Elogio a la olvidada Tercera Vía del cine patrio

José Sacristán y María Luisa San José recordaron con la proyección de Los nuevos españoles aquel cine de mediados de los setentes, «aún hoy válido»

María Luisa San José y Sacristán, ayer en Málaga.

María Luisa San José y Sacristán, ayer en Málaga. / EFE

Alicia G. Arribas (EFE)

El Festival de Málaga homenajeó ayer la llamada Tercera Vía del cine español con la proyección de Los nuevos españoles (1974), de Roberto Bodegas, una película que, según José Sacristán, «excede al simple hecho cinematográfico» y refleja «la mirada de una España» que se preparaba para la vida sin el dictador.

«Era el caldo de cultivo que se vivía antes de la muerte de Franco y había una especie de entrenamiento para ver, desde todos los aspectos de la vida cultural -la literatura, el cine-, cómo ir aproximándonos a un nuevo modo de contar historias, de acuerdo con la nueva realidad», señaló el actor, pegamento y correa de transmisión de estos realizadores para quienes fue pieza primordial.

La propuesta de la Tercera Vía, explicó Sacristán en un coloquio previo a la proyección de la cinta en el que también participaron la actriz María Luisa San José y el escritor Manuel Vilas, coordinados por Luis Alegre, «nace de la iniciativa de la productora Ágata Films de José Luis Dibildos». «Era un señor muy conservador que contrata y congrega a unas personas muy distantes a él en lo ideológico porque piensa que son los elementos que pueden contribuir a que estas películas tengan el aspecto crítico o señalar aspectos que no remitan al convencionalismo de las historietas al uso entonces», detalló Sacristán.

Se dan entonces «una serie de circunstancias que exceden con mucho al simple hecho lo cinematográfico al que se apunta por un lado (...), y por otro, a una mirada a la sociedad que sigue siendo perfectamente válida», opina el intérprete. «En la época en la que se rodó Los nuevos españoles había en el ánimo de todos unas expectativas, no solo como profesionales, sino como ciudadanos, algunas de las cuales se han cumplido y otras no tanto», reflexionó el madrileño, para quien «no se ha perdido» ese espíritu, sino que «se ha malversado».

«No se ha sabido aprovechar en su totalidad, creo, entre otras cosas, que porque los sectores de la vida progresista de este país no han acertado en el diagnóstico, han ido un poco a trompicones y muchas de las cosas que hoy ocurren tienen que ver con despropósitos y errores monumentales cometidos por un sector de la progresía», consideró minutos antes de que se proyectara la película.

La historiadora Valeria Camporesi, actual directora de Filmoteca Española, recordó que en 1974 era «completamente italiana» (ahora se siente española), y «tenía entonces una curiosidad enorme por ver qué iba a ocurrir en España cuando acabara la dictadura: era inevitable que España fuera como nosotros, como el resto de Europa».

«Se avecinaba una transformación inminente, que en lo social y lo económico llevaba ya por lo menos una decena de años preparándose (..) Y fueron ellos [por Sacristán y San José] quienes con su voz y su cuerpo nos ponían en la tesitura de ese cambio», aportó Camporesi.

Directores como Bodegas, Antonio Drove, José Luis Garci o Jesús Yagüe, y productores como Pedro Masó o Dibildos eran protagonistas de una época en la que había que «no espantar al espectador» y lograr que «se abrieran a un sentido crítico», resumió Sacristán. Y zanjó: «Sigo afirmando que Los nuevos españoles ofrecen una mirada que sigue siendo perfectamente válida».