Crítica

Una lluvia que no empapa

Reseña de 'Lluvia', de Rodrigo García Saiz, en la Sección Oficial del Festival de Málaga

Dos de los protagonistas de 'Lluvia'

Dos de los protagonistas de 'Lluvia' / La Opinión

Víctor A. Gómez

Víctor A. Gómez

LLUVIA

  • Dirección: Rodrigo García Saiz
  • Guión: Paula Markovitch
  • Reparto: Bruno Bichir, Arcelia Ramírez, Axel Shuarma, Mauricio Isaac, Martha Claudia

La verdad es que no soy el mayor aficionado a las películas corales (el empacho de ellas a finales de los 90 y la primera década del siglo XXI no ayudó precisamente). La mayor parte de las veces la estructura colectiva de historias me parece una manera de ocultar que no tienes una verdaderamente apetecible, potente. Además, cuando los guionistas se ponen abracadabrantes y empiezan a juguetear con los personajes que entran y salen de sus marcos, interaccionan los relatos, se resignifican... No sé, siempre me ha resultado la típica artimañana del trilero epatante. El debutante mexicano Rodrigo García Sáiz y su libretista, Paula Markovitch, caen en todas las trampas habidas y por haber del subgénero éste pero es que, además, se inventan algunas nuevas por el camino.

García Sáiz y Markovich diseñan una noche de diluvio en una ciudad ya de por sí caótica para jugar a crear un tapete humano con un puñado de protagonistas y peripecias, casi todas, en el lado chungo de las cosas (cómo no: estamos hablando de cine mexicano, quizás el más especializado en enfangarse en desdichas y miserias, muchas veces, aquí no, de manera feísta, grosera). 'Lluvia' presenta entonces problemas insoslayables, al menos para mí: primero, las historias, quizás porque se ha optado por una realización circunspecta, distante, jamás llegan a importar a quien las ve, el agua omnipresente en el metraje no moja, no empapa; segundo, si optas por la coralidad, al menos, que tus historias se desmadejen de maneras variadas, más que nada para no aburrir: y es que en tres de los relatos incluidos el azar con mayúsculas (encuentros de conocidos que se habían olvidado, un taxista que coge a un cliente que va a cambiar su vida sin saberlo) es fundamental, de hecho, supone el motor de la acción. Una película coral, supongo, ya que tienes tantas historias por contar, debe ser exuberante, no algo tan raquítico en recursos expresivos y narrativos.

Al final, me pasé más de la mitad de la película deseando que desaparecieran las personajes y quedarme ahí, siguiendo a la cámara, sin nadie que retratar más que las calles lluviosas de aquella noche en aquella ciudad [Horas después de escribir estas líneas, descubro que Rodrigo García Sáiz ha destacado como director de spots publicitarios; se nota: tiene más talento diseñando envoltorios, que desentrañando sentimientos]