Crónicas de la ciudad
El Parque Litoral 'planta' cara a las pérgolas ‘nihilistas’
El Ayuntamiento de Málaga aparca en esta gran zona verde el espectáculo deprimente de las clásicas pérgolas vacías de Málaga y les añade techos de caña o glicinias. Felicidades
Este octubre veraniego nos recuerda que, allá por abril de este mismo año, el termómetro superaba los 30 grados sin ningún esfuerzo y las playas se llenaban como si estuviéramos en junio.
El cambio climático derrite los polos y las estaciones. Por otro lado, evidencia más que nunca la necesidad de más sombra y más zonas verdes en Málaga, aunque con el paso de las décadas, estas tendrán que adaptarse a un clima más cercano al norte de Marruecos que al subtropical del Parque o La Concepción, que serán todavía más rara avis.
Por esta razón, ha sido una grata sorpresa para esta sección y por tanto, para el firmante, comprobar que en el Parque Litoral o 25 de noviembre se han puesto en práctica viejos trucos mediterráneos para rebajar las temperaturas, proporcionar fresco y, de paso, dar una utilidad más allá de los ornamental a un mobiliario público que a todos nos cuesta dinero.
Porque desde su inauguración en 2008, el Parque Litoral, este ‘receso verde’ en una de las partes de Málaga urbanísticamente planificadas con la cabeza y no con el bolsillo, lucía las clásicas pérgolas malagueñas vacías, ‘nihilistas’, santo y seña del desnortamiento de nuestras autoridades, poco dadas a tomar prestado de la tradición, empezando por uno de los elementos más célebres de Málaga: el centenario cenador de las glicinias en La Concepción.
Sin embargo, desde la última visita de esta sección el año pasado, nuestro Ayuntamiento ha rectificado: Alegra ver esas pérgolas techadas con cañizos que tamizan los rayos del Lorenzo, mientras en algunas de ellas, por las columnas ya trepan con fuerza lo que a primera vista parecen glicinias.
En este caso, con mucha paciencia, en los próximos años tendríamos un pequeño espectáculo botánico cuando llegue el tránsito entre marzo y abril, siempre que el cambio climático no anule, por la vía de los hechos, la primavera.
También en el Parque de la Peseta, en la calle Benagalbón de Portada Alta, puede encontrarse un par de pérgolas, en este caso metálicas, con glicinias en las alturas, prueba de que las plantas pueden mejorar nuestra calidad de vida, además de embellecerla.
De esta forma, ‘no hay color’ entre las deprimentes pérgolas vacías que antes plantaban sus reales en el Parque Litoral y las actuales, llenas de vida y de sombra.
Muchas felicidades, que siga la racha y si alguien se apiada de los vecinos, que haga algo con esa suerte de tendederos metálicos y desnuda zona de juegos de mesa en un rincón de Málaga: la plaza de la Biznaga en García Grana.
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