Crítica

Inteligente debate sobre la aplicación de la fe

Reseña de 'La abadesa', de Antonio Chavarrías, en la Sección Oficial del Festival de Málaga

Una imagen de 'La abadesa'

Una imagen de 'La abadesa' / La Opinión

Víctor A. Gómez

Víctor A. Gómez

LA ABADESA

  • Dirección y guión: Antonio Chavarrías
  • Reparto: Daniela Brown, Blanca Romero, Carlos Cuevas, Ernest Villegas, Berta Sánchez

En una de las últimas escenas de 'La abadesa', Daniela Brown nos clava su mirada antes de, claro, proceder a fustigarse (¿qué sería de una película de monjas sin su escena de autoflagelación?); esa mirada ambigua, entre cierta enajenación y un sentido del propósito abrumador, es lo que uno termina recordando más de la película de Antonio Chavarrías, satisfactoria aunque no del todo lograda por algunos lastres. 

Y es una pena, porque el director y guionista consigue lo que yo considero más difícil en su empresa: acierta en el retrato ambivalente de esta joven abadesa movida por una vocación inquebrantable aunque de carácter demasiado inflexible, más papista que el Papa (perdón); con la colaboración de Brown, extraordinaria, Chavarrías, sin hagiografías de señor aliado, dedica el mismo tiempo a dibujar las fortalezas y las debilidades de una mujer con un formidable sentido del deber e indómita independencia. 

Y pinta rápidamente a una oponente (incorporada con solvencia por Blanca Romero), a la que también carga de razones, las suyas, por lo que se sirve un conflicto argumentado, rico e interesante sobre la puesta en marcha de la fe y que, además, se zanja con inteligencia. Sumen a esto un cuidado look (con ese tenebrismo por renunciar a iluminación artificial) y una ambientación notable y podríamos estar hablando de una película ciertamente valiosa. 

Pero llegan los problemas, varios: todo lo relacionado con los personajes masculinos es blando e insípido (los actores no aportan carácter ni potencia), el conflicto amoroso no añade una capa útil y provechosa a la historia (¿Qué sería de una película de monjas sin sus escenas de "líbreme de la tentación"?) y los diálogos chirrían en bastantes momentos (ejemplos: "Apenas quedan recursos para un par de familias más", "serán meros trámites que sólo servirán para reforzarnos"... ¿En el siglo IX? Entiendo las libertades para enriquecer la expresividad, no para mediocrizarla con una expresividad tan burocrática y formal). Aunque pueden ser cosas de un tiquismiquis como yo, cierto. En cualquier caso, 'La abadesa' dispone mucho de lo que propone, y eso no es poca cosa.