Crónicas de la ciudad

El malagueño ‘desconocido’ de la calle Gaona

Una placa oscurecida por el tiempo, en una casa por rehabilitar y con posibles pinturas murales recuerda a un antiguo Hijo Predilecto de Málaga 

La casa con la placa, el pasado junio.

La casa con la placa, el pasado junio. / A.V.

Alfonso Vázquez

Alfonso Vázquez

Una hoja escrita a máquina, muy posiblemente de comienzos de los años 40, enumera las inscripciones que existían en Málaga en la época. Se encuentra en el Archivo Municipal. 

Relacionados con el desenlace de la Guerra Civil en ese tiempo había, por ejemplo, en el Camino Nuevo una «Cruz con inscripción por los caídos en la guerra de liberación», reza el documento, mientras en el Parque se encontraba un monolito en homenaje a los aviadores nazis de la Legión Cóndor y en Gibralfaro, otro en honor de los primeros jefes de la Falange. Más tarde, el monolito de los aviadores levantaría metafóricamente el vuelo para ser colocado en Gibralfaro.

Se trata de inscripciones retiradas pero otras de la lista continúan en nuestra ciudad, las más antiguas, la conmemorativa de la visita de Felipe IV a Málaga en 1624, aunque instalada en el Puerto en 1673 y la que se colocó en los Jardines de Puerta Oscura -de la que habló hace poco esta sección- sobre el arreglo en la Puerta de Granada, de 1675.

Las dos lápidas corresponden al mismo regidor de la ciudad, a Fernando Carrillo y Manuel, marqués de Villafiel. 

Lo curioso es que en esa lista, escrita a máquina quién sabe si hace unos 80 años, ya no constaba una lápida conmemorativa, pese a que, como ahora, estaba presente en la ciudad, quién sabe si de una manera menos deteriorada que en nuestros días. 

Hablamos de la que todavía podemos ver en el número 3 de la calle Gaona, en la confluencia casi con Dos Aceras. Se trata de un inmueble cerrado que presenta en su deteriorada fachada unos más que probables trazos de pinturas murales barrocas aún por recuperar. 

En este edificio, en estado de descomposición y que no hace tanto estuvo lleno de vida, podemos ver una placa metálica en la fachada, en la primera planta. 

Pese a que la placa se encuentra en un estado más que roñoso, se adivina que fue colocada por el Ayuntamiento de Málaga para recordar que en ese inmueble nació, un lejano septiembre de 1874, Ricardo López Barroso.

Nuestro personaje, que cuenta con calle en Málaga, por la parte de Heliomar, en Churriana, estudió Jurisprudencia y a finales del XIX fue un constante colaborador en la prensa malagueña. Además, parece que fue un brillante conferenciante, muy solicitado por la entonces Sociedad Malagueña de Ciencias, el Círculo Mercantil, la Cámara de Comercio y la Academia Provincial de Bellas Artes.

Si algún día se recupera su casa natal, que se acuerden de esta olvidada placa para así recordar a este malagueño eminente del pasado. 

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