Opinión | El Jugador Número 13

Hastío

El Unicaja cayó con estrépito este domingo en Burgos.

El Unicaja cayó con estrépito este domingo en Burgos. / EFE

Con el fin de la temporada 2021/2022 llamando a la puerta, nuestro Unicaja tiene la vista más puesta en el próximo final de junio que en el final de esta semana, ya que, aunque tengamos el final de la Liga Regular de la competición española, la reunión organizativa de la FIBA BCL cara a la próxima temporada cobra mayor importancia.

De las declaraciones vertidas por Patrick Comninos este fin de semana en el transcurso de la Final a Cuatro en Bilbao, se deduce que la competición nacida la temporada 2016/2017 bajo el paraguas de la FIBA puede que se traicione en las normas que la inspiraron a base de tener que invitar al Unicaja para el año próximo.

Para que no nos entre el espíritu quijotesco tan habitual, las competiciones europeas del curso próximo seguro que serán diferentes, más allá de ese combate continuo entre Euroliga y FIBA y que tiene siempre un asalto nuevo en disputa, el tema inolvidable de la guerra ruso-ucraniana, termina dejando fuera de competición a los equipos de ambos países y a los bielorrusos. O sea, que o cambian de sistema rebajando el número de participantes o cubren las bajas repescando a equipos, no sólo al Unicaja. Imagino que en la Euroliga se bajarán de la idea de contar sólo con tres equipos españoles y que la configuración en todas las competiciones variará de forma forzosa.

Viendo el trayecto de este Unicaja en los últimos tiempos, no se puede culpar de todo al presidente y al director deportivo, tampoco al entrenador, pero ahora es el momento que tienen que aparecer, más allá del final de la temporada y de tener un plantel con gran cantidad de contratos que acaban, la aparición de lo dirigentes conlleva que tengan claro la idea de club y de equipo que tengan en su cabeza y que puedan desarrollar.

Está claro que más allá de club, tanto en el propietario, como en el patrocinador del Club Baloncesto Málaga, el follón interno que se vive es histórico e inaudito por no haber atravesado nunca tal situación, lo cual condicionaría qué poder hacer, pero aún así, con ese apoyo que significa poder construir una plantilla casi desde cero, seguro que habrá un presupuesto suficiente para, con mayor destreza a la hora de fichar, mejorar e intentar enmendar este sólido y consolidado desastre que son las últimas tres temporadas.

No sé si pueden llegar a ser conscientes del nivel de hastío que hay alrededor del equipo y del club, de la cantidad de ilusiones que hay enterradas en un muy breve espacio de tiempo: historia, dinero, ganas... Muchas personas van cayendo como víctimas de un mal hacer innato, con muchos responsables que se han ido con su reputación incólume.

Habría que tener claro que una presunta recuperación, aparte de paulatina, ha de hacerse sin prisa alguna, pero con una idea clara, que puestos a pedir, verbalicen y que se retome esa apertura al exterior en cuanto a comunicación, que quiso protagonizar el presidente en el momento de su llegada y que ahora mismo parece algo que sólo anida en el recuerdo como una fantasía lejana.

Con todo este hastío que está rodeando al club, fruto de ese arrastrar la camiseta por las canchas que protagoniza la primera plantilla, tal vez pueda pensarse que acabar este curso se resuelve gran parte del problema, y lo que hay que ver es cómo desde ya, en los despachos se aprovecha el tiempo para resolver el tema con la competición europea (se supone que el presidente ya trató el tema en Bilbao este fin de semana), el entrenador (¿la idea es seguir con Ibon Navarro que no ha cumplido lo exigible del contrato?), los jugadores de la próxima plantilla (espero que tener contrato en vigor no sea factor decisivo para la permanencia de elementos que no se quieren), y sobre todo, el aficionado, porque junto a todo lo anterior, pensar que el público va a volver a las gradas del Carpena después de tanto maltrato, sí que es de ilusos.

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