Lavidamoderna Merma

Date ahí que tienes un poquito de homofobia

Hace unos días el cartel de Semana Santa de Sevilla 2024 despertaba oleadas de comentarios siempre en torno a cuestiones que, quizá hace dos o tres décadas, serían gestionadas de otra manera pero que, a día de hoy, resultan algo patéticas

Un Cristo afeminado no se puede pintar. Pero un cenicero con la cara de la Virgen del Rocío para quemarle colillas en la cara sí es posible.

Un Cristo afeminado no se puede pintar. Pero un cenicero con la cara de la Virgen del Rocío para quemarle colillas en la cara sí es posible. / L. O.

Gonzalo León

Gonzalo León

Me resulta muy llamativo que, en la sociedad actual y muy especialmente en generaciones no especialmente mayores, se sigan reproduciendo patrones tan carentes de sentido como negativos para el buen desarrollo de una sociedad.

Hace unos días el cartel de Semana Santa de Sevilla 2024 despertaba oleadas de comentarios siempre en torno a cuestiones que, quizá hace dos o tres décadas, serían gestionadas de otra manera pero que, a día de hoy, resultan algo patéticas.

La sociedad evoluciona en general. Ello conlleva también involuciones y nuevas planificaciones morales y de educación que sin duda son extraordinariamente negativas. Cualquier tiempo pasado casi nunca suele ser mejor pero, en según que cuestiones, los comportamientos de los ciudadanos no siempre responden de la mejor manera posible.

Las redes sociales han traído en general cosas buenas. Pero también es cierto que se convierten en un universo espantoso para leer una y otra vez a personas opinando, sin que nadie se lo haya pedido, sobre asuntos muy variopintos. La cuestión es que, estos días, hemos vuelto a recordar que existen masas de personas con pensamientos y convicciones cargadas de injusticia, egoísmo, odio, desconocimiento y grandes cargas de machismo y homofobia.

Desgraciadamente todo se usa de manera partidista. Desde las cosas más banales como los símbolos de todos para dedicarlos solamente a algunos, así como la defensa ideológica de los valores más fundamentales de cualquier ciudadano hasta el punto que puedan generar rechazo.

El cartel de la Semana Santa de Sevilla dibuja una imagen de Jesucristo con una impronta claramente afeminada o que, en principio, te lleva a pensar en un hombre homosexual. Y todo ello ha supuesto un cisma para un nutrido grupo de personas.

Sin entrar a valorar las intenciones del autor, de quienes lo eligieron como cartelista o el seguimiento que éstos hayan hecho de la obra, sí que me ha preocupado enormemente que, a tenor de esa presentación, haya salido a la superficie toda la porquería como si de un puchero en sus primeros minutos de cocción se tratara.

El la canción de Rigoberta Bandini Ay mamá, la cantante se preguntaba por qué daban tanto miedo los senos de las mujeres en una sociedad que pixela esa cuestión en televisión pero que permite el paso a infinidad de cosas gravísimas, tóxicas y nocivas para todos.

A tenor de la obra de Salustiano, inifinidad de personas han puesto el grito en el cielo -nunca mejor dicho- porque cómo iba a ser eso de plasmar un Cristo mariquita. La realidad es que el arte lleva siglos ofreciéndonos estampas del Señor afeminado, de piel clara o sonrosada, pelo largo cuidado y un cuerpo poco definido y más cercano al de una mujer.

Hoy, en 2024, el pintor -con a saber qué intención- ha hecho algo similar, de un hiper realismo extraordinario, plasmando una figura de cualquier hombre -homosexual o no- que se cuida.

A mí la obra no me entusiasma, pero sí me preocupa, una vez que pasa el flash de cachondeo y risas ante el revuelo que se ha montado, que haya gente joven hablando de manera despectiva de las mujeres o, en este caso y de manera mayoritaria, de los homosexuales.

Y es curioso porque las líneas de pensamiento que incluyen la homofobia son las mismas que defienden algunas cuestiones de las que me siento partícipe o identificado, así como aquellos que aparentemente forman parte de algunos sectores dentro de la Iglesia Católica de la que me siento también miembro. Y por eso me aturde aún más pensar que en la «gran familia» de la moral cristiana hay quien piense así. Lo bueno de todo es que, sabemos que se ha colado y vive engañado pues, en modo alguna, la verdad, la justicia y por ende la bondad van por ese camino.

¿Pero cuál es el miedo con los homosexuales? ¿Por qué genera ese rechazo en la gente? ¿Por qué no se molesta nadie cuando a una talla de madera que representa al Señor o a la Virgen la visten como verdaderos maniquíes malos nadie se rasga las vestiduras? ¿Cómo puede ser que se expongan al culto público absolutas atrocidades escultóricas y que en nada ofendan a estas personas?

Podemos poner ejemplos miles del mal uso y el roce fino con la blasfemia de infinidad de usos negativos que se hacen de lo sagrado y que, oye qué casualidad, no ofenden en nada a esta panda de descerebrados.

Un Cristo afeminado no se puede pintar. Pero un cenicero con la cara de la Virgen del Rocío para quemarle colillas en la cara sí es posible. Ahí no hay problema. Como tampoco lo hay en un abridor de botellas. O en una virgen de plástico con un ojo aquí y otro en Pekín al que el manto le cambia de color según la temperatura. Pero claro, está claro que Jesucristo no era afeminado. Pero sin embargo sí que tenemos del todo definido que la espalda de la Virgen era un termómetro.

Por eso, todo este asunto, cuando se analiza superficialmente tiene ese componente de risa al comparar una y otra vez y darte cuenta que es ridículo. Pero esa calle de lo absurdo te lleva irremediablemente a una reflexión más clara, relevante y verdaderamente grave: nuestra sociedad actual sigue generando a hombres y mujeres machistas y homófobos. Y eso, además de ser una verdadera pena y algo lamentable, es responsabilidad de todos nosotros que lo permitimos.

Permitimos y aplaudimos lo soez. La mala educación. La falta de valores y respeto que nos acaban tirando por ese tobogán de desigualdades en el que seguimos viviendo. La perfección absoluta es una quimera inalcanzable pero bueno…algo siempre se puede mejorar.

A mí no me molesta que hayan dibujado un Cristo que parece mariquita. A mí me molesta que la gente piense que ser homosexual es algo de lo que avergonzarse y eso cale en la sociedad y en aquellos hombres y mujeres que lo son. Y deben y debemos estar tranquilos. Los que saben de verdad en la Iglesia lo tenían claro:

«La perseverancia en las cosas, por amor, es heroísmo». Viva Málaga.