Opinión | LA SEÑAL

Siempre he querido decirte…

Pues estoy en la refriega de los enésimos tuits de J. K. Rowling -la escritora británica que parió a Harry Potter-, que advierten sobre «la redefinición de mujer para incluir a todos los hombres que se declaran como tales y que ya ha tenido serias consecuencias para los derechos de las mujeres y de las niñas», porque se lamentaba de que «es imposible hacer frente a la realidad de la violencia sexual si no se nos permite llamar hombre a un hombre (…)», e incluía las fotografías de diez hombres que se declararon mujeres después de violar a niñas, vejar, etc. Esta es otra batalla, la que se libra entre el feminismo (y sus aliados) y los trans (con los suyos). Aquí, entre nosotros, seis agresores de mujeres han cambiado de sexo para eludir la Justicia, y digo que si lo han hecho es porque la ley se lo permite, así que las reclamaciones al maestro armero no, a los legisladores que elegiste, amigo.

Pero es verdad que mientras no se pronuncie Begoña, o una de sus corporaciones, no sabremos el final de esta y otras batallas que se libran sobre el terreno en la Gaza de nuestros días. Y será gloriosa esa victoria, claro que sí, como ‘La resurrección del Greco’, de Cristóbal Toral, que admiro.

Lo cierto es que todo es misterio. ¿Cómo si no se explica que Málaga solo cobre un tercio del importe de las multas a los patinetes?, y eso que uno atropelló al alcalde. Gestrisam dice que es por el pronto pago pero, me van a perdonar, yo no me lo creo, ya de por sí se les multa poco a esos bólidos humanos (el enemigo es el automovilista y el motorista, criminalizados). Es la sociología de la multa, pero me huele a chamusquina política, voy a ver si descubro algo en la Casona.

Como otro enigma, ¿por qué Jesús Cacho le ha pedido a Ayuso que mire por su seguridad personal?, ¿qué sabe el periodista que ignoremos los demás? Me preocupa y recuerda la sentencia de Pasionaria ante Calvo Sotelo («este hombre ha hablado por última vez»). No sé si es mejor la ingenuidad que pensar mal; ¿usted qué dice, lector?

Bueno, vamos a comer. En El Envero, magníficamente atendidos, nos ponemos a contar casos de censura a izquierda y derecha y la cocina cierra y seguimos dale que dale, porque los peperos gobiernan en once comunidades autónomas, y ahí han conjugado el dichoso verbo prohibir, caso del ‘Orlando’ de Virginia Wolf, o el Festival Periferias en Huesca…, pero es verdad que Manuela Carmena retiró de Madrid unas veinte obras de teatro, y está la reescritura pacata de las obras de Roald Dahl o Agatha Christie, hasta la tauromaquia se dejó fuera del bono cultural joven… No, por censuras y cancelaciones, no será. Siempre he querido decirte que el español lleva dentro de sí un guardia de la porra, con bigotes, como los de antes. Lo que pasa es que ahora censura más la izquierda (porque puede y le sale de dentro) y antes era la derecha (sin competencia). La izquierda obligatoria, en palabras de Savater, se queda con la mejor parte, que para eso gobierna la nación, ¡qué diablos!

Concluimos sobre el impoluto mantel que lo realmente importante es quién va a suceder a Stoltenberg al frente de la NATO, mientras se sigue asustando al personal con el espantajo de Trump si gana las elecciones de noviembre. Mark Rutte, no es secreto, es el más probable. El nuevo sería el jefe de la guerra contra Rusia, si esta se produce; España ya tuvo al socialista Javier Solana, y apretó el botoncito rojo unas cuantas veces, de marzo a junio de 1999, con muertos de verdad, ¿te acuerdas, Javier?, Pepe Borrell sí.

En fin, a los postres (milhojas de crema, por supuesto), sucede lo que tenía que suceder. Ella saca el tema: Jorge Mario ha recibido ahora a Francina Armengol e Isabel Celaá (pronúnciese como Feijóo), la embajadora, después de haber repetido el susodicho con la sin par Yolanda. Monocromo, pero no blanco, entiéndase. Luis Alberto de Cuenca lo ve de este modo:

Al final no pensamos ni recordamos

nada

que no sea el principio. La memoria es

así.

Huyen los nombres propios del presente,

las fechas

próximas en el tiempo, y regresan los

nombres

del pasado, las frases que en la niñez

remota

hirieron o salvaron. Y vuelve aquella

niña (…)