Marca Málaga

La economía de Málaga tras la Expo 2027

La vida continúa, y debemos sacar conclusiones de esta experiencia que ha ilusionado al conjunto de la población

Una imagen aérea del Parque Tecnológico de Málaga.

Una imagen aérea del Parque Tecnológico de Málaga. / ana i montañez. málaga

Fernando M. Cubillo

La eliminación de Málaga como ciudad que hubiera podido desarrollar la exposición universal 2027 ha supuesto un jarro de agua fría para el impulso que nuestra economía provincial hubiera dado de manera firme y decidida. Un impulso que habría facilitado el inicio de la diversificación de nuestro modelo productivo con carácter inmediato y en tan sólo 4 años.

La vida continúa, y debemos sacar conclusiones de esta experiencia que ha ilusionado al conjunto de la población e incluso que nos ha hecho pensar sobre los proyectos que cada persona ha creído mejor para nuestra ciudad, tractora de la economía no sólo provincial sino incluso regional.

Pero las prisas, dice el refrán, son malas compañías, y en estos momentos, debemos pensar que caminar hacia «una sociedad sostenible» debe hacerse de manera inclusiva e integradora cuando hablamos de grupos sociales importantes en nuestra provincia, excluidos y descolgados del desarrollo tecnológico hacia el que estamos avanzando.

Por eso no se pueden guardar en un cajón los proyectos para renaturalizar el Guadalmedina, soterrar el tráfico privado y colectivo por el eje litoral, ni de ampliar el Palacio de Congresos o construir ese auditórium que necesita la ciudad. Se trata de impulsar un desarrollo social y medioambientalmente sostenible: Esos espacios verdes como el bosque urbano o el campamento Benítez. O atender a esos grupos de personas excluidas de este desarrollo que sólo llega a unos pocos. Y tenemos tiempo, frente a las prisas de antes, el sosiego de hacer las cosas pensando en el conjunto de la ciudad, y no sólo en quienes desean obtener beneficios a corto plazo.

Las empresas sostenibles no miran ya sus cuentas de resultados solamente, sino que les importa y mucho el «cómo se han conseguido esos beneficios». Porque en estos momentos se trata de hacer duradera la vida de las empresas. No de ganar mucho en poco tiempo, sino de ganar durante mucho tiempo. Esa sostenibilidad de la economía malagueña es la que necesita nuestra provincia.

En este nuevo contexto, Málaga no puede quedarse paralizada, y sí debe retomar la senda que inició hace más de 40 años en los que el impulso a un entorno tecnológico, con esa disponibilidad de suelos en Tech Málaga Park, que permite a futuras empresas seguir instalándose en él, ese nuevo polígono de transformación agroalimentaria reivindicado desde CCOO tras la pandemia, las nuevas infraestructuras hídricas tan necesarias para la sostenibilidad medioambiental y para quienes residimos aquí o para las empresas que quieran instalarse o mejorar sus equipamientos bien para un desarrollo industrial o bien como un fortalecimiento del sector turístico, todos ellos son proyectos para los que se deben buscar nuevas oportunidades de financiación.

Hasta ahora el crecimiento, en términos de empleo, que está teniendo nuestra provincia con más de 700.000 personas en alta de Seguridad Social ha sido ajeno a las expectativas de capitalidad cultural como de la exposición 2027. Un crecimiento impulsado desde los diferentes gobiernos o empresas, y mejorado ostensiblemente por una nueva arquitectura laboral que ha dado seguridad jurídica a miles de personas trabajadoras en forma de contratos fijos o de jornada completa. Que ha permitido mantener el consumo interior, principal garante de la sostenibilidad de nuestra economía. Y todo ello en un contexto de crisis tanto sanitaria como energética en estos últimos 3 años. Este crecimiento no ha venido de la mano de grandes eventos, y es el que debemos cuidar: un crecimiento endógeno, propio de nuestra provincia, que se debe consolidar e ir mejorando.

Para que este crecimiento y desarrollo provincial sea sostenible socialmente hablando se deben impulsar colaboraciones de la Universidad de Málaga y de los centros de formación profesional reglada e ir actualizando, perfeccionando y mejorando las cualificaciones de quienes hoy trabajan o pretenden hacerlo. Que quienes viven aquí tengan la oportunidad de desarrollar su carrera profesional en los empleos que aquí se están creando: desde la hostelería hasta las tecnológicas, desde el comercio hasta las consultoras, con unos servicios públicos que den respuesta a las necesidades de quienes se incorporan o abandonan bien temporalmente o definitivamente el empleo.

Nada ayuda a nuestra ciudad si los dos grandes partidos políticos se dedican a los regates en corto, marcandose y acusándose permanentemente con el solo fin de obtener un puñado de votos. El ejemplo que han dado los gobiernos de España, Andalucía, la Diputación Provincial y el Ayuntamiento de Málaga por otro, debe permanecer.

Para cuando llegue el año 2027, no tendremos exposición universal pero sí tendremos una ciudad mejor y más sostenible que hoy.