Entrevista | Juan Antonio Vigar Director del Festival de Málaga

«No todos entienden que pueden convivir en un festival Villaronga y Operación Camarón»

Vigar analiza las claves de la próxima cita, recuerda los momentos más complicados de las ediciones pandémicas y hace un balance de su ya casi década al frente de un certamen que celebra su primer cuarto de siglo

Juan Antonio Vigar, director del Festival de Málaga, de Procultura y del Teatro Cervantes

Juan Antonio Vigar, director del Festival de Málaga, de Procultura y del Teatro Cervantes / ÁLEX ZEA

Víctor A. Gómez

Víctor A. Gómez

Afronta con la serenidad que define su talante personal y profesional la inminente edición del certamen, que no es una cualquiera: es la número 25, la de las bodas de plata, y la del regreso a cierta normalidad tras la hecatombe pandémica, surfeada con esa «valentía prudente» que les permitió plantear cuatro ediciones (tres realizadas) en sólo dos años 

Con la vuelta a una relativa normalidad, ¿cómo sale de fortalecido el Festival de Málaga tras su etapa pandémica? ¿Ha sido esta crisis una oportunidad?

El Festival siempre ha sabido estar acorde a los tiempos que hemos vivido, sabiendo reformularse. En ese proceso de adaptación continua nos surgió en 2020 algo que nadie preveía, una pandemia. Reflexionamos y decidimos luchar por mantener vivo el proyecto, adaptado a las circunstancias, optando por un formato de valentía prudente y de apoyo decidido a un sector y a la ciudad cuando ambos lo necesitaban mucho: el audiovisual necesitaba un punto de encuentro, para volver a sentir en una situación tan completa que era una industria; la ciudad necesitaba la aportación económica del Festival, porque no olvidemos que prácticamente la cantidad que nos da el Ayuntamiento para el certamen en sí la devolvemos a la ciudad en servicios de restauración, hostelería, servicios, profesionales, empresas...

En estos dos años, desde marzo del 2020 hasta éste del 2022, han levantado cuatro ediciones del Festival: aquella que se tuvo que aplazar y reformular para la de agosto, la de junio del 2021 y la inminente vigesimoquinta.

Ha sido un trabajo intensísimo por parte de todo el equipo, y más teniendo en cuenta que nadie había organizado un festival de cine en unas condiciones como las que tuvimos que afrontar en 2020. Así que hemos ganado prestigio y respeto, por el trabajo bien hecho, por haber creado un banco de buenas prácticas. Y eso nos ha llevado a un posicionamiento importante: estamos en el top ten de los proyectos culturales del Observatorio de la Cultura.

Puede dar la sensación de que la pandemia ha frenado uno de los grandes objetivos del festival: consolidar su abrazo a Latinoamérica. Pienso en el premio postergado desde ese lejano Gael García Bernal.

El gran problema del periodo pandémico ha sido la movilidad, y en el caso internacional aún más. Ése fue uno de los indicadores que nos llevaron a aplazar aquel festival del 2020: que la movilidad internacional estaba entonces muy comprometida. Pero el abrazo ha sido intenso porque son parte de nuestro ADN y hemos sabido emplear las herramientas que nos permiten las tecnologías. Recuerdo con emoción los premios que pudimos dar a Arturo Ripstein, Óscar Martínez... Con Gael, seguimos al habla todos los años pero esta temporada se encuentra en un rodaje.

25 años son de esas fechas redondas que invita a echar un vistazo al retrovisor. ¿Cómo han sido todos estos años?

Para ser justo me referiré a la etapa que a mí me corresponde,como director, desde el 2013. Desde entonces para acá, el Festival, una estupenda idea de origen, ha ido asentando su identidad. Destacaría dos decisiones estratégicas que definen lo que es ahora el certamen. La primera es convertirnos en un festival de cine en español: las películas ya no son de un solo país porque el cine español ha evolucionado y se ha acercado muchísimo al ámbito latinoamericano. Como queremos ser útiles al cine español hemos debido evolucionar hacia este concepto que abarca geografía, producción y el idioma que nos une a casi 500 millones de personas. Hemos ganado en utilidad y en valor. Y la segunda decisión fue una apuesta por el área industrial, que queda en la sombra, pero es fundamental. Si acompañas a una película más allá de su mera exhibición puntual, la apoyas cuando es un proyecto de laboratorio, cuando está en el work in progress, consigues que tengan posibilidad de ganar producción con fondos económicos, consigues que estén en un evento de gran dimensión mediática y finalmente les acompañas en la venta internacional probablemente el sector encontrará en Málaga el ideal de un festival de cine, algo que te da valor en toda tu cadena de producción. Creo que ambas decisiones han sido saludadas de manera inequívoca, como demuestra la aportación extra del Gobierno de España para fortalecer los Spanish Screenings, ahora en edición XXL.

Juan Antonio Vigar, el «capitán» del Festival de Málaga. | ÁLEX ZEA

Juan Antonio Vigar, el «capitán» del Festival de Málaga. | ÁLEX ZEA / víctor a gómez. málaga

¿Qué le falta por conseguir al certamen?

