Tribuna

Carnaval en los tiempos del cólera

El Carnaval de Málaga no entiende de enemigos, ni de cólera, a pesar de las injusticias en las cuales no pienso invertir ni una gota de mi tinta

Comparsa 'Tus demonios', en la segunda preliminar del COAC Málaga 2024.

Comparsa 'Tus demonios', en la segunda preliminar del COAC Málaga 2024. / Fundación Carnaval de Málaga

Máximo Gómez Padilla

Máximo Gómez Padilla

A estas alturas, nadie puede negarle al Carnaval su identidad reivindicativa y social. Para la mayor parte de los mortales, el carnaval hace tiempo que dejó de ser una mera celebración festiva para convertirse en una manifestación fehaciente del sentir de un pueblo.

Mientras que otras festividades como Navidad o Halloweeen (con el mayor de mis respetos) han ido dejando en segundo plano su verdadera razón de ser, el Carnaval, especialmente en su rama literaria, ha ido nutriéndose de su valerosa y canalla condición libertaria, diría yo incluso que libertina.

Por supuesto que el Carnaval no es un concurso, porque la reivindicación no solo está en una letra o una voz, en un cuplé o un pasodoble, en la guasa o en la crítica, en la sátira o en los sentimientos de las plumas que afiladas que despellejan sin piedad la piel de las conciencias. El espíritu de esta fiesta puede encontrarse en un disfraz, en un maquillaje, en una idea compartida. Ese espíritu libre que se porta mal en las noches de la carne, antes de que mamá Cuaresma salga al balcón a decirnos que subamos, que ya es miércoles, y que la leche con ceniza y colacao ya está en la mesa. 

En un mundo tan polarizado, tan disfrazado de borrego, tan maquillado de ignorancias, tan descompasado, tan desafinado, un mundo que llega tarde a los ensayos… hay quien se disfraza de payaso por febrero y hay quien es un payaso el año entero. Escribió García Márquez, uno de los mejores literatos de la historia de la deshumanidad, autor de 'El amor en los tiempos del cólera': "El que no tiene memoria se hace una de papel”. Cuánta razón, Don Gabriel.

No sé si definirlo como sucia sociedad o como socia suciedad.

Yo soy militante y practicante de un partido político donde el autor que pierde le da un abrazo de hermano al autor que le gana, a las cinco de la mañana en la calle de detrás del Teatro Cervantes, donde el relente malagueño te recuerda en los huesos que en la fiesta del invierno cálido también se pasa frío.

Yo soy de un partido político que no distingue ideologías, que no tiene porque dejarse llevar por la cólera de un premio; lo mas cerca que vamos a estar de un Nobel es cuando nos ofrecemos un cigarro esperando un resultado.

Donde un hermano médico ayuda a un hermano economista, y el economista al músico, y el músico al médico.

No somos enemigos, somos todos militantes del mismo grupo de gobierno, y no tenemos más colores que con los que diseñamos en un disfraz o un maquillaje. Somos hermanos de aliento, hermanos de tinta, hermanos de acorde, hermanos de Carnaval. Estamos muy por encima de la cólera.

¿Os acordais de Enrique y Ana? “Izquierda, izquierda, derecha, derecha, delante y detrás… un dos tres”. Pues el Carnaval de Malaga, ni derecha ni izquierda ni detrás. Adelante siempre. Siempre.

Y ahora que ellos peleen y nos echen a pelear. Yo me quedo con García Márquez en el libro anteriormente mencionado. “El que no tiene memoria se hace una de papel”. Que no sea, hermanos malagueños, papel mojado.

El Carnaval de Málaga no entiende de enemigos, ni de cólera, a pesar de las injusticias en las cuales no pienso invertir ni una gota de mi tinta; solo somos contrincantes dos minutos al año, desde que anuncian “En la ciudad de Málaga” hasta que mencionan el segundo premio, que por eliminación otorga el nombre del primero.

“La vida no la enseña nadie”, dijo don Gabriel. Pero vivirla sin cólera es parte indivisible del carnavalero de bien.

Y ahora que esta sucia sociedad y su socia suciedad se infecte de odio. Que el Carnaval ha sobrevivido a momentos peores, que el Carnaval odia ser políticamente correcto. Que siendo la mas importante de las cosas que no tienen importancia tiene infinitamente mas importancia que los que se presentan cada cuatro años al concurso de la cólera.