Viento fresco

Juguetes Carrión

Le van clausurando a uno la ciudad de entonces. La que fue

Juguetes Carrión

Juguetes Carrión / Jose María de Loma

Jose María de Loma

Jose María de Loma

Juguetes Carrión de calle Mármoles cierra. Le van clausurando a uno la ciudad que fue, así, lenta pero inexorablemente. Abrió en 1962 y aunque mis padres eran más de llevarme al de calle Nueva, conservo aún recuerdos de la niñez mirando ese escaparate, que ahora muchos días mira mi hijo.

«Llevamos años perdiendo dinero», dicen sus responsables. Qué clase de sociedad es esta en la que vender juguetes no es rentable. Una sociedad en la que los chavales prefieren las pantallas y en la que, en muchísimas casas no hay chavales. La natalidad es bajísima. Eso por no hablar de la venta online.

Carrión pertenece a nuestras entretelas y sueños, a nuestros anhelos, papá vamos a Carrión. A esas tardes de sábado llenas de expectativas y excursión al Centro para merendar y ver escaparates. A esas Navidades de antes, a esas vísperas de Reyes.

Tal vez lleno de tristeza haya en algún cajón perdido un Click de Famobil, un coche teledirigido o un Madelman que adquirí en Carrión y con el que viví inolvidables aventuras. No sabemos quién ocupará el local pero la ciudad va decantándose por el lado de las clínicas dentales, los bares modernos o los pisos turísticos. Por fortuna quedan otros tiendas Carrión en Málaga, aunque lo de Mármoles no presagia nada bueno.

Aquí estuvo Carrión, diremos dentro de poco. Igual que decimos aquí estuvo el bar El Racimo, muy cerca, o aquí hubo una perfumería o una sastrería o la redacción de un periódico. O un banco, que no es un lugar al que uno le tenga cariño pero que hace el apaño si tenemos que sacar dinero o hacer una gestión. Pero ahora cierran las sucursales y nos obligan a hacerlo todo por internet. Cualquier día viviremos todos en internet y se acabará el problema de la vivienda.

A veces llamamos progreso a lo que no lo es igual que designamos como juguetes a los que no lo son. A nuestra memoria se le acumula el trabajo. A veces tratan nuestra nostalgia como si fuera su juguete.