Los proyectos tienen que reformularse cada cierto tiempo para ganar futuro. Estamos muy ilusionados con que el evento del festival trascienda a nivel internacional, y este año tenemos la sección + Málaga para acercar otras cinematografías no en español con películas no vistas aquí. Esa línea, la internacional, es una de las estratégicas en las que tendremos que asentarnos. Y también me gustaría que se produjera mayor permeabilidad entre el MaF, que es un grandísimo evento, y el Festival de Málaga, para conseguir que durante todo el mes de marzo, durante cuatro semanas, Málaga sea un lugar de privilegio para la cultura en general y el cine en particular. Cuando esa permeabilidad se produzca, podremos seguir avanzando en contenidos que ahora son MaF pero que pueden ser también contenidos del Festival.

¿Hay una marca identificable del Festival de Málaga?

Totalmente. Yo he dicho siempre que nuestra singularidad es la generalidad. Hoy día en España hay muchos festivales especializados, que se mueven hacia el tema del género, el cine de autor, los que apuestan por el documental, las óperas primas... Nosotros siempre hemos pensado que si este festival nació útil para el cine español no puede ser útil para una parte del cine español sino para todo el cine español. Los gustos de los programadores no deben ser los que impulsen las programaciones finales sino otra serie de conceptos como la utilidad, la estrategia del sector... Hemos considerado que debe haber una foto fija de ese cine en español actual, de tal manera que convivan diferentes géneros, formatos de producción, diversas miradas... Y por eso creo que nos hemos convertido en ese certamen necesario y útil para el sector, porque si no muchas películas no encontrarían un festival de nuestro prestigio para acceder a una ventana de promoción. Así que ahora somos la casa común del cine español en la que todos son recibidos. Ésa es nuestra seña de identidad.

En este sentido está el Premio Málaga Talent-La Opinión a Javier Calvo y Javier Ambrossi, que a pesar de lo que han conseguido con su trayectoria suelen ser denostados desde ciertos sectores por sus intervenciones televisivas.

Nuestra falta de prejuicios, aunque no todo el mundo la entienda, se está imponiendo como una virtud. Programar Operación Camarón junto a El vientre del mar podría resultar contradictorio pero no lo es. Tenemo∟s que ser sensibles a una realidad que es diversa, rica, que nos sorprende en la comedia y en el cine más comprometido, en un formato de producción amplio y en otro vocacional. Y todo eso tiene que estar aquí.

Juan Antonio Vigar, momentos antes de la entrevista.

Juan Antonio Vigar, momentos antes de la entrevista. / ÁLEX ZEA

¿Qué pasó por su cabeza cuando Alcarràs ganó el Oso de Oro? Da la sensación de que iba a ser la película de este año y que la competición se ha quedado sin su gran película.

Cuando ganó me alegré enormemente y les mandé mensajes de enhorabuena porque son parte de la familia del Festival, han confiado siempre en nosotros. El Premio Málaga Talent le va a llegar a Carla, eso ya lo adelanto. Pero una vez que pasó el momento de la alegría llegó el de la reflexión: habíamos comprometido la participación de la película en la Sección Oficial a Concurso, como ya lo hizo Verano 1993, y hablamos con los productores para dejar la película fuera de la competición. No queríamos condicionar a los jurados ni tampoco el ánimo de los otros títulos a concurso, no era razonable que en Málaga se pudiera perder más que ganar. Corregimos nuestro planteamiento, lo argumentamos y todo el mundo estuvo de acuerdo. Nunca tenemos ningún problema en analizar las cosas y rectificar.

Vuelve la alfombra roja. ¿Más miedo que ilusión?

Nunca tenemos miedo, tenemos valentía prudente, eso que que vaya por delante. La gente de la cultura siempre tienen travesías difíciles y complejas y en nuestro ADN está lo de ir superando dificultades. Esta vuelta es un punto de enorme alegría, aunque no tanta como yo quisiera, de manera plena, porque no es un año de absoluta normalidad. De hecho, usted y yo estamos hablando con las mascarillas puestas... La interacción con el público en la alfombra de paso será más limitada, pero dar pasos adelante es muy importante en este proceso de celebración de la vida. Ojalá en la próxima edición la alfombra del Teatro Cervantes vuelva a ser la que fue porque creemos que la ciudadanía lo necesita.

¿Qué es lo que le apetece de esta próxima edición, ya a la vuelta de la esquina?

Nosotros trabajamos siempre desde el concepto de la ilusión, por el todo y por cada pieza de este puzzle. Podría hablar de cualquier momento, pero por citarle algunos espero con ilusión el momento de volver al Martín Carpena [En el Palacio de los Deportes Vigar y su equipo organizaron la gala de los Goya del 2020], que nos abre mucho el abrazo a la ciudad, ampliando la posibilidad de disfrute. También estoy muy ilusionado con la inauguración y el desarrollo de los Spanish Screenings, en el que hemos trabajado mucho desde el Festival y el ICAA, y, por supuesto, espero ese ratito que me tomo con los homenajeados de cada edición, en el que nos sentamos a hablar sin planteamiento previos sobre lo que son, cómo entienden su trabajo y la vida, y en el que el primero que disfruta soy yo. Pero, en realidad, insisto, cualquier día, cualquier minuto el Festival de Málaga ses algo en lo que ponemos la máxima ilusión.

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