El contrapunto

A los Gastrónomos Pobres de San Pedro Alcántara, en el día de su inmensa orfandad

Rafael de la Fuente

Rafael de la Fuente

Recuerdo aquel lunes 10 de agosto. Y aquel día de San Lorenzo, el santo patrón de los cocineros. Un día importante. Sin una gastronomía excelsa, con aportes de culturas milenarias, como las que tenemos en Andalucía, el buen desarrollo turístico es imposible. También por esto fue muy importante que el día siguiente, dedicado a Santa Clara, se celebrara la XXV edición de los famosos encuentros del Muy Noble y Antiguo Club de Gastrónomos Pobres de San Pedro de Alcántara, en tierras de Marbella. Marbella, ennoblecida una vez más por unos de sus hijos más preclaros: don Juan del Río Mapelli y su desconsolada esposa, doña Remedios Nieto Palacios.

Esta institución, con una tradición que ha pasado la raya del cuarto de siglo, agrupa a personajes muy importantes de todo el mundo, unidos por la cultura, el buen humor y el arte de la buena mesa. Es bien sabido en la Costa del Sol malagueña que este club ejemplar (por lo eminentemente civilizado) existe gracias al entusiasmo y la generosidad de una familia de San Pedro de Alcántara: la familia de Remedios y Juan del Río, tan queridos como admirados. El éxito y la proyección más allá de nuestras fronteras de esta asociación me permitió escribir estas líneas el 19 de agosto del 2009 en La Tribuna de Marbella: «Creo que en Europa hay dos encuentros sociales que pueden considerarse únicos e irrepetibles: la fiesta de los libreros en el pueblo de Hay-on-Wye, en Gales. Y la cena de los Gastrónomos Pobres que la familia del Río organiza en el ecuador del verano en Marbella. Bueno, más bien en San Pedro». Aquí termina la cita de aquel escrito. Y creo que hoy lo que entonces afirmé es más verdad que nunca. Esta familia ejemplar, en la que tenemos intelectuales brillantísimos, farmacéuticos ya legendarios, grandes amas de casa, cocineros ya famosos, catedráticos, periodistas y empresarios geniales, puede estar orgullosa de la singular asociación que ellos con un grupo de amigos supieron crear, hace ya muchos años, para la mayor gloria de España y Andalucía.

No olvidaremos nunca las noches de los Gastrónomos Pobres en San Pedro en aquellos veranos, en el marco de los jardines mágicos de la casa de los anfitriones, en las playas sampedreñas. En las que importantes vestigios romanos nos recuerdan que estamos en tierras tan antiguas como ilustres. En verdad fueron noches portentosas.

Compartimos ahora el desconsuelo de los familiares y los amigos del inolvidable maestro, don Juan del Río Mapelli, el que nunca será olvidado. A partir de ahora acompañaremos con nuestras oraciones, en su dolor, a su desconsolada y siempre ilustre esposa, doña Remedios Nieto Palacios y a toda su admirable familia. Les acompañamos en estos momentos difíciles, de profunda tristeza, ante el dolor que la reciente y dolorosa pérdida que representó para todos el fallecimiento de don Juan. Al que Dios tenga en siempre en su gloria.

Por eso, en honor de ellos, y en su recuerdo, evocaremos aquella ya lejana noche de verano, en la que todavía surcaban el firmamento las lágrimas de San Lorenzo. Aquellas estrellas fugaces conocidas como las Perseidas, llegadas desde las lejanías de la constelación de Perseo. Fue la noche de la Santa Chiara Favarone. Santa Clara, a la que hizo grande el ejemplo de San Francisco de Asís. Y a la que también hacemos llegar nuestra oraciones por el eterno descanso del alma de nuestro hermano y maestro: don Juan del Río Mapelli. Nació en Málaga el 10 de enero de 1932. Fue su vida tan larga como ejemplar.

Descanse en paz.