Opinión | La señal

Punto ciego

El punto ciego no se descubrió hasta el siglo XVII y fue gracias a la disección de un ojo humano. El hallazgo se lo debemos al médico y físico Edme Mariotte, que observó una zona sin células fotorreceptoras en la retina, tanto en el ojo derecho como en el izquierdo. Por eso, la Subdelegación del Gobierno traslada a la Secretaría de Estado de Memoria Democrática el águila de San Juan del estandarte de Mutilados, símbolo franquista que proviene nada menos que de los Reyes Católicos, especialmente de Isabel, no Ayuso.

Pero como estamos en Semana Santa, no me fío de la campana porque sé quién la toca y me pregunto si este celo cumplidor de la ley se da en los restantes ámbitos de la debida actuación gubernamental o, como el bosón de Higgs, se desintegra a través de un bucle de partículas «virtuales». Así se explica que a los golpistas catalanes se les aplique otra definición -distinta del Código Penal- del terrorismo, la traición o la malversación de fondos públicos. Y es que olvidar los delitos de unos cuantos cuando te faltan los votos, aunque solo siete, es la única manera de mantenerse en el poder y, precisamente, de eso se trata.

Ya lo dijo uno de los grandes del socialismo, Largo Caballero, el Lenin español: «Triunfaremos, no por ser razonables, no por tener razón, sino porque seremos los más fuertes y tendremos la fuerza en nuestras manos (…). No ha nacido ningún régimen nuevo sin que haya derramamiento de sangre y violencia (…). Las derechas en España deben haberse terminado ya. No piense nadie en darles el poder». Palabras premonitorias las del histórico prócer.

Pero, claro, siguiendo con el celo cumplidor de la ley, todo tiene sentido porque este es un país en el que no se cumple la ley ni los pronunciamientos de los tribunales, caso del Supremo, por ejemplo, a favor de un tanto por ciento, el veinticinco, del español que debe impartirse en las aulas catalanas.

Pero podría quedarnos el primer partido de la oposición como contrapeso a la acción del Gobierno. Podría, pero no. Feijóo dijo aquello de «buscar un encaje del problema territorial de Cataluña», mantuvo contactos con el prófugo Puigdemont, hasta quería «normalizar» la relación con el nacionalismo y dudó hasta el último minuto sobre quien debía encabezar la lista de su partido en la próxima convocatoria en Cataluña, no fuera a ser visiblemente antiseparatista. Entre intimidada y miedosa, de oposición muy poquito para las circunstancias.

¿Y Vox? Pues desangrándose de los mejores y militarizado con sus gestoras por media España porque el elegido no es del gusto del buró político. En cuanto a votos, bajando en generales, en Galicia cero y ahora veremos los tres partidos que quedan de la Liga.

Y la cosa no queda aquí, si uno se va a las llamadas organizaciones intermedias, ídem de ídem. Intermón Oxfan, como dice el economista Rallo, es solo un órgano de propaganda anticapitalista. En su último informe, la supuesta ONG dice que las cinco personas más ricas del mundo en 2019 aumentaron su patrimonio un 114 por ciento durante la pandemia, pero la verdad es que disminuyó el 12,6. Después, sus chicos se lanzan a la Alameda Principal a pedirle dinero a los transeúntes.

Y llegamos al restaurante, pero me fijo que han inutilizado la barra y la habilitan ahora para instalar mesas altas donde comer, que da más dinero que unas cañas. Media vuelta, aunque haya Casera.

Pero otros están de enhorabuena, es verdad. Hamás se felicita por la resolución del Consejo de Seguridad de la ONU, que pide un alto el fuego durante el mes de Ramadán y no lo vincula a la liberación de todos los rehenes en sus manos. Están contentos todos, menos Israel, que va a terminar la operación que emprendió tras el ataque del 7 de octubre, aunque el presidente Biden se comporte como suele, por ejemplo, en Afganistán, entregándole el país a los talibanes, incluidos los colaboradores de los norteamericanos. Lástima que el atentado yihadista del Estado Islámico-K en el Crocus City Hall, cerca de Moscú, con 139 muertos, estropee la fiesta y algunas coartadas. Debo comentárselo a Pepe Borrell. Leopoldo María Panero me acompaña:

Y era peor la vida

era peor el azote del silencio

fustigando la hiedra en donde yace

un hombre maldiciendo el silencio

en el que va a morir toda palabra

y solo brilla para el silencio

mi único defensor, mi única esposa.