Opinión | La señal

Un parche en el ojo

Siempre hay quien se ocupa de nosotros, debemos saber que no estamos solos y que alguien mira por nuestro bien y vela nuestros sueños. Por eso, el Gobierno ha impuesto una cuota de «solidaridad» a los sueldos superiores a 56.600 euros. «Solidaridad» a la fuerza, es verdad, pero es como entiende de verdad el pueblo las cosas en esta tierra de Gárgoris y Habidis. Y se llama de «solidaridad», no para blanquear, como a algunos cuerpos en otro tiempo, ¿recuerdan?, sino por la evocación humanitaria de la palabra, porque las palabras crean una nueva realidad.

Esto, aquí en la tierra, porque en la mar bravía, los criminales, envalentonados después de Barbate, embisten con sus narcolanchas a una patrullera de la Guardia Civil frente a Estepona; cualquiera le levanta la voz a un narco, que te empapelan, y esto irá a más y pronto okuparán los cuarteles de la Benemérita, y se le llamará a la gesta desarrollo sostenible o algo así. Todo está por llegar, como dice Postit, una banda española de pop-punk/power-pop.

Pero el ministro Albares, un lumbreras, siempre con el mentón subido, ha dado con la solución, rebajar las condiciones para ingresar en la carrera diplomática. Y es que hay que bajar el nivel en todas las profesiones, así no resultan inclusivas las carreras. Ahora, los aspirantes tendrán un temario más reducido y los errores y las preguntas en blanco que hasta ahora se penalizaban con 0,033 puntos ya no se penalizarán, pero sí se valorará en cambio la memoria democrática, materia esta vista siempre poniéndose un parche en el ojo derecho, discriminación positiva, que se dirá, despreciando la parte de la realidad y sus muertos que no gustan. Igualito que los grandes directores «tuertos» del cine, John Ford, Nicholas Ray y Samuel Fuller.

En la otra acera, entiéndaseme, de la calle de la vida nacional, es verdad que Feijóo habría dado el campanazo si no permite que Alejandro Fernández encabezara la candidatura en Cataluña, por eso opta por trufarle la lista para que vaya acompañado de sus «críticos» y que un día cuando la Serenísima República de Génova dé la señal le hagan caer. Qué precio tan alto está pagando este nacionalista gallego ahora en Madrid por no hacer las cosas por derecho, él sabrá. Pero, cuidado con lo que sabes, porque ahí empiezan los problemas, me dijo un viejo policía.

A Alberto, le podría haber dado algunos consejos útiles el Premio Nobel de Economía Daniel Kahneman -pero acaba de morir-, quien demostró, junto a su esposa Anne Treisman, que el dolor que sentimos por las pérdidas es mayor que la satisfacción que experimentamos por una ganancia equivalente, ¿y eso qué?, pues que el elector considera su voto una inversión y mira riesgos y expectativas y si los primeros son más pues huye, y ya sabe que Fernández ahora se ha salvado pero está bajo la mira telescópica del funcionario del PP y que los traidores abundan por solo unas monedas.

También influye en este perímetro nacional que carezcamos de un plan estratégico anticorrupción y que no contemos con regulación alguna frente a los lobbies, lo que facilita el visible deterioro del edificio constitucional. También por eso, España está a la cola en la lucha por preservar la integridad de sus instituciones públicas, según un informe de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE). De estas cosas, no informaba la RTVE, ahora bajo la socialista Cascajosa, agárrate fuerte. Si en Nicaragua y Cuba han prohibido las procesiones de Semana Santa, pues aquí se verá en la tele pública lo que le guste a la señora Begoña, que diría Gracita Morales. Eso sí, Guillermo Díaz es de otra estética, y de otra ética, y cuando le vi el otro día con Inés Arrimadas entre pasos, pensé en el amor líquido que todo lo inunda salvando capirotes y tronos.

Ya asentados y servidos en las afueras, le pregunto a mi acompañante venida del reino de Mazón, si el CNI investiga las reuniones clandestinas del Gobierno con los separatistas fuera de España e informa después al mismo Gobierno. ¡Joder, qué cosas!, me dice. Pues estas son las preguntas de Macbeth, le respondo. Y es que comedia es igual a tragedia más tiempo. Luis Rosales, le dedicó a Dámaso Alonso estos versos:

La palabra que decimos,

viene de lejos,

y no tiene definición, tiene argumento.

Cuando dices: nunca,

cuando dices: bueno,

estás contando tu historia,

sin saberlo.