Opinión | La señal

Susana bajo la espada

Los dos socialistas, y sin embargo amigos, apuran su café tras un copioso almuerzo en el asador Verum, Cerrado de Calderón. Pese a estos años de crispación indisimulada, ambos gozan de un excelente humor y una misma afición, la fotografía; de hecho, habían visitado juntos Foto Vega para consultar prestaciones de un último modelo de Canon. Toman ya el café y se disponen a tratar de las primarias del partido como si se fuesen unos juegos florales. Cada uno destacará las luces más sobresalientes, a su entender, de un candidato. Inicia el desafío Gonzalo, que aboga por Susana Díaz Pacheco, cuarenta y siete años de edad, casada, madre de dos hijos, y lo primero que destaca su apologista es que conoce profundamente el PSOE andaluz porque ha sido casi todo, remarcando misteriosamente lo de casi, desde los 17 años, cuando ingresó en las Juventudes Socialistas…, concejala de Sevilla, consejera de Presidencia y… hasta presidenta. Rememora el hecho, siendo delegada del distrito Triana-Los Remedios, de conseguir que el torero Curro Romero se disfrace de Baltasar en la Cabalgata de Reyes del año 2000, cosa antes nunca vista y que le granjeó el fervor popular.

Ni que decir tiene que Susana es muy de Triana, señala entusiasta Gonzalo. Su padre, José Díaz -no confundir con el sevillano que fue secretario general del PCE durante la guerra civil- se desempeñó como fontanero, igual que su abuelo, de ahí que Susana el oficio lo haya vivido desde pequeña y en casa, lo que le aportará una gran experiencia.

Ella es la hija mayor, sus hermanas son Diana, Rocío y Laura, y debe figurar entre sus muchos méritos -apunta con solemnidad el encomiasta- que impartió catequesis a los grupos de las hermanas en su iglesia, lo que no debe olvidarse, porque quizá aquí se encuentran los prolegómenos de una carrera política tan dilatada, apostilla.

También reseña que desde pequeña sus padres la llevaban al Benito Villamarín para que viera jugar al Real Betis Balompié, de donde provienen sus amplios conocimientos de la estructura económica y social de la Comunidad Autónoma, tanto del sector servicios como de la industria y la agricultura.

Sin embargo, el abogado pasó con más rapidez sobre los diez años de estudio de la carrera de Derecho y la venta de productos de cosmética a domicilio, como ella misma ha confesado, acercándola, eso sí, al conocimiento del urbanismo de la capital hispalense.

No cabe olvidarse tampoco de sus nupcias en 2002 -prosigue con delectación el panegirista-con el también sevillano José María Moriche en la capilla de la Esperanza, de Triana, por supuesto, que no cabe comparar del todo con la boda entre la infanta Elena y Jaime de Marichalar en 1995 en la catedral de Santa María. Otros hechos gozosos que detalla Gonzalo fueron el nacimiento de su primer hijo, José María, en 2015, julio, en plena caló, y ya en 2020 vendría al mundo con 45 años cumplidos la mamá, y como no podía ser de otra manera, Rocío.

Desde 2013 es secretaria general del PSOE-A -concluye el orador en la intimidad de la mesa y con un culillo de Ribera del Duero en su copa- pero la alegría se tornó desgracia cuando el 18 de enero de 2019 perdió el cargo de presidenta de la Junta ante Juan Manuel Moreno, tras solo 36 años de gobiernos socialistas ininterrumpidos en la región. Poco antes, en 2016, protagonizó un putsch en el partido cuando, al frente de su taifa, azuzó a los 17 miembros de la Ejecutiva Federal a que dimitieran de sus cargos para forzar la caída del secretario Pedro Sánchez, lo que consiguió; aunque después, el defenestrado entró, de nuevo, en Ferraz en mayo de 2017 aupado por sus legiones y se dispuso a pasar a cuchillo a todos los que conspiraron contra él, el César, entre ellos a la misma Susana, que ahora braceaba por su vida después de haber pedido clemencia tras aquellas primarias en las que una mujer gritó ¡ha ganado Pedroooo!... y entonces las huestes de éste, enardecidas, vieron expedito el camino para pactar un gobierno con Podemos, del que disfrutan hoy todos los españoles de bien. Jacinto de Salas y Quiroga escribió:

¿Por qué, Corina, has

engañado,

con tu candor mi tierno

pecho?

De ti yo estaba satisfecho...

El encanto se ha disipado.

¡Con qué dulzura la esperanza

me ha consolado en mi dolor!

¡Ah! Me engañó la semejanza

de la amistad y del amor.