Feria de Málaga 2023

El apetito y la cartera se abren en días de Feria

Los malagueños son conscientes de que los precios de la comida suben en Feria, pero no les importa gastar más con tal de disfrutar esta fiesta

“No nos importa gastar, porque venimos a disfrutar. La Feria es solo una vez al año, así que aprovechamos y no nos privamos de nada”, aseguran

Laura Rubio

La Feria de Málaga se disfruta con los cinco sentidos, pero si hay alguno que destaca, ese es el gusto. El disfrute del paladar es uno de los imprescindibles para cualquiera, y en estas fechas son muchos los malagueños que a partir de las 13.30 horas llenan bares y casetas del Centro para comer, acompañados de música y buen ambiente.

“A la Feria venimos a comer y a pasarlo bien”, cuenta Inma, de 45 años, mientras degusta un plato de paella junto a tres acompañantes. Charlan, ríen, comen y beben. En su mesa no faltan las croquetas, el arroz y los calamares, platos típicos de la Feria para ellos. Se encuentran en la caseta del Colegio de Prácticas nº1, uno de los clásicos de la Feria de día en el Centro para comer acompañados de baile y música en directo. 

En el Centro, un grupo de mujeres vestidas de flamenca canta, acompañadas de gente que se anima a bailar. Alrededor de este espectáculo se encuentran los comensales y camareros que no paran de llevar todo tipo de comida de un lado a otro, recibida con gusto por grupos de gente que coleccionan platos vacíos y que quieren seguir llenando. Es notable la ausencia de jóvenes llenando mesas a la hora de comer, mostrando que solo aquel con cierto poder adquisitivo puede hacerlo en Feria. 

Feria de Málaga 2023 | Las imágenes del lunes de Feria, en el Centro

Un brindis por la Feria de Málaga. / Álex Zea

Más dinero del pensado

Comer en Feria es caro, pero al final se paga todo. No solo se paga la comida, también el sitio, la música… Al final, merece la pena”, cuenta Inma. A pesar de que muchos están de acuerdo de que los precios suben en estas fechas, los malagueños y visitantes están dispuestos a gastar dinero en la Feria para comer. “Siempre ponemos un bote, pero al final se va agrandando y nos dejamos más dinero del que teníamos pensado”, explica Cristina, quien acude cada año a la feria con sus amigos y cada vez más eligen la opción de comer en casetas. 

Beber abre el apetito de muchos. “Venimos pensando en comer y gastar poco, pero empezamos a beber y al final comemos más y nos dejamos más dinero del que creíamos”, cuenta María, de 51 años, mientras un plato de berenjenas fritas con miel aterriza en su mesa. María y sus amigos se organizan para ir cada año dos veces en semana a comer a la Feria.  “No nos importa gastar, porque venimos a disfrutar. La Feria es solo una vez al año, así que aprovechamos y no nos privamos de nada”, expresa la malagueña, observando de reojo el plato que acaba de llegar. 

“La comida en Feria es más cara, pero es más caro ir a un restaurante de lujo. Aquí tienes buen ambiente, la música y la comida no está mal, así que no te importa dejarte más o menos dinero”, explica Ana, de 40 años, sujetando un plato de fideuá junto a su grupo de amigos situados frente a la barra.

Sentados en una mesa o de pie junto a la barra, se reúnen los comensales de las casetas y bares del Centro, compartiendo distintas raciones, lo más común a la hora de comer en Feria. “Lo que más pide la gente son raciones, prefieren compartir antes de pedir cada uno un plato. Suelen costar entre 10 y 15 euros cada una, depende del tipo de comida y lo grande que sea”, cuenta Violeta, una joven camarera en uno de los bares de la plaza de la Flores. “Pero la gente viene sobre todo a beber. Piden más bebida que comida, sobre todo los jóvenes”, añade, mientras se aleja a toda prisa para atender a una mesa de cuatro chicas que charlan de manera animada.

Feria de Málaga 2023 | Las imágenes del lunes de Feria, en el Centro

Un grupo disfruta de la Feria en la plaza de Las Flores. / Álex Zea

Más bebida que comida

“Yo no suelo venir mucho a comer a la feria. Vengo más a beber”, cuenta una de ellas. “La calidad es distinta y suben muchos los precios”, añade su amiga María José, originaria de Málaga y ‘exiliada’ en Senegal, pero de vuelta a su ciudad para disfrutar de estas fechas tan señaladas. “Hemos venido a comer a la plaza de las Flores porque nos trae muchos recuerdos, nos da nostalgia”, cuentan entre risas que esconden anécdotas de muchos años de Feria. 

Un camarero pasa por ahí y se une a la divertida conversación de las chicas. “Está viniendo una barbaridad de gente a comer este año”, añade mientras se va apresurado para continuar su labor. 

Parece que en Feria, no existe el privarse de nada. Los bares siguen llenos y las casetas reciben a un sinfín de personas cuya finalidad no es disfrutar de alta cocina, sino de impregnarse del ambiente de Feria con amigos, música y comida que les haga coger energía para aguantar la intensa jornada que aún les queda.