Semana Santa 2024

Nueva Esperanza, relato de toda una vida

La cofradía de Nueva Málaga es toda una metáfora de una pasión que nace en la infancia y continúa hasta los últimos alientos

El esfuerzo de los portadores ha recibido un aplauso general este Martes Santos, que se ha disfrutado con ganas después de las lluvias del domingo y el lunes

El Nazareno del Perdón, de Nueva Esperanza, en la Tribuna de los Pobres | Martes Santo 2024

Ana Barranco

Ana Barranco

Ana Barranco

Muchas veces, aunque no haya ocurrido, tenemos la sensación de que algo se nos va a escapar de las yemas de los dedos. Una oportunidad de lanzarnos, de crecer, de mejorar o simplemente de sentir emociones (aunque desde luego eso no sea poco). Hoy en Nueva Málaga, esa sensación se respira en el ambiente. La calle Magistrado Salvador Barberá está llena en sus costados. Lo mismo ocurre con sus balcones. Hay ganas, y muchas. No cabe la menor duda. 

Los devotos y feligreses tienen, un año más, a los titulares de Nueva Esperanza a pocos metros. La lluvia no ha vencido hoy, aunque ha conseguido que de vez en cuando las miradas se dirijan hacia arriba, hacia las nubes, que todavía producen algo de respeto. Mientras los nazarenos de capirote y túnica morada se colocan en sus puestos precediendo al Nazareno del Perdón, las mantillas esperan su turno. 

Es curioso como todos tenemos en mente al cofrade que ya lo es desde que apenas sabe las letras del abecedario, que ha cumplido años en su hermandad y que, después de ser vela, e incluso cirial, acaba siendo portador. Manolo, Thalía, Sergio, etc. No acabaríamos mencionando nombres. O quien, por historias de la vida, acaba cogiendo el legado de su padre y siendo capataz a su imagen y semejanza. Es el caso de José Manuel. Nueva Esperanza es ese relato de toda una vida, un cuento que también narra la historia de un barrio que se ha hecho a sí mismo para ganarse un ‘huequito’ en su Málaga querida. 

La salida de la casa hermandad de Jesús Nazareno del Perdón y María Santísima de Nueva Esperanza, Santa Ana y San Joaquín no se hace esperar. Puntualidad y determinación, especialmente entre los hombres y mujeres de trono que hoy han recibido una ovación general del público por su cariño al hacer caminar a las imágenes en su estación de penitencia. 

El manto, su seña de identidad

Inevitablemente los ojos se van a él, al manto de un intenso tono esperanza. Es la seña de identidad de la madre del Señor. Este año, eso sí, la Junta de Gobierno ha apostado por dorar los arbotantes delanteros del trono del Cristo, una nueva representación de que la hermandad sigue en construcción, y en este proceso, ganando cada vez más y más fuerza y relevancia. 

El ‘último tirón’

La calle Tejón y Rodríguez, con la luna prácticamente llena como único foco, se convierte para los hermanos de Nueva Esperanza en su oportunidad de coger fuerzas para ‘el último tirón’. Con los toques de campana y tambor, que frenan la marcha, portadores, nazarenos y penitentes se beben y se comen los minutos, hasta las últimas migas, para ser capaces de subir La Trinidad, Bailén y Eugenio Gross. 

Los minutos previos a la llegada a la Tribuna de los Pobres resultan espectaculares. Cuando la melodía de los instrumentos de la Agrupación Musical Virgen de Gracia de Archidona solo es un murmullo a lo lejos, en Carretería, y el trono solo se ve gracias al zoom de las cámaras, el silencio se hace absoluto. Solo se escuchan algunas pipas al abrirse. El Nazareno del Perdón se luce, sus portadores lo engalanan en una de las zonas más populares de la capital. Solo se puede decir ‘olé’ con los ojos llenos de lágrimas.