Tribuna

Nuestras vidas

Cuando pensamos en cuestiones LGTBIQ no está en el imaginario colectivo caer en cómo la pobreza es un factor clave en los problemas que se encuentra gran parte de la comunidad

Imagen de una marcha del Orgullo LGTBIQ +

Imagen de una marcha del Orgullo LGTBIQ + / EFE

Antonio Rodríguez Molina

Antonio Rodríguez Molina

  • ¿Podemos cruzar?
  • Ivan, lo hago por ti, odio las putas luces de Navidad
  • Pero me hace ilusión verlas
  • Ok, ok
  • ¿Te acuerdas del sueño que me contaste?
  • ¿El de mi despertar sentimental? Jajaja.
  • Sí, ese. No te rías, es algo bonito.
  • Un poco tonto, ¿no?
  • Ey, ven aquí…

Love is not love, por favor. Es horrible encontrarse con esta frase de taza en todas las paradas de autobuses. La institución pública, el sistema capitalista, la familia, la iglesia y los grandes empresarios aceptan nuestras libertades y derechos LGTBIQ, siempre, a través del amor. En pareja, de forma normativa, con intención de formar una familia, comprar una casa, pretender que la monogamia es el camino, lo que viene siendo un matrimonio correcto. No sólo esto es una opción, es que es una falta de respeto. Las personas LGTBIQ no queremos que nos acepten por quiénes amamos. Queremos que nos acepten porque somos bolleras, maricas, trans, bisexuales, asexuales, no binaries, tenemos pluma, tenemos una identidad distinta, lo expresamos, se nos nota, y parte de nuestra cultura es parte de esa historia que nos revela. Queremos que se nos respete por los mismos motivos por los cuáles no se nos respeta. Y ojo, no se plantea la heterosexualidad en este texto como un enemigo, ni mucho menos; sí como un elemento clave para la lucha por la igualdad. 

Desde hace meses en EEUU se está vilificando a las personas trans de formas especialmente cruentas. En Italia está Meloni retirando derechos de maternidad a parejas de lesbianas. En Hungría se intenta sacar adelante un Proyecto de Ley de Protección de la Infancia en contra de las personas LGTBIQ (un clásico). En Uganda se ha aprobado una de las leyes Anti-LGTBIQ que castiga con penas de hasta 20 años de cárcel la “promoción de la homosexualidad”. Y así en muchos sitios. Se dice que si las redes, que los discursos de odio, que vuelve la ultraderecha y el fascismo. Vuelven a salir los curas de turno a decir básicamente que somos lo peor, se producen conversaciones a tu alrededor en las que la gente repite “yo no tengo ningún problema con las personas LGTBIQ, faltaría más”. Lo de tener un amigo gay y eso. Pero, realmente, ¿se trata de un revival? ¿O es que algunas de estas cosas jamás se fueron? 

  • Mira esa pareja…
  • Por favor, con el palo selfie, es que no me puede parecer todo más detestable.
  • Venga, vamos a darnos un beso.
  • ¿Qué? Jajaja.
  • Voy a darte un beso.

Claro, ahora tenemos unas elecciones generales cercanas y tanto la derecha como la izquierda nos usan como armas arrojadizas. Ahora “viene el lobo”. Ahora se supone que tenemos que temer esto como algo sin precedentes. Y yo sólo pienso en el cansancio. En como las vidas LGTBIQ suelen estar mucho más precarizadas. Imaginen por un momento cómo se puede sentir en el contexto actual una persona trans de, pongamos, 50 años. Hay cosas que son estructurales, las vidas de las personas LGTBIQ no son sólo difíciles por la discriminación y la violencia más explícita que viven a diario, concretamente con la cuestión trans. Lo son porque gran parte de las personas de nuestra comunidad viven acoso en el trabajo, viven en soledad; viven, vivimos, con una salud mental siempre en alerta. No es natural, ni lo que está pasando, ni lo que ha pasado durante años, décadas, siglos.  

