El norte: mito y fascinación

El ensayista alemán Bernd Brunner pertenece a esa estirpe de eruditos que, al estilo del inolvidable Umberto Eco, unen a su extraordinaria cultura una pasmosa facilidad para trasladar al lector común, de forma cautivadora, temáticas tan fascinantes en su originalidad como especializadas en su contenido. Uniendo sus vastos conocimientos de antropología, literatura, mitología, política, arte o ciencias, Brunner ha abordado en sucesivos libros de ensayo una transversal visión histórica sobre asuntos variopintos (en algunos casos, casi excéntricos) como el gusto de las sociedades por los acuarios, la evolución del arte de descansar, la relación del hombre con los osos, la fascinación por la luna o la pasión por las aves. Los libros de Brunner son un cuidado epítome de todos los saberes recogidos sobre una materia específica, expuestos con el rigor de un experto y con la amenidad de un hábil divulgador. La editorial Acantilado ya publicó de este interesantísimo autor la obra 'Cuando los inviernos eran inviernos’ (una especie de historia cultural de esta estación) y ahora repite con ‘La invención del norte’, una vigorosa aproximación a todo lo que este punto cardinal ha representado a o largo de los siglos en el imaginario de la humanidad.

La disección transversal de Brunner sobre ese concepto que los hombres han denominado norte permite al lector navegar por un majestuoso recorrido intelectual que comienza con las primeras impresiones de Heródoto o Piteas sobre lo que todavía era un territorio fantasmal marcado por la oscuridad con Tule, el Arktikos o la legendaria de Hiperbórea como míticas referencias. Hay que tener en cuenta que la localización del norte dependía del punto de referencia desde donde hablaban los autores. El norte empezaba así donde acababa el sur, por lo que para el mundo grecorromano y para la civilización cristiana medieval, las tierras más septentrionales sólo aparecieron en un parsimonioso proceso de descubrimiento, a media que los viajes, la exploración y las rutas comerciales se iban abriendo camino.

Un ensayo esclarecedor

A lo largo de los capítulos, articulados casi a modo de miniensayos, el autor expone también otras capas de este poliédrico rompecabezas como los (falsos) poemas del bardo Ossian que despertaron en el siglo XVII el fervor por lo celta (en realidad, su autor, James Macpherson versionó cantares de una epopeya gaélica antigua); los relatos de viajeros europeos que describían el inhóspito paisaje escandinavo y las diferencias culturales de aquellos pueblos; el atractivo que suscitaba la remota Islandia en la Europa de la Ilustración (con las Edda como seductoras sagas literarias); el escondido desembarco vikingo en la mítica Vinland (América septentrional) o el encuentro del mundo occidental con los innuit (mal llamados esquimales, término que significa ‘devoradores de carne cruda’). Brunner también recuerda que los famosos hermanos Wilhelm y Jakob Grimm estudiaron las runas alemanas, inglesas y nórdicas descubriendo un cierto parentesco, y recurrieron a cuentos de hadas, costumbres tradicionales y escritos nórdicos antiguos para reconstruir en versión libre una mitología de los pueblos germánicos.

De sumo interés es el esclarecedor análisis del autor sobre cómo a partir del siglo XIX se produjo una glorificación de lo nórdico en los ambientes germanos a partir de estudios como los de Joseph Arthur de Gobineau, que ensalzó el ideal de raza aria. Estos trabajos, en particular, influyeron mucho en figuras como el músico Richard Wagner o el pensador Houston Stewart Chamberlain (yerno de Wagner). Y todo ese caldo de cultivo, que oponía a esa pureza germánica un frontal rechazo a la raíz semita encarnada por el pueblo judío, derivó en el siglo XX en el nazismo.

‘La invención del norte’ es, en definitiva, una delicia porque cumple de forma superlativa con lo que un ensayo de estas características debe ofrecer: un trabajo riguroso y exigente con el lector, pero no destinado a especialistas sino a un público genérico que, sin duda, enriquecerá su perspectiva del mundo antiguo y del presente con este valioso enfoque transversal propuesto por Brunner.