Se cierra una etapa

Manolo Gaspar: de genio a señalado por la afición

El paleño se marcha tras más de tres años en el cargo y con la grada revuelta contra su persona

Manolo Gaspar, en la rueda de prensa

Manolo Gaspar, en la rueda de prensa / Álex Zea

Manuel García

Manuel García

Del 25 de octubre de 2019 al 1 de febrero de 2023. Ese es el inicio y el punto final de la etapa de Manolo Gaspar como director deportivo del Málaga CF. Durante sus más de tres años en el cargo, el exjugador blanquiazul ha tenido que hacer frente a todo tipo de situaciones, algunas en los momentos más negros de la entidad desde su refundación, y también ha tenido que sufrir en sus carnes lo que es pasar de ser un ídolo a ser el centro de la críticas de la afición blanquiazul, que lo ha tomado como el máximo responsable de la situación actual del equipo.

Manolo Gaspar ascendió al cargo de director deportivo tras la marcha de José Luis Pérez Caminero. Y a los pocos meses de tomar las riendas de la parcela deportiva, todavía con el americano Richard Shaheen con mando en plaza en el club, vivió su primer momento delicado. El Málaga decidió destituir a Víctor Sánchez del Amo y al paleño lo tocaba nombrar un sustituto. Gaspar eligió a Sergio Pellicer, mismo técnico al que ha recurrido ahora para que intente mantener al equipo en el fútbol profesional.

El Málaga 2019-20 logró salvarse y en verano, ya con José María Muñoz como administrador judicial del club, llegó un mercado estival tortuoso. La plantilla se vio afectada por un ERE y Manolo Gaspar era el encargado de reconfigurar el equipo y ajustarlo a sus nuevos límites económicos. Y todo ello con el añadido de una sanción de LaLiga que impedía al Málaga tener más de 18 fichas profesionales.

Con Pellicer en el banquillo y una plantilla de bajo coste, con varios futbolistas cobrando el mínimo de la categoría, el Málaga logró también la permanencia en el curso 2020-21. Ahí Manolo Gaspar era considerado un «genio» por la mayor parte de la afición blanquiazul, pero al término de ese curso comenzaron los problemas.

El hasta ahora director deportivo no consiguió convencer a Pellicer para que siguiera como técnico y el proyecto debía reiniciarse. Ya había más posibles económicos, pero las cosas no salieron. La apuesta por José Alberto López no funcionó. La etapa de su relevo, Natxo González, fue peor todavía. Y Gaspar tuvo que recurrir a Pablo Guede para que consiguiera una salvación con más pena que gloria.

Las críticas empezaron a rodear su figura. Las voces que cuestionaban sus decisiones iban en aumento. Y tras lo ocurrido en lo que va de curso, la situación se había vuelto ya insostenible. Gaspar mantuvo a Guede, le dio voz y voto en la configuración de la plantilla y, tras solo seis jornadas de Liga, tuvo que destituirle por los malos resultados. Llegó Pepe Mel, la situación no mejoró demasiado y hace solo unos días también tuvo que decir adiós. Era el cuarto cambio de entrenador en un año, algo insostenible para mantener en el cargo a cualquier director deportivo.

En las últimas semanas, con la grada en pie de guerra contra su persona, solo había una salida posible: su marcha del club. Con sus aciertos y errores, el Manolo Gaspar director deportivo ya es historia del club. Llegó al cargo de rebote, se ganó el respeto de todos en sus inicios y termina saliendo por la puerta de atrás, asumiendo su «responsabilidad» y «agradecido» por una «oportunidad» que le llegó, quizás, antes incluso de lo que él hubiera deseado.