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Dejémosle tranquilo

Ricky Rubio ha empezado a entrenarse con el Barça.

Ricky Rubio ha empezado a entrenarse con el Barça. / L. O.

Francis Tomé

Francis Tomé

La buena noticia esta semana en el mundo del baloncesto fue, posiblemente, la vuelta a los entrenamientos de Ricky Rubio. El jugador solicitó a su último club en Europa formar parte del grupo en los entrenos. Por supuesto que ese club, el Barça, no ha puesto ninguna pega a esto y el lunes pasado ya participó en el trabajo diario de la primera plantilla.

Llama la atención el hecho de que Ricky pidiera entrenar al Barça y no al Joventut, su club de toda la vida. Quizás su amistad con Juan Carlos Navarro y Roger Grimau habrá sido importante para tomar esta decisión. O cómo ha sido siempre recibido en la cancha del Joventut las veces que jugó allí como visitante. Y es que, como suele pasar en estos casos, nunca se entiende que uno de tus jugadores franquicia se vaya al club rival a ganar más dinero y pasas del amor al odio en tan solo un instante sin dejar hueco en tu cerebro, o tu corazón, a la comprensión.

La noticia de la vuelta a las canchas de entrenamiento es algo genial. Solo él, su entorno, y los profesionales con los que supongo trabaja su mente, saben por lo que él ha pasado. Debe ser muy duro y sufrir mucho para dejar el baloncesto cuando estás jugando en la NBA y eres un ídolo para tantos seguidores a nuestro deporte. No es fácil coger el teléfono para llamar a Sergio Scariolo y decirle que no te encuentras con fuerzas para disputar un mundial, una competición que otros sueñan por jugar. Él mismo habrá soñado con jugarlo.

Cada vez se sabe más sobre las lesiones y sus tiempos de recuperación porque se estudia y perfeccionan las técnicas que se utilizan. Y es cierto que los jugadores y las jugadoras vuelven a jugar al mismo nivel que antes de la lesión, independientemente de la gravedad de la misma o el tiempo que pase en el dique seco recuperándose. Hay casos que hasta vuelven más fuertes incluso. Pero con respecto a los problemas psicológicos somos unos perfectos ignorantes. Muchas veces dudamos de los sentimientos que pueden padecer otros, como en el caso de Rubio. No logramos comprender cómo un jugador que está en la elite ganando mucho dinero y siendo una estrella sea capaz de dejar de jugar al baloncesto porque su cabeza no está bien. Creemos que estos chicos son unos privilegiados y que no tienen derecho a tener problemas. No entendemos que un chico como este, que ya era un jugador top con 15 años, pueda estar hasta las narices de jugar al baloncesto. O que le pueda afectar la muerte del entrenador que apostó por él en la NBA. O la muerte de su madre que, por cierto, fue muy cercana en el tiempo a la de su entrenador.

Sí que es cierto que cada vez están apareciendo más casos como el de Ricky, estrellas mundiales en su disciplina deportiva que tienen que luchar a diario con problemas que nos pueden parecer más o menos graves pero que a ellos les afectan hasta el punto de que deben dar un paso a la derecha momentáneamente, o incluso retirarse.

Por eso hay que tomar de una manera muy positiva cuando una de estas estrellas vuelve. En el caso del jugador catalán ya es un gran éxito que quiera ponerse de nuevo las zapatillas y desee jugar al baloncesto. Lo que no podemos hacer los demás es caer en el error de comenzar a hablar de plazos, de que si el Barça tiene hasta tal fecha para inscribirlo en la Euroleague, o que si volverá a la selección este verano. Hay que dejarle, que él marque sus plazos y vaya todo lo lento o rápido que quiera o pueda. Lo primero que Ricky debe buscar es volver a ser feliz en la cancha porque será la única manera de que recupere su juego. Los aficionados solo debemos apoyarle y esperarle porque, si finalmente Rubio encuentra la felicidad jugando, somos nosotros los que vamos a disfrutar nuevamente de su baloncesto. Si no vuelve para esta temporada pues que sea para la siguiente, pero que vuelva. Eso será señal de que se ha recuperado de sus problemas, lo cual es ya muy positivo, y de que podremos verlo otra vez con el balón en las manos divirtiéndonos a todos.

Todo esto solo aumenta mi pensamiento de la importancia que tiene en el deporte profesional la figura del psicólogo como parte del staff de un equipo. Y no hablo exclusivamente del trabajo directo que puede hacer con los jugadores y jugadoras, mejorando en su rendimiento deportivo. Hablo de que te puede hacer mejor entrenador ayudándote a conocer mejor al grupo humano que diriges y a ti mismo, para tú ser capaz también de aumentar tu rendimiento.

Sobre este tema sé de lo que hablo después de haber trabajado con Fernando González y hacerlo ahora con José Luis Fernández. Ellos han hecho mejores a mis equipos y me han hecho mejor entrenador. Todo un privilegio para mí haber compartido con Fernando y, ahora con José Luis, horas de trabajo en común.