Tribuna

28 de febrero: Los ayuntamientos siempre escuchan al pueblo

Ayuntamiento de Alhaurín de la Torre

Ayuntamiento de Alhaurín de la Torre / L.O.

Joaquín Villanova

Joaquín Villanova

En este camino conjunto de la ciudadanía andaluza, emprendido el 28 de febrero de 1980, siempre hemos estado sin fisuras los ayuntamientos toda nuestra Comunidad. Los gobiernos locales hemos sido, somos y seremos los primeros en escuchar las demandas del pueblo, como administración más cercana al vecino, y seguimos manos a la obra para alcanzar las aspiraciones de una ciudadanía rica en valores, cultura e historia.

El andaluz es un pueblo que ha sabido superar con responsabilidad y esfuerzo las sucesivas crisis que hemos pasado, algunas muy intensas, a lo largo de los años. Seguimos atentos a los vaivenes de los precios que en los últimos meses han afectado a las economías domésticas y que cuenta con esa solidaridad que caracteriza a los andaluces. Se avecina una nueva crisis, la sequía, con todo lo que eso supone no sólo para la ciudadanía de a pie, sino para dos de los grandes sectores económicos de nuestra tierra: la agricultura y el turismo.

En otras palabras, se avecinan nuevos retos y nuevas ilusiones y los municipios seguiremos trabajando por buscar nuevas oportunidades y por seguir posicionando a Andalucía en el lugar que le corresponde, pero, qué duda cabe, también afrontando con sentido común y con altura de miras los muchos desafíos, amenazas o debilidades que nos acechan.

Hace cuarenta y cuatro años del referéndum en el que Andalucía consiguió su autogobierno y todos hemos podido comprobar, especialmente en estos últimos años, que el Estado del Bienestar, que vino de la mano de la Democracia y la autonomía, resulta imprescindible para superar dificultades extremas como la crisis sanitaria que pasamos en 2020 o la actual crisis del agua, así como la amenaza que se cierne con el despoblamiento de las zonas rurales y el envejecimiento de la población.

En el lado más amable, tenemos que reivindicar que, de la mano de principios como la igualdad de oportunidades y la cohesión social, nuestro intenso trabajo desde el municipalismo y desde nuestra autonomía para que nuestra tierra siga siendo un ejemplo de sociedad inclusiva, solidaria, integradora, abierta, generosa, amable y moderna, además de respetuosa con sus tradiciones y con su patrimonio histórico-artístico, medioambiental y paisajístico, sin olvidar el importante factor humano andaluz representado en nuestro inagotable talento, audacia e iniciativa como tierra de emprendedores.

Debemos trabajar con entusiasmo para que Andalucía ocupe un lugar de vanguardia en la innovación, la transferencia tecnológica y la modernidad; visibilizando el talento, la solidaridad y el sentimiento de ser andaluces y andaluzas y de sentir, pensar y hablar en andaluz.

Sigamos construyendo una Andalucía que genere empleo, riqueza y oportunidades, con compromiso ante los que tienen dificultades, diversa e igualitaria, sobre las bases de la convivencia y el respeto a los derechos fundamentales, en la búsqueda de un modelo de Estado de las Autonomías como garante del progreso económico y social de la ciudadanía, basada en los pilares indispensables de la Educación y la Sanidad públicas, y en la defensa a ultranza de los colectivos que más lo necesitan a través de políticas que blinden el gasto en acción social y Dependencia.

La reafirmación de un territorio no puede ser a costa de otro; tenemos que defender la vigencia de los principios que inspiran la Constitución y nuestro Estatuto, dos textos que nos garantizan que tenemos los mismos derechos y obligaciones y que la política de cualquier gobierno debe de pasar por el fortalecimiento del Estado de Bienestar, el desarrollo económico y la defensa de lo público, dentro de la máxima lealdad institucional que en Andalucía llevamos por bandera.

Con ese mismo espíritu de determinación, unión y compromiso que caracterizó a aquellas generaciones de andaluces que pusieron en marcha y colocaron los cimientos del Estatuto de Autonomía, nos toca responder a todos para afrontar todos los desafíos que nos aguardan, que no son pocos ni fáciles, y que requieren de nuestro empuje, pero también de que España siga siendo un Estado donde se respete la solidaridad interterritorial, la igualdad entre los ciudadanos y la lucha contra los privilegios económicos, políticos o jurídicos de unos territorios respecto de otros, porque esto último profundiza en las diferencias y socava los principios irrenunciables que emanan de nuestra Constitución.