas estancas y en féretros que no volvían a destaparse bajo ningún concepto, el certificado de defunción era un billete directo al horno crematorio sin tener que implicar necesariamente a los siguientes eslabones de la cadena.

Contradicciones

¿Dicen la verdad los trabajadores? ¿Lograron los principales implicados engañarlos o estaban todos al tanto de la trama? Los investigadores han detectado algunas contradicciones importantes entre todos los declarantes, pero, salvo una improbable confesión, se antoja imposible saber si realmente se utilizó un cuerpo que ya no existe, conocer su identidad y las circunstancias de su muerte. Otras de las claves que demostrarían el fraude sería la ausencia del documento público que refleja las causas del fallecimiento de Wouter en su casa, un trámite que en esas circunstancias normalmente realizarían los sanitarios del 061.

El caso, reactivado por la Audiencia de Pontevedra por ser donde se juzgó la causa en la que Carvalho iba a ser procesado como Wouter por un alijo de cocaína, ya se encuentra en un juzgado de Marbella, ciudad en la que el capo logró formalizar su fallecimiento para esquivar una condena segura. A la espera de que sea extraditado por Hungría, el siguiente paso será tomar declaración en sede judicial a dos empleados de la funeraria, tres del crematorio, al amigo personal de Carvalho y al médico que supuestamente firmó el certificado de defunción y al que también conoce desde hace años.