Mirando atrás

Apidma: Patrimonio Industrial por bandera

La Asociación en Defensa de las Chimeneas y el Patrimonio Industrial de Málaga cumple 25 años con el logro de haber introducido en la sociedad y la clase política de la provincia la defensa del Patrimonio Industrial, aunque sigue peleando por un Museo de la Industria

José Antonio Ruiz y Francisco Rodríguez Marín, junto a las antiguas bodegas Mata y al fondo la fábrica Fiat Luz, salvadas de la piqueta gracias a Apidma.

José Antonio Ruiz y Francisco Rodríguez Marín, junto a las antiguas bodegas Mata y al fondo la fábrica Fiat Luz, salvadas de la piqueta gracias a Apidma. / A.V.

Alfonso Vázquez

Alfonso Vázquez

«Hay claramente un antes y un después de nuestra asociación. Lo importante es haber creado conciencia del valor del Patrimonio Industrial en Málaga entre los políticos y entre quienes no lo son», resume Francisco Rodríguez Marín, profesor de Historia del Arte de la UMA y presidente de Apidma, la Asociación en Defensa de las Chimeneas y el Patrimonio Industrial de Málaga.

Este colectivo, primero como plataforma ciudadana y desde 2003 como asociación, cumple ahora 25 años y como recuerda su anterior presidente, José Antonio Ruiz, antiguo trabajador de los talleres de la Vers, el germen estuvo un año antes, el 23 de mayo de 1998, en una movilización de la Asociación de Vecinos ‘Torrijos’ de Huelin para salvar las tres chimeneas supervivientes del litoral. 

Vista aérea de las playas de San Andrés y La Misericordia en 2001, con la chimenea de Los Guindos en primer plano.

Vista aérea de las playas de San Andrés y La Misericordia en 2001, con la chimenea de Los Guindos en primer plano. / Carlos Criado

«Éramos por lo menos unas 300 personas al pie de la chimenea de los Guindos en plan festivo, como símbolo del pasado industrial queríamos que por lo menos se respetaran las que quedaban», recuerda. 

En esa concentración, por cierto, metieron palés y neumáticos en el foso, les prendieron fuego «y la chimenea volvió a echar humo después de 30 años». 

José Antonio y Francisco se conocieron a través de un programa de radio en la cadena Ser. El profesor, que en ese momento impartía la muy desconocida asignatura de Arqueología industrial en la UMA, se sumó a la plataforma y empezó a reivindicar mucho más que la pervivencia de las chimeneas. 

Así lo recuerda José Antonio Ruiz: «Los estudiosos del tema se acercaron a nosotros y comenzamos a saber que Málaga fue la ciudad más industrializada de España, después de Barcelona». 

«Nueve de cada diez»

Se pusieron en marcha con unas reivindicaciones que supusieron casi siempre una pugna entre el Patrimonio y el interés inmobiliario y, como cuenta el actual presidente, «de cada diez batallas patrimoniales, nueve se pierden y una se gana, pero por esa que se gana hay que luchar»

Francisco Rodríguez Marín (derecha) con el catedrático Matías Mérida en 2023, promotores de la declaración de BIC de La Farola para impedir el hotel rascacielos que la apagará para siempre.

Francisco Rodríguez Marín (derecha) con el catedrático Matías Mérida en 2023, promotores de la declaración de BIC de La Farola para impedir el hotel rascacielos que la apagará para siempre. / Álex Zea

Ese mismo año 99, la plataforma ya organizó una primera exposición de Patrimonio Industrial en la Sociedad Económica y comenzó a recabar «maquinaria, papeles, fotos» de fábricas desaparecidas, cuenta José Antonio Ruiz. Una historia que ha quedado registrada en un completo archivo, hoy ordenado científicamente gracias a Nuria Amérigo, colaboradora de Apidma.  

Salvar in extremis La Térmica

Entre las batallas ganadas por la asociación se encuentra el haber salvado ‘in extremis’ la chimenea de La Térmica, pese al empeño de Sevillana Endesa por demolerla, al entender que carecía de valor. 

Como recuerda Francisco Rodríguez Marín, solicitó la protección a la Junta de Andalucía, se pasó por la fábrica «y estaban con una taladradora, colocándole cartuchos para dinamitarla»

La asociación, con la ayuda del delegado de Cultura Francisco López, salvó in extremis la chimenea de La Térmica.

