Opinión | El Jugador Número 13

Solidarios

Los jugadores del Unicaja celebran su victoria ante el Breogán

Los jugadores del Unicaja celebran su victoria ante el Breogán / Gregorio Marrero

En el transcurso de esta semana pasada, el Unicaja ha completado tres jornadas con tres victorias, debutando en la competición europea con un triunfo fuera de Málaga, y, aunque está bastante lejos de encontrar el pico de rendimiento en su juego medianamente aceptable, preferible es recorrer ese camino con victorias que con la presión añadida de la derrota.

Una de las circunstancias que se han visto de avanzar con las jornadas es que el nivel de dureza del grupo es mucho más adecuado que en situaciones anteriores. Repito que el juego está a años luz de ser aceptable, pero la dureza mostrada, con rivales que no son de la zona noble, pero también rivales complicados y que hace muy poco parecían insalvables en el momento que los encuentros se ponían cuesta arriba.

En los partidos frente a UCAM Murcia, Nizhny Novgorod y Río Breogán, se ha visto como casi todos los jugadores del plantel han aparecido para aportar algo, se han superado las ausencias a causa de lesión de piezas importantes y se ha plantado cara, con resultado de victoria en encuentros que hace muy poco terminaban al revés, en el momento que se complicaba un partido por endurecerse.

Sigue habiendo muchos problemas en el juego, la dependencia de la inspiración individual para poder resolver problemas en ataque es tal vez la única solución tangible, estando muy lejos de tener equilibrio, abusando del bote para atacar, y con un exceso de solución exterior frente a la producción de los jugadores interiores.

En cuanto a la defensa, el equipo va encaminándose bien en la senda de encajar menos de 80 puntos por partido, pero al igual que ocurre con el ataque, depende del tirón particular de uno o varios de los miembros siendo, como viene siendo habitual, Alberto Díaz capital para la activación defensiva del equipo.

No es ningún secreto que de la presencia en buena forma del base malagueño depende en gran parte el éxito a la hora de proteger el aro, está claro que el esfuerzo en solitario de una pieza, por importante que sea, no basta, pero la figura es tan ejemplarizante que consigue arrastrar de otros compañeros que poco a poco se van sumando a la causa.

De que la evolución sea más rápida o más lenta va a depender en gran medida el éxito de este equipo, quizá el concepto clave sea la solidaridad, que el equipo sea algo más que la iniciativa individual en ataque, con un abuso del bote que aburre, o que en defensa, tenga que esperar a que Alberto Díaz vuelva a protagonizar una fotografía de esas que quedan para la posteridad recuperando un balón, por ahí va el camino que hay que recorrer para ser importante.

Fuera del juego del equipo, tras haber jugado tres partidos en Málaga, la afluencia de público es un misterio que hay que solucionar. Vale que también ocurre en La Rosaleda, pero que haya poco más de cuatro mil espectadores hace plantearse cosas, que al club se le queden entradas de socios sin vender, da que pensar, y yo precisamente no he sido tradicionalmente de los que he dicho amén a todo lo que venía oficialmente desde la avenida Gregorio Diego, pero las circunstancias son otras, las actitudes diferentes y de momento no se encuentra la respuesta adecuada.

Si jugamos a echarle la culpa a la pandemia y a la nueva «anormalidad» que vivimos, un pequeño detalle, el Estudiantes, en Liga LEB Oro llevó más de siete mil espectadores este fin de semana pasado al WiZink Center en su partido ante el ICG Força Lleida. Vale que Madrid es el ombligo del mundo y el centro del universo, pero creo que tendríamos todos que plantearnos que después de tanto tiempo echando de menos ver los partidos in situ, dejar de pasar las oportunidades, tampoco habla bien de la autoproclamada en su día «mejor afición de Europa». Y sí, todos tenemos una triste historia que contar con respecto al club (más o menos como las que tenemos con la empresa en la que trabajamos), por eso, al igual que espero que el equipo evolucione, que la grada albergue cada vez a más gente sería una magnífica noticia, además se demostraría de manera real que se está por encima de las malas decisiones y de las gestiones que todos hemos criticado en su momento de quienes dirigían el club.