Opinión | Memorias en blanco y negro

28 de junio de 2021, oda al fútbol

Los jugadores suizos celebran la victoria ante Francia

Los jugadores suizos celebran la victoria ante Francia / Reuters

Incertidumbre, nervios, ansiedad, emoción, decepción, lucha, brega, alegría, tristeza, épica,, decepción, frustración, lágrimas, felicidad y gloria eterna, podrían ser los adjetivos calificativos que otorgásemos a la gran obra de arte balompédica que nos brindaron el pasado 28 de junio, los partidos de España vs Croacia y Suiza vs Francia, en la Eurocopa 2020.

El grandioso espectáculo que nos ofrecieron estas cuatro selecciones fue digno de recordar durante mucho tiempo y me lleva a pensar de que lo único que no compra el dinero dentro de este viciado deporte rey, son las nacionalidades de los jugadores y los países a los que representan. Aquí no hay negociación posible. Si hay un halo de esperanza de que los sentimientos fluyan por las venas de los jugadores hoy por hoy, es la de defender a los colores de tu país, donde cada uno es capaz de dejarse hasta la última gota de sudor por reivindicar la procedencia de sus orígenes, algo que hace mantener viva la esencia por la que fue creado este deporte.

Históricamente, la furia española se ha caracterizado por la lucha contra la adversidad, en esta ocasión no iba a ser menos. Tras el dubitativo comienzo en el campeonato ante suecos y polacos, la «manita» a Eslovaquia nos hizo albergar ciertas esperanzas de que nuestra selección iba a ir de menos a más. Pero tras el garrafal error de Unai Simón en el minuto 20 contra Croacia –con el paso de los minutos, el vasco se convertiría en el mejor jugador de la selección, todo pareció esfumarse como es tradición cuando la roja se juega algo importante, si exceptuamos por supuesto, las Euros 2008 y 2012 y Mundial 2010.

Muy al contrario de lo que se preveía, la unión del grupo se hizo más patente –característica que indudablemente hay que atribuírsela al buen hacer de Luis Enrique como gestor de grupos humanos–, y Sarabia haría el tanto de la igualada.Ese gol supuso una inyección de moral, fraguándose desde esos mismos momentos una espectacular remontada en la segunda mitad, con los tantos de Azpilicueta y Ferran Torres. Todo parecía visto para sentencia con el 1-3, ya que apenas faltaban diez minutos para el final.

Y fieles a la cita con nuestra historia, la excesiva relajación en la recta final hizo venirse arriba a todo un subcampeón del mundo, y haciendo honor a su apelativo de equipo guerrero e insaciable, en apenas cinco minutos fueron capaces de anotar dos goles que harían subir el 3-3 al marcador con el que se llegaría al final de los 90 minutos.

Fue el momento en el que el desánimo volvería a cundir entre la afición española. Pero nuevamente, nuestros chicos supieron rehacerse con una prórroga que quedará grabada para los anales de la historia en nuestro país, Morata en primera instancia, y seguidamente Oyarzabal, lograron elevar el tanteador a un memorable 3-5 final.

Aquel acto de fe llevado a cabo por nuestros chicos, nos sumió en un orgasmo de alegría y felicidad, que si bien no lograba reestablecer el desaguisado ocasionado por los estragos de la pandemia, consiguió desinhibirnos al menos por un instante de todas aquellas tristezas y penurias vividas en un pasado no muy lejano.

Y como colofón a este maravilloso y extraordinario espectáculo que nos brindaron españoles y croatas, la gran gesta suiza, que fue capaz de derrotar al gran «coco» de la competición, como era Francia. Los helvéticos lograron vencer a los galos en la tanda de penaltis tras el empate a 3 final; cuando su gran estrella Kylian Mbappé, en el décimo y último lanzamiento, sucumbiese a la gran estirada del meta Yann Sommer; que en aquel momento se convirtió en héroe nacional de uno de los países más pequeños del continente europeo.

Aquel día 28 de junio de 2021, quedara impregnado en nuestra memoria, como uno de los días más grandes de nuestra vida, en cuanto a sueños e ilusiones se refiere.