Arte-fastos

A la barricada

El cartel de 'Ecléctica'

El cartel de 'Ecléctica'

José Manuel Sanjuán

José Manuel Sanjuán

Una de las premisas básicas que definen los procesos expositivos y curatoriales en este siglo XXI -salvo futuros cambios de paradigma- consiste, según Nikos Papastergiadis, en la necesidad del artista de estar «en» lo contemporáneo más que dar respuestas «a» lo cotidiano. Debe involucrarse en los distintos estratos de la realidad con la certeza de que atender al contexto local no excluye una mirada transnacional, pues ambas constituyen dos vías, completamente lícitas, de «estar en el mundo». Este discurso de la diferencia constituye el armazón conceptual de 'Ecléctica', colectiva que se incluye en el ciclo Lima Contemporánea y que exhibe estos días la obra de los once artistas que expondrán sucesivamente en el hotel Lima, de Marbella; programa que comenzó en septiembre con la individual de Paco Sanguino, también comisario del proyecto. 

Mediante un repertorio multidisciplinar pero con claro apego a las bondades del oficio pictórico, las diversas poéticas secundan la idea de la interacción local-global con narrativas heterogéneas que, en ocasiones, traslucen una postura crítica. Diálogos que abarcan desde la deslocalización geográfica repensada como objetos de souvenir (Débora Notenson), hasta la representación tácita o simbólica del ser humano: bien testigo impotente de su propia vulnerabilidad (Stella Kamazón), bien documento indeleble de una contabilidad «permanente (y) revisable» (Pablo Fernández Pujol). A veces la figura emerge de un palimpsesto que combina texto (carente de contenido sintáctico) y referencias no concretas (Liviana Leone), o desmonta estereotipos femeninos mediante injerencias ¿cromáticas o fisiológicas? de alta pregnancia visual (Lía García).

Continúa la persistencia de lo humano en los realistas dibujos a grafito de Paco Mármol: incómoda trastienda de una sociedad consumista; sociedad que Paco Sanguino desenmascara de sus rutinas, hipocresías y falsedades. La vertiente paisajista alberga, en los óleos de Juan Ángel González de la Calle, una deriva abstracta con acordes alegóricos; dualidad que Miguel Ferrer rebate mediante un lenguaje naturalista, casi topográfico, de arboledas y celajes. La faz misteriosa, lo inasible de la Naturaleza envuelve las panorámicas de Pepe Barroso: seres aislados en un entorno onírico o escenográfico; personajes que desaparecen (en teoría) de los crepúsculos, líricos y sugerentes, de Rosario Olarte. Con su habitual vehemencia, José Luis Brea propugnaba, allá por 1994, que «era preciso tomar partido por el arte, resistir a su banalización». Las obras aquí reunidas confirman, dos décadas después, que la barricada aún sigue intacta.