Málaga de un vistazo

Libros

Barcelona, el domingo durante el Día del Libro.

Barcelona, el domingo durante el Día del Libro. / Kike Rincón - Europa Press

Jordi Cánovas

Jordi Cánovas

La feria del libro sigue y seguirá escribiendo páginas, y parece que no se queda nunca sin palabras ni tinta, ni sin ser portada o noticia. Año tras año se celebra con el mismo éxito y expectación el encuentro entre libros, lectores y autores. No importa lo que esté pasando alrededor, que el refugio de la lectura siempre nos hace sentir a salvo. Y es que nada como un buen libro para librarse de los renglones de la rutina y de las estrictas líneas de la actualidad que tanto nos sujetan y experimentar nuevas sensaciones sin cambiar siquiera de postura, también ayudan las películas, claro, las series o videojuegos, pero es que con la lectura se crea un ambiente de intimidad que lo vuelve todo más nuestro, de cada uno, y por lo tanto más auténtico. Quién no tiene al menos un libro favorito, un autor, un género o estilo que lo llame de tanto en tanto si no insistentemente para contarle una historia al oído de los ojos, por decirlo así.

No importa cuánto avance la tecnología, las capacidades que adquiera la inteligencia artificial, ni cuántas series o películas saquen cada año todas las plataformas juntas, que nada ocupará el espacio de los libros, o mejor dicho, de la lectura, porque no es descartable un futuro en el que los libros físicos, como objetos, sean minoría y la lectura se haga en su mayoría a través de una pantalla o proyección, pero la lectura como tal, la lectura de libros, se entiende, el leer por leer, adentrarse en historias inventadas, pero nuestras, que dan forma a la realidad que vivimos, ficciones que nos sugieren verdades más allá de las que nos creemos, el viaje por la imaginación al ritmo hipnótico de las palabras, el hábito y el placer, en fin, de la lectura, seguro que nos acompañarán hasta la última página de nuestra historia.

Suscríbete para seguir leyendo