La Libreta del duque de Chantada

Gracias Darío, profesional Brizuela

A Darío hay que darle las gracias por eso, por esos cuartos de final de la Copa ante al Barça en un momento crítico de su vida, por haber renovado su contrato y dejar ahora 1,2 millones de euros en la caja

El Barça paga la cláusula de 1,2 millones de euros y ficha a Darío Brizuela

Brizuela, en los cuartos de final de Copa ante el Barça

Brizuela, en los cuartos de final de Copa ante el Barça / ACB PHOTOS

Mel Otero

Mel Otero

No me atrevo a decir todos, porque siempre hay excepciones, pero el 95% de los que estáis leyendo este artículo cambiaríais de empresa, de trabajo y probablemente de ciudad si os ofrecieran cobrar el doble de lo estáis percibiendo en este momento. Al final, los jugadores en un 80%, siendo generoso porque creo que son más, son profesionales sin vínculos emocionales con sus equipos a los que solo podemos exigirles lo que ha hecho Darío Brizuela esta temporada: ser un gran profesional, una buena persona y dar todo lo que tenía al club que le pagaba cada mes, aún en las peores circunstancias personales de su vida. Un ejemplo para todos.

Hace un año creo que la mayoría de la afición cajista quería la continuidad de Jaime Fernández y que Darío fuera cortado. El vasco ha dado la vuelta a esa situación como a un calcetín, y ha pasado a convertirse en el jugador más querido junto a Alberto Díaz del plantel de Ibon Navarro. A Darío hay que darle las gracias por eso, por esos cuartos de final de la Copa ante al Barça en un momento crítico de su vida, por haber renovado su contrato y dejar ahora 1,2 millones de euros en la caja. De no haberlo hecho, ahora se iría gratis. Gracias por haber sido uno de los líderes emocionales de este proyecto de Ibon Navarro que ha devuelto la ilusión a Unicaja y a Málaga y también por haber sido un profesional y una persona con mayúsculas.

Darío Brizuela ya es historia del Unicaja. El Barça ha pagado este jueves la cláusula de rescisión que figuraba en el contrato del escolta vasco con el Unicaja

Darío Brizuela ya es historia del Unicaja. El Barça ha pagado este jueves la cláusula de rescisión que figuraba en el contrato del escolta vasco con el Unicaja / Emilio Cobos (ACB PHOTOS)

¿Cuál es el problema? Que Darío le ha dado en los últimos 3 meses una dosis de emotividad y de sentimiento a su pertenencia al club que ahora a la gente le cuesta digerir su marcha y se vuelve en su contra. El 9 de mayo decía a nuestros compañeros de Málaga Hoy: «Que mi familia esté contenta, me importa más a día de hoy que jugar en un equipo de Euroliga, o que te den más dinero en otro lado». El 2 de julio escribió un tuit: «Me ha costado encontrarlo, pero aún recordaba cuando mi tío Juanjo me regaló este peto de Unicaja de Garbajosa cuando era un niño. Que vueltas tan bonitas da la vida». Y un corazón verde...

Menos de 10 días después comunicaba a Ibon Navarro que el Barça iba a pagar su cláusula de rescisión y se marchaba. Brizuela tiene todo mi respeto por su carrera en el Unicaja y nunca le criticaré, ni creo que merezca ser criticado por irse al Barça en este momento, pero los jugadores tienen que entender que, con ciertas declaraciones, voluntarias, a las que nadie les obliga y con las que ganan mucho cariño generan expectativas que pueden defraudar a mucha gente. Y que conllevan un peaje emocional muy grande entre los aficionados que sacrifican muchas cosas por pagar su abono de temporada.

Estamos poniendo muy barato el amor a unos colores y luego nos llevamos demasiadas desilusiones. Todavía alucino cuando en las presentaciones de los jugadores de fútbol se les pide el primer día que besen el escudo y si no lo hacen se les critica. Alucino cuando un jugador marca un gol o anota un triple decisivo ante un exequipo suyo y no lo celebra por respeto a su antiguo club. Y yo me pregunto, ¿dónde está el respeto al club que te paga en ese momento?

Aunque no nos guste esto es un negocio, un negocio que se mueve con los sentimientos de miles de aficionados, pero un negocio. Y muchas afirmaciones, que no dudo que sean sinceras cuando se hacen, hay que cogerlas con pinzas. Por eso no se retiran las camisetas de los jugadores hasta que han pasado algunos años de su retirada y algunas ciudades no dan nombres de calles a personas públicas hasta que no han pasado decenas de años de su muerte.

El Unicaja no se ha quedado quieto. El equipo se había quedado con casi 13 puntos menos por partido, sin un cupo nacional, sin un hombre básico en la gestión de grupo de Ibon Navarro y con más de un millón de euros en el banco, nunca mejor dicho. Parecía un drama, pero no lo es.

El club reaccionó rápido y salvo giro radical de los acontecimientos, hoy mismo se anunciará el fichaje de Kameron Taylor, hasta ahora jugador del Girona. Un escolta americano, sin pasaporte, con mucho físico, con defensa, que ayuda también en el rebote y que tiene facilidad para anotar. No será fácil hacer olvidar a Brizuela, pero Taylor lo intentará.

Brizuela

Brizuela es una baja muy importante pero no me parece que sea definitiva si finalmente se hace de una vez la renovación de Tyson Carter / M. Pozo (ACB PHOTOS)

Por cierto, la afición del Unicaja ha demostrado a lo largo de los años ser una de las mejores del mundo y creo que daría una gran lección, una más, al mundo del baloncesto si la primera vez que Brizuela visite el Carpena con la camiseta culé le recibe como se merece, con una gran ovación. Superado el luto de la perdida, creo que se debe reconocer a Brizuela su entrega al equipo, incluso en sus peores momentos personales. Buen verano y andar por la sombra.

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