Tribuna

Adiós Expo, bienvenido Bosque Urbano

Parecía una quimera que pudiese ganar una propuesta defendida por unos gobernantes que, en efecto, acosan judicialmente a una plataforma ciudadana que defiende la creación de un bosque urbano

Plataforma Bosque Urbano Málaga (Javier López, Pedro Francisco Sánchez y Christoph Schröder)

Quince días después de que Málaga fuese descartada como sede de la Expo 2027, aún se palpa la tristeza de muchos malagueños que despertaron de un sueño que no pudo hacerse realidad. Disfrutar de este acontecimiento universal en nuestra ciudad habría sido una magnífica oportunidad para propiciar el cambio de rumbo que necesita Málaga. Sin embargo, tendremos que esperar a otra ocasión.

Ahora viene el momento de reflexionar y analizar lo que se podría haber hecho mejor. Desde la plataforma Bosque Urbano Málaga (BUM), consideramos que ha faltado un verdadero carácter sostenible en la candidatura, acciones dirigidas a naturalizar la ciudad de forma permanente y no cortoplacista, acciones orientadas a mejorar los entornos y la calidad de vida de la vecindad, así como una participación real de toda la ciudadanía malagueña. 

En su momento, la plataforma BUM propuso al Ayuntamiento el bosque urbano como un proyecto de ciudad, incorporado como emblema de la candidatura. Quién sabe si esta apuesta decidida y transformadora, que habría mostrado un compromiso sin igual con la sostenibilidad urbana, podría haber convencido a más delegados y haber salvado esos escasos 11 votos que dejaron a Málaga sin la Expo 2027. 

Por mucho que amemos nuestra tierra y la queramos ver a la cabeza de la defensa del medioambiente, había elementos difíciles de encajar en una candidatura cuyo lema era ‘hacia la ciudad sostenible’. A modo de ejemplo, parecía una quimera que pudiese ganar una propuesta defendida por unos gobernantes que, en efecto, acosan judicialmente a una plataforma ciudadana que defiende la creación de un bosque urbano en dos de los distritos más densamente poblados de la ciudad y con menos superficies verdes por habitante. Una infraestructura ambiental que, además, fue prometida en el PGOU de 1983. 

Ahora nos queda la duda de si, abandonado el proyecto de la Expo, también caerán en saco roto las promesas verdes que adornaban la candidatura. De igual modo, sería francamente irresponsable que, tras la derrota, el Ayuntamiento endureciese aún más sus políticas urbanísticas basadas en el cemento y el hormigón, como ya se puede constatar en Martiricos, La Princesa o La Térmica. Esperamos, pues, que esta deriva no llegue a implantarse definitivamente y que las autoridades que gobiernan nuestra ciudad reflexionen, por fin, con el futuro ambiental en el horizonte. 

Es urgente que se replanteen el modelo a seguir, que pasa irremediablemente por compromisos sostenibles a largo plazo. Señalando el camino, luchamos por un bosque urbano como una de las Soluciones Basadas en la Naturaleza que propugna la Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza (UICN). Con una cubierta vegetal tan ambiciosa como la del BUM, tendríamos la opción de mejorar la calidad del aire, atenuar las temperaturas, recuperar suelo, ofrecer salud física y mental, entre otros muchos efectos constatados por la comunidad científica.

Una vez más, desde la plataforma Bosque Urbano Málaga, hacemos un llamamiento a generar un nuevo proyecto de ciudad. Una propuesta que tenga en consideración las necesidades de los que ya estamos aquí y de los que vendrán, que sitúen a Málaga, de una vez por todas, en el camino del compromiso con el medioambiente que ya han mostrado otras grandes ciudades europeas.