Cuando pensamos en cuestiones LGTBIQ no está en el imaginario colectivo caer en cómo la pobreza es un factor clave en los problemas que se encuentra gran parte de la comunidad. Pero incluso dentro de la comunidad LGTBIQ, las personas trans se han convertido en un capital social que nos avala, nos proporciona ese tick en la lista de cuestiones de la diversidad del postureo. Pero, en el día a día, más allá de eso: ¿A cuántas personas trans escuchamos? ¿Qué sabemos de sus historias? ¿Quién las quiere contratar? ¿Porque no están en los posters que hablan de Torremolinos como una ciudad gay de referencia? ¿Por qué celebramos la feminidad de lo drag pero mujeres lesbianas y bisexuales están invisibilizadas, sin representación en esos espacios?

  • Espero que no te sintieras incómodo anoche. No quiero que te sientas presionado ni nada, estoy bien con todo (y he disfrutado mucho del tiempo contigo)
  • Gracias por lo de ayer. Todavía siento la libertad que viví después de besarte y me sentí tan libre y en paz que se ha despertado algo familiar y grande en mi alma... me hace sonreír.

Llevo unos días pensando en lo que quería escribir para el 28 de junio, se siente casi como una obligación. Realmente he escrito, he borrado, he vuelto a escribir y a borrar, y así. He buscado datos, he encontrado noticias horribles, he recordado la valentía de mi amiga trabajando cuestiones de respeto e igualdad contra la LGTBIQfobia en su colegio, y el odio reaccionario con el que se ha encontrado. Pienso en mi otra amiga, implicada siempre en los movimientos sociales, que es de donde nacen las políticas de igualdad que se están blanqueando ahora, no vaya a ser que el feminismo incomode a algunas personas. Pienso en mi otro amigo que sigue en marcha con un proyecto de apoyo asistencial y psicológico a personas LGTBIQ y a sus familias, y en la cantidad de horas que le dedica, a pesar de que la Junta sigue retirando todas las ayudas a este tipo de asociaciones. Pienso en mi otra gran amiga y su labor de difusión sobre cuestiones y cultura LGTBIQ, y pienso en todas las conversaciones que mantenemos, en grupo, personas LGTBIQ de mi contexto, de mi generación. Y al final no tengo mucho más que decir que qué pena que siempre tengamos que estar usando nuestros espacios y nuestros momentos para educar a los demás, para combatir el odio. La diversión es un concepto intervenido en nuestras vidas, ya sea por la culpa, la responsabilidad o la mera intuición de que pueda no correspondernos. Son muchos años de auto- alienamiento en defensa propia.

Pienso en ese día. Mi tercera cita con Ivan Topalov. Ivan vino a España a tratarse contra una enfermedad. Nos conocimos justo en enero de 2022. Un mes antes de que comenzará la guerra en Ucrania, su país de origen, a Ivan le brillaron los ojos como nunca antes. Ese atrevimiento de beso en mitad de Calle Larios era su primero con un hombre en público. Por primera vez en su vida. Es de esos momentos donde no es tanto el enamoramiento sino el éxtasis de hacer y disfrutar de lo que ha sido prohibido durante años lo que te hace levitar. Compartimos unos meses maravillosos, en los que aprendimos a cuidarnos, a tratarnos bien, a disfrutarnos. Con mayor o menor acierto, ¿no es esa la cuestión queer? Este 28 de junio yo sólo quiero que a todas las personas LGTBIQ nos dejen tranquilas de una vez, nos dejen vivir nuestras vidas dignamente en paz. Iván falleció hace tres meses, con mucha vida, alegría y luz por delante. Por él, por todas las personas que ya no están, por las que viven en países con circunstancias más difíciles, por las que viajan en metro tranquilamente o visitan parques de atracciones, por las que hicieron las calles para que pudiésemos besarnos en ellas, y bailarlas. Ya está bien. Son nuestras vidas. Y no tenemos más.

Suscríbete para seguir leyendo