La novillada de Macandro propicia una buena tarde de certamen con Puerta Grande para Mazo

Una excelente novillada de Macandro marcó la senda triunfal de la tercera semifinal del XVI Certamen Internacional de Escuelas Taurinas de La Malagueta. Facilitó el lucimiento de los alumnos participantes, y por ende, la diversión del público asistente.

Tras el recibo capotero a la verónica, el alumno de la Escuela Taurina de Albacete Francisco José Mazo quiso caldear el ambiente con una larga cambiada de rodillas y una revolera. A por todas, no dudó en comenzar la faena con un cambiado por la espalda de rodillas antes de comenzar con el toreo fundamental en redondo a un buen novillo de Macandro. Pero cuando la faena cogió vuelo al natural, y al volver a la diestra con circulares. Aún con los lógicos defectos de quien se inicia en esta profesión, estuvo a la altura de la calidad de su oponente, premiado con la vuelta al ruedo, y vivía el sueño de cortar las dos orejas y poder salir en hombros.

Se ponía cara la tarde para los demás novilleros. Las dos primeras semifinales no habían deparado grandes triunfos, y eran sabedores de que todos tenían opciones de clasificarse para la cita definitiva de este domingo. Así lo entendía el malagueño Antonio Fernández, de la Escuela de la Diputación, que lucía en un quite por tafalleras. Se fue a los medios para realizar el brindis al respetable, y se lo llevaba al tercio para inicial el trasteo muleteril a otro astado con buen fondo, pero que le pesó la falta de fuerza. Supo ver las virtudes del pitón izquierdo para torearlo al natural en una faena que llegó a los tendidos y que fue premiada con una oreja tras una efectiva estocada.

No terminó de definirse el tercer eral de la tarde, el que había correspondido al alumno de Aguascalientes (México) Jaime Navarrete. Con genio, requería que nunca le tocara los engaños, ya que cuando lo hacía daba un cabezazo que descomponía. Lo entendió muy bien, y eso le permitió ir a más en una faena variada y valerosa. Esa misma determinación la mostró a la hora de tirarse a matar, sumando un nuevo trofeo.

Muy bien estuvo en banderillas en portugués Gonçalo Alves, de Villafranca de Xira’. Quiso mantener la emoción en un inicio de faena de rodillas, con un cambiado por la espalda. Tocaba ponerse a hacer el toreo fundamental, y demostró saber hacerlo al natural. Sobrio, un tanto frío, lució el magnífico pitón izquierdo, sabiéndole coger la distancia y velocidad. Pudo haber tocado pelo de no haber errado con los aceros.

El quinto y último fue el eral menos franco de la tarde. Se fue creciendo conforme avanzaba la lidia, pidiendo que se le hicieran las cosas por debajo y sin tocar nunca la franela. Cuando lo consiguió, en la recta final del trasteo, se vivieron los momentos más vibrantes; mostrándose como un novillero con gusto. Se tiró a matar consciente de que la concesión de un trofeo dependía de esa suerte suprema. Lo consiguió pese a precisar un golpe de descabello.