Crónicas de la ciudad
Fin del 'cuento de la lechera' en el barrio de El Romeral
Con la cesión por 50 años a una universidad privada de la gran parcela de la calle Navarro Ledesma con Eolo, los vecinos se quedan sin sus decenas de planes para este terreno público
Recordaban el miércoles en el Rectorado los creadores del ejemplar PGOU del 83 (Salvador Moreno Peralta, José Seguí y Damián Quero) el impresionante cambio que ha dado Teatinos, un cambio a mejor, claro.
Lo curioso es que, mientras esta zona de la ciudad se expandía -en líneas generales, sin el desmadre urbanístico de los años 60 y 70- unas pocas parcelas permanecían intactas, rodeadas de ‘desarrollos inmobiliarios’ pero tan intocables como la aldea de Astérix.
La mayor de todas, al menos la de mayor tamaño en el corazón del barrio de El Romeral, es la que desde hace justo 20 años la Asociación de Vecinos del Romeral demandaba en este periódico como equipamiento público, aunque llevaba años atrás con la misma petición.
Tras más de dos décadas de reclamaciones no caerá esa breva. Como saben, el Ayuntamiento ha cedido la parcela (municipal) de unos 22.500 m2 por 50 años a una universidad privada, así que los vecinos se quedan sin el ‘cuento de la lechera’ de todo este tiempo, en el que han ido reclamando diferentes equipamientos públicos.
Se trata del número 223 de Navarro Ledesma, un terreno que también linda con las calles Eolo y Carmen Laforet, así como con la avenida Pintor José de Ribera.
Los vecinos comenzaron pidiendo que al menos una parte se destinara a pista deportiva pública y como los años pasaban y el terrizo permanecía inmaculado, sólo hollado por algunos coches, fueron cambiando las demandas: como ya informó esta sección el año pasado, la asociación reclamó que se construyera un polideportivo, un mercado municipal, una piscina cubierta, un instituto, un aparcamiento municipal y hasta un «sitio de referencia» para el distrito.
En todos estos años los vecinos sólo han conseguido un pequeño parque canino que, suponemos, hará mutis por el foro en cuanto se haga efectiva la cesión.
En este mismo entorno hay otras dos parcelas, la primera de ellas, igual de virgen que cuando todo era campo y la segunda, con un pequeño equipamiento en parte de ella: unas pistas de petanca.
Así que para los vecinos del Romeral, estas tres parcelas en las que centraron tantos sueños de momento se quedan en los campos de petanca, un parque canino de incierto futuro y una universidad de pago, cuyo cartel ya hace semanas que se publicita en este terreno.
Magro resultado y magro consuelo para quienes durante tantos años han peleado por más equipamientos públicos en el entorno.
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