La asociación, con la ayuda del delegado de Cultura Francisco López, salvó in extremis la chimenea de La Térmica. / Arciniega

El profesor se dirigió entonces a la Delegación de Cultura y esa misma tarde el delegado Francisco López se presentó allí y salvó la chimenea «porque anidaban los vencejos, que es una especie protegida». 

Francisco Rodríguez Marín destaca que lo ideal hubiera sido conservar la fábrica entera y darle un uso público, como hizo Londres con la Battersea Power Station, «el museo de arte contemporáneo más visitado de todo el mundo; esa fábrica ha devuelto lo que valía múltiples veces». 

Apidma, claro, fue una de las asociaciones que logró preservar las chimeneas de Huelin y La Misericordia pero también en el barrio de San Rafael, al norte de Carretería, dos edificios que el Ayuntamiento quería demoler para ‘esponjar’ la zona: las Bodegas Mata y la fábrica de electricidad de la Fiat Lux, de la que sólo pretendía salvar la chimenea. 

«Le dijimos que eso era una barbaridad, un disparate y dieron marcha atrás», comenta el profesor, que sin embargo alerta de que aún hoy sólo la chimenea del Fiat Lux está protegida pero no el edificio y pasa lo mismo con el precioso edificio la Sevillana en La Malagueta, pues sólo está protegida su chimenea. 

José Antonio Ruiz y Francisco Rodríguez Marín, hace cinco años, con motivo del XX aniversario de la asociación, en la máquina de vapor de la Azucarera que se encuentra, aún sin placa identificativa, en la avenida de Andalucía.

José Antonio Ruiz y Francisco Rodríguez Marín, hace cinco años, con motivo del XX aniversario de la asociación, en la máquina de vapor de la Azucarera que se encuentra, aún sin placa identificativa, en la avenida de Andalucía. / Arciniega

José Antonio Ruiz cree que el edificio de Fiat Lux, que el año pasado se anunció que sería un centro cultural y de formación de artistas o bien las Bodegas Mata, que también se han librado de la piqueta por la labor de concienciación del colectivo, podrían albergar un Museo de la Industria; «sería una ubicación perfecta por su cercanía al Centro y porque está contextualizado», apunta.

El Tarajal: «un museo vivo»

Francisco Rodríguez Marín también añade la posibilidad de que la sede sea la fábrica del Tarajal, la antigua azucarera de los Larios y luego corchera, «con la gran ventaja de que justo enfrente está la ampliación del campus y la Escuela de Ingeniería». 

El presidente aclara: «el Museo de la Industria no es un mero almacén de reliquias, lo concibo como un museo dinámico, con un gran potencial didáctico, con la misma función que tenía Principia que es fomentar el estudio de la Ciencia». 

Apidma cree que la antigua azucarera y luego fábrica de corcho del Tarajal podría albergar el Museo de la Industria de Málaga, por su espacio y cercanía al ampliación de la UMA.

Apidma cree que la antigua azucarera y luego fábrica de corcho del Tarajal podría albergar el Museo de la Industria de Málaga, por su espacio y cercanía a la ampliación de la UMA. / Arciniega

Precisamente parte del material recopilado en estos 25 años por la asociación se encuentra en los bajos de la Escuela de Ingeniería, además de en un local del PTA, mientras que una antigua fábrica de mantas de Antequera alberga los fondos relacionados con las industrias textiles. 

Francisco Rodríguez Marín (derecha) con el catedrático Matías Mérida en 2023, promotores de la declaración de BIC de La Farola para impedir el hotel rascacielos que la apagará para siempre.

Vista aérea de la Azucarera de Maro. / La Opinión

Por cierto que Apidma tiene carácter provincial, por eso reivindica el Patrimonio Industrial de cualquier punto de Málaga y entre sus preocupaciones está la Farola, para la que ha promovido su declaración como Bien de Interés Cultural ante el proyecto del hotel rascacielos que la puede apagar para siempre; los olvidados talleres de Renfe; la desmontada marquesina de la estación de Málaga pero también el futuro de la Azucarera de Maro, ante los planes inmobiliarios del entorno

Apidma, que se está rejuveneciendo con la entrada de nuevos y activos socios, trajo la conciencia por el Patrimonio Industrial a Málaga y 25 años después sigue con esta tarea, mientras divulga la importancia del pasado industrial de Málaga en colegios, institutos... y en las administraciones. 

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