El rincón del asesor financiero

La TAE, clave para las finanzas

Una pareja mirando sus finanzas.

Una pareja mirando sus finanzas. / Shutterstock

José Antonio Pérez Muriel

José Antonio Pérez Muriel

Antes de definir el concepto de TAE vamos a introducirnos en lo que es el tipo de interés. Cuando, como clientes, depositamos dinero en una entidad financiera y nos remuneran por ese dinero depositado o la entidad financiera nos presta dinero y pagamos por ese dinero prestado, lo hacemos según un determinado tipo de interés. En general, esta remuneración o coste del dinero va a depender de muchos factores: importe, plazo, producto … pero básicamente de la situación del mercado.

Derivado de esto, tenemos dos conceptos que se aplican tanto en el caso de depositar dinero como de recibir dinero prestado: el Tipo de Interés Nominal (TIN) y la Tasa Anual Equivalente (TAE). Ambos están muy relacionados entre sí.

La TIN es el interés que paga o cobra una entidad financiera, en un plazo determinado de tiempo, sin tener en cuenta otros costes o gastos adicionales que pueda tener la operación.

TAE es la abreviatura de Tasa Anual Equivalente y es un término financiero que relaciona el tipo nominal de una operación con su tipo efectivo, es decir, lo que se paga o se cobra realmente en tanto por ciento anual, incluyendo en este caso todos los factores que afectan a la operación como comisiones, periodos de liquidación, costes relacionados con la operación, …

La TAE es fundamental porque es el único medio que tenemos para comparar dos o varios productos diferentes o con componentes diferentes.

Una tasa para comparar

Pongamos un ejemplo. Nos ofrecen dos opciones de préstamo personal (ambos de 10.000 euros de principal y amortización mensual) y debemos elegir el que financieramente nos interesa más.

El préstamo A es a tres años, con un interés nominal de 17,5%, una comisión de apertura del 2% y una comisión de estudio del 0,50%. El préstamo B es a cuatro años, con un interés del 8,50%, una comisión apertura del 1% y una comisión de estudio del 0,25% ¿Cuál elegimos?

Sería difícil acertar a simple vista si no utilizamos un comparador, esa es la TAE. La TAE se calcula mediante una fórmula matemática. En este caso el préstamo A tiene una TAE del 9,35% mientras que en el caso del préstamo B sería del 9,21%.

Por tanto, vemos como la TAE permite comparar diferentes escenarios, ya que su cálculo incluye el tipo de interés nominal, la frecuencia de la amortización (mensual, trimestral, etc.), el plazo, las comisiones bancarias y los costes de productos adicionales. No se incluyen otros como los posibles gastos de notaría.

En este caso hemos utilizado un ejemplo muy sencillo, pero cualquier operación financiera genera una TAE. No siempre es fácil calcularla, pero al menos debemos conocerla antes de tomar una decisión. En este sentido las entidades están obligadas a informar sobre la TAE de sus operaciones en la publicidad de sus productos que se haga referencia a coste o rentabilidad, en los contratos, en los documentos de liquidación y en las ofertas vinculantes.

Como siempre, la aportación de un experto financiero acreditado por la Asociación Europea de Asesores Financieros (EFPA) puede ayudarle a tomar la decisión más adecuada.

*José Antonio Pérez Muriel es delegado en Andalucía de la Asociación Europea de Asesores Financieros (EFPA) España