Entrevista | El Zurdo Músico y compositor

El Zurdo: «Hago lo que me da la gana cuando quiero y sin presiones, dime si eso no es el éxito»

Álex Meléndez se la juega de nuevo en solitario con su segundo disco, 'Prueba de vida', una tarea de amor paciente al rock con roll, la canción con raíces y el compromiso con la verdad personal. De complicada génesis (pandemia mediante), muestra al malagueño más cantante que nunca y «felizmente casado con la extrema tranquilidad»

Meléndez estrenará su nuevo repertorio el próximo 26 de enero con un recital en La Cochera Cabaret 

El Zurdo, en una imagen promocional

El Zurdo, en una imagen promocional / La Opinión

Víctor A. Gómez

Víctor A. Gómez

Cada vez más alejado, dice, de los clichés del rock and roll y cercano a su genuina esencia personal («Soy un niño viejo», confiesa), Álex Meléndez, o sea, El Zurdo, lanza un segundo trabajo propio con la chispa del artista y la paciencia del artesano y, sobre todo, con la tranquilidad del hombre que ha determinado su propia definición del éxito artístico.  

'Acto de fe' se tituló el disco anterior pero el título quizás definiría más certeramente este 'Prueba de vida', ¿no? Lo digo porque su génesis ha sido de lo más complicada: el parto empezó en 2017...

 [Risas] Sin duda soy un vidente bautizando discos... El primero también fue una odisea: meterse en ese berenjenal en plena crisis monetaria de locura; pudo más la crisis existencial [Risas]. Este último es víctima de factores externos, una pequeña pandemia, que nos retrocedió a la casilla de menos cero. Cuando se abrió la veda para recuperarnos, tuve una cantidad de trabajo tremenda con Señor Mirinda [banda de versiones con Adolfo Caimán] proyectos para cine, como MamaCruz [puso su guitarra en la banda sonora de Paloma Peñarrubia], música para televisión... Muchas distracciones maravillosas... A mi querido Candy Caramelo [su productor] se le acumuló el trabajo atrasado y tuve que coger las riendas de la producción para terminar un par de temas y finiquitar la criatura. Y tuve la ayuda de, entre otros,Jesús Durán y Guido Nisenson [colaborador de Charly García y Spinetta, entre otros] para poner la guinda. La verdad es que cuando vi las cajas de cedés en la entrada de casa me entró una llorera importante.

Aquí le escucho más roots que nunca.

 El primer disco fue como un plano general de lo que yo era en ese momento, una variedad de estilos pero sin entrar en detalles, se notaban más las influencias, estaba buscando mi voz y mi camino como compositor. Al principio, con Candy estuvimos dedicándole mucho tiempo a madurar mi estilo vocal. Todo explotó por los aires cuando estábamos metidos con Un compromiso: en un descanso Caramelo se fue a la planta de arriba a por unas cervezas y yo me puse a cantar la canción con mi voz aflamencada que nunca muestro; Candy, al escucharlo, me gritó: «¡Pero si tú cantas a rabiar, sinvergüenza!». Así que me he sacudido muchos prejuicios musicales y he aceptado que, en realidad, yo soy un niño viejo: cuando te digo que entiendo de copla, boleros, tangos, rancheras, bossa nova, flamenco, country, no lo digo por hacer la gracia, es que soy un obseso, me he empapado hasta la enfermedad de esos estilos.

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Es cierto que el Álex Meléndez cantante asume unos cuantos retos en este disco. ¿Se siente cada vez menos acomplejado respecto al Álex Meléndez guitarrista?

Lo mío lo tengo que cantar yo y como soy una persona bastante realista, conozco mis limitaciones y de ellas hago un ramo de claveles. A mí me gusta la verdad, y la mía y como yo te la cuento no te la va a contar un tenor. En ser El Zurdo no me gana nadie.

«Ahora tengo la experiencia y me sobran los consejos», canta en Yo soy así. ¿Cómo es el Álex Meléndez del 2023 comparado con aquel que dio sus primeros pinitos musicales hace ya unos cuantos años?

Por suerte no tengo mucho que ver con ese señor [Risas]. Ahora estoy felizmente casado con la extrema tranquilidad. Me he enseñado a defender lo mío, a echar una mijita de mala leche en el buen sentido y a dar un golpecito en la mesa de vez en cuando. Estoy a años luz de cómo tocaba antes: tener a un palmo a Diego El Twanguero y a Ariel Rot, grabando en tu disco y ver la facilidad con que hacían todo te da un golpe de realidad importante. En cuanto a escribir canciones, cada vez me alejo más de los textos estereotipados del rock, que tenga un fondo y no sea una chorrada como un piano (hoy eso lo ponen bastante fácil). Pasar a los cuarenta rimando «nena con nena» y disfrazado de Carrasquilla es ridículo. 

Me he enseñado a defender lo mío, a echar una mijita de mala leche en el buen sentido y a dar un golpecito en la mesa de vez en cuando

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«Fiel a mis principios y a mis finales», canta en Y qué decir. ¿Nunca se traicionaría por el tentador éxito?

Vivo de lo que me gusta, genero dinero y pago mis impuestos religiosamente para que mi madre se pueda hacer una radiografía, tengo el respeto como autor y como músico de gente muy top, el favor de un público maravilloso que me compra los discos y llena los conciertos, tengo una banda que es una familia, vivo en un pueblecito con mi estudio montado, enamorado de mi chica y dos gatos y, sobre todo, hago lo que me da la gana cuando quiero, con quien quiero y como quiero, sin presiones de nadie, ni tengo que aguantar a nadie que no quiera. D ime si eso no es el éxito.

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¿Ha escuchado ya Prueba de vida Maribel Verdú, su fan número 1?

[Risas] Ella es increíble, como también Paula Echeverría, Miguel Torres y un largo etcétera de gente maravillosa, que confía en nosotros para sus celebraciones, nos recomiendan y nos quieren mucho. ¿Sabes por qué? Por ser profesionales y porque en esta vida se puede ser de todo menos pesado, como decía Michi Panero. He tocado en fiestas increíbles y en bares que dan miedo y yo nunca le pregunto al que me contrata en qué trabaja. Yo voy a hacer mi trabajo a que se lo pasen bien y a pasármelo bien yo; el resto es de ser un cateto mental. 

 El disco es como una cápsula del tiempo, como un refugio orgullosamente alejado de la actualidad. ¿Lo siente también así? 

Yo estoy al día de lo que suena; no se puede ser el tonto del pueblo y decir que lo de antes era mejor porque hay ahora mismo joyas, y encontrarlas es mi afición. También te digo una cosa, ojo: no me van a convencer de que Bad Bunny es Frank Sinatra ni de que el Niño de Elche es el nuevo Camarón. Mis discos los concibo a partir de lo que me gusta y necesito: me gusta aprender de productores y músicos, me gusta lo pausado, lo profundo, lo hecho con cariño; lo hago porque es mi vida, mi alegría... Si no fuera por la música estaría muerto.