Opinión | La bodeguilla

¡Cuidado con lo que se firma!

Miembros del equipo que apoya a Juan Espadas en las primarias del PSOE andaluz se dirigen a la sede del partido con cajas repletas de avales para su candidatura

Miembros del equipo que apoya a Juan Espadas en las primarias del PSOE andaluz se dirigen a la sede del partido con cajas repletas de avales para su candidatura / Cristóbal G. Montilla

Muchos de nosotros nos hemos criado escuchando el dicho de que ‘quien firma es el que pierde’. O hemos crecido alertados por el mensaje instintivo de ¡Cuidado con lo que se firma! Esta advertencia ha planeado por la cabeza de más de un militante socialista durante el reciente proceso de recogida de avales por parte de quienes aspiran a ser el candidato del ‘puño y la rosa’ a la presidencia de la Junta de Andalucía en los próximos comicios regionales, que podrían adelantarse.

Al final, la batalla en las primarias no solo será entre las dos candidaturas que exhibieron avales de sobra: las de Susana Díaz y Juan Espadas. Habrá un tercer actor llamado Luis Ángel Hierro, quien aparentemente recogió las firmas justas y puede tener la llave del desenlace en el esperado e igualado ‘cuerpo a cuerpo’ entre la expresidenta de la Junta y el alcalde de Sevilla. Ahora, ya todo se encaminará a la consecución del voto secreto. Lo de la firma quedó atrás con ese doble filo que encoge a quienes no quieren señalarse ni verse en un compromiso. Es más, la firma del aval no tiene por qué ser una garantía. Que te avalen no significa que te voten. Lo vienen recordando desde el equipo de Espadas para hacerle daño a los ‘susanistas’ con las primarias que ganó el ‘sanchismo’ como botón de muestra.

La rúbrica supone un retrato que te señala, una amenaza real o un permiso arrojadizo, según se trate de unas primarias del PSOE andaluz, de un acuerdo con Vox o de la segunda dosis de AstraZeneca. Se corroboró el pasado martes tras el Consejo de Gobierno de la Junta al oír al consejero de la Presidencia y portavoz del Ejecutivo, Elías Bendodo. Horas antes, Vox había reiterado que la firma es el espejo al que se mira y que no apoyará nada más del Gobierno andaluz que no hubiese firmado antes. Véase lo que pasó un día después con la enmienda ‘roja’ a la Ley del Suelo. Aunque viniera de la izquierda, Vox la lió absteniéndose y dejó claro, tras el aviso sevillano de Santiago Abascal, que ha metido el turbo para que haya elecciones andaluzas anticipadas en otoño.

Bendodo ensalzó la estabilidad de su Gobierno hasta la saciedad y luego abrió otro frente de batalla cuando anunció que en la región ya se había comenzado a vacunar con la controvertida segunda dosis de AstraZeneca. Se puso a disparar a cuenta del consentimiento que el Gobierno central le pide a las personas que reciban la otra mitad de la vacuna que se había dejado ‘metida en manteca’.

El poderoso fontanero de San Telmo insistió en que lo importante «no es la firma sino la vacunación» y aseguró que aquí no se obligará a nadie a firmar , como si se tratase de otro de los inventos improvisados por el gabinete de Pedro Sánchez. A su vez, puso como ejemplo de los defensores de la polémica vacuna al consejero de Salud, Jesús Aguirre, abonado al pinchazo doble con la marca que suena a su insigne paisano y pensador cordobés.

Dos días después, el Ministerio de Sanidad acusó de desleales a las comunidades ‘pro-Astrazeneca’ y confirmó cuatro muertes por trombos causados por la vacuna anglo-sueca. El portavoz malagueño de la Junta no suele dar puntada sin hilo, sabe perfectamente por qué se pone a chapotear en determinados charcos. El problema es que Bendodo y otros políticos de diversos signos olvidan que el cultivo maquiavélico del ‘todo vale’ debe aparcarse bajo el chaparrón letal de una pandemia como la